Como todo sanducero ansiaba el comienzo de la Semana de la Cerveza, fiesta que celebra Paysandú hace 47 años. Es todo un acontecimiento para nuestra ciudad y además significa una fuente importante de atracción de turistas.
Los niños disfrutan de los juegos y espectáculos infantiles, los jóvenes de reuniones con amigos y recitales, acompañados de una cerveza fría. Los adultos, por su parte, prefieren paseos en familia, recorriendo stands, comprando algún que otro recuerdo o artesanía y disfrutando de una cena o show.
Al llegar al predio, se observaba una interminable fila  de personas ansiosas por ingresar, ¿acaso había un premio para el que entrara primero? Sin quererlo estaba sumergida en esa masa de personas que se desplazaba en un mismo sentido. Se visualizaban los artesanos, sobre la puerta de entrada al predio ferial, sentados en el piso, con sus artesanías sobre una lona; nadie quería perderse la oportunidad de formar parte de la fiesta.
Una vez cruzada la entrada, la masa se dispersaba para recorrer el lugar. Puestos de ropa, juguetes, bijouterie, venta de mascotas, de plantas, una gran variedad para complacer a todos los gustos. Las personas caminaban lentamente, se detenían en cada uno de los stands para mirar, tocar, preguntar y algunos para comprar.
A lo lejos se oían los gritos y risas de adrenalina y alegría de los niños que se encontraban en el parque de juegos. Las luces de colores iluminaban  la noche, así como las risas de un grupo de niños  que disfrutaban de un show de títeres.
Antes de llegar a la plaza de comidas, dos grandes carpas de artesanías llamaban la atención y sobre todo resultaban atractivas para los turistas. Se percibía en todo el lugar la mezcla de idiomas y entonaciones de las personas. Cada uno de los puestos de comida y cerveza estaban repletos de gente que disfrutaba de charlas y risas  hasta que llegara el momento de ingresar al anfiteatro para apreciar el espectáculo musical. Ese viernes 6 de abril, noche de rock: “Vilma Palma”  y “La Vela Puerca”.
El momento más esperado. Gran cantidad de personas, en su mayoría jóvenes, hacían fila para ingresar al anfiteatro, intentando encontrar el mejor lugar posible para ubicarse entre la multitud. Cuando se escucha la voz del Licenciado Orlando Petinatti, presentador y animador del show, todos dejaron lo que estaban haciendo para entrar corriendo al lugar. Era una noche que prometía ser perfecta. Impresionaba ver al Anfiteatro del Río Uruguay (el más grande de nuestro país, con capacidad para 20.000 mil personas) casi repleto.
Cuando empezó a tocar el grupo argentino “Vilma Palma”, el público estalló en euforia. Sin embargo, esto no se prolongó durante toda la noche. A medida que transcurría el tiempo, los gritos y la emoción iban decayendo, al punto que llegando al final de su show, el cantante del grupo, Mario “el pájaro” Gómez,  tuvo que pedir los aplausos. Gómez en un momento gritó: “¡vamos chicos, aplausos! ¿Qué les pasa?”.
Una vez finalizado el espectáculo de “Vilma Palma”, apareció nuevamente el presentador sobre el escenario. Faltaban minutos para el comienzo de “La Vela Puerca”, el grupo más esperado. Daba la sensación de que la noche iba a “explotar”. Se presentó la banda en el escenario y volvió la euforia al anfiteatro. Las personas de pie sobre los bancos coreaban: “¡vamos ‘La Vela’, vamos ‘La Vela’ de mi corazón!”. Pero a medida que las canciones iban pasando, la gente tomaba asiento, conversaba con el de al lado y de la mitad del show hacia delante, muchos comenzaron a retirarse del anfiteatro. Se notó la ausencia de las canciones más populares, las que todos conocen. “La  Vela” se centró en presentar su nuevo disco “Piel y hueso”, con canciones que la mayoría del público no conocía, lo que provocó que los espectadores fueran perdiendo el interés.
Si bien ambos grupos brindaron un buen show, les falto “algo”, ese “algo” que llegara al público y los hiciera saltar y gritar. Ese clima que se genera habitualmente en cualquier concierto de rock. Una noche para la Semana de la Cerveza que no fue tan explosiva como prometía ser.

Lucía Campanella

 

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