Varios son los males que ponen en riesgo la vida de las mujeres en la actualidad, pero existe uno, silencioso y letal, del que no todas somos conscientes. Se hospeda en nuestro cuerpo, no avisa y puede dejarnos secuelas irreversibles o causarnos la muerte. El cáncer de seno es considerado la segunda causa de muerte de mujeres en el país y se lucha para prevenirlo y combatirlo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya que cada día se diagnostican cinco nuevos casos de cáncer de mama en Uruguay; además, es la segunda causa de muerte en el país y en América Latina. El presidente de la Sociedad Uruguaya de Oncología, Luis Ubillos, dijo a SdR que una de cada cinco uruguayas desarrolla la enfermedad. En el año se detectan aproximadamente 1.800 casos y de esos, 600 derivan en la muerte. Uruguay tiene el mismo perfil epidemiológico que Estados Unidos y países desarrollados de Europa. Ubillos recalcó que son más los casos de pacientes curadas que en los que la enfermedad no se puede revertir. “Diagnosticados a tiempo, tenemos grandes chances de curar a los pacientes y es a eso a lo que hay que apostar”, sostuvo el médico. El cáncer de mama afecta principalmente a las mujeres mayores de 50 años, pero no se descarta que pueda presentarse en los hombres.

Mantener una dieta balanceada, hacer actividad física y llevar un estilo de vida saludable son hábitos que pueden prevenir la enfermedad. Pero existen otros factores que no se pueden modificar, los que son de orden biológico. El primero es el solo hecho de ser mujer, pero también incide la edad de la primera menstruación y la de la menopausia. “Cuanto más joven es la mujer o más tardía la menopausia, más aumenta el riesgo”, señaló el especialista.

Es común que las personas piensen que este tipo de cáncer es hereditario, pero Ubillos explicó que solo el 5 por ciento de los casos se determina por herencia, el gen BRCA 1 y 2 es el que afecta a ese porcentaje de la población. El resto de los casos (95 por ciento) son denominados “esporádicos”. A su vez, en estos se puede ver que “hay un poco más de riesgo en aquellas pacientes que tienen familiar de primer grado que tuvo cáncer, por ejemplo, una madre con cáncer de seno incrementa el riesgo”.

Silvia Gotta, de 76 años, fue paciente de Ubillos, padeció la enfermedad en el año 2014 y, luego de exámenes, se sometió a una intervención quirúrgica en la que le amputaron una mama. En 2014, Silvia presentía que tenía algo en su seno pero no le prestó atención. “Yo tenía una afectación en el pezón pero no le di bola”. Un día sintió un dolor en el cuerpo y se imaginó lo peor. “Me dije: ‘es una metástasis’. Ese mismo día fui y consulté”, expresó. Luego de la operación tuvo que realizar un año de quimioterapia vía oral y otro año fue tratada a base de inyectables.

En la actualidad existen varios “tipos moleculares” de cáncer de mama, indicó Ubillos. Todos ellos se comportan de manera diferente y “tienen un pronóstico, una evolución y un tratamiento distinto”. Uruguay ofrece “tratamientos innovadores con medicación costosa que realmente son de muy alto impacto y logran la curación de los pacientes”, explicó. Además, el sistema de salud uruguayo cubre los costos de casi todos los tratamientos.

Consultado sobre las terapias alternativas, a los que muchas usuarias apelan antes de la administración de químicos, el médico comentó que no existe “suficiente evidencia científica” que sustente que logran curar la enfermedad. “El hecho de que sean de productos naturales no quiere decir que sean efectivos, ni siquiera inocuos, por lo tanto yo no me opongo a que las pacientes lo reciban por creencias particulares, pero no fomento su utilización”.

La mejor manera de prevenir el cáncer de seno es realizarse autoexámenes, mamografías en los casos sugeridos por el médico y mantener un estilo de vida saludable.

Carla Olivera

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