Marcha por 18 de Julio. Foto: Jonathann Bentancor



La avenida 18 de julio se colmó de mujeres que una vez más, como cada 3 de junio, salen a las calles a marchar por ellas y por las que no están más, por aquellas que fueron asesinadas, las encerradas, las desaparecidas y las secuestradas por las redes de trata y prostitución.
La hora pactada de la convocatoria eran las 14 horas, para luego a las 15 marchar desde el callejón de la Universidad de la República hasta la Plaza de los Treinta y Tres a unas pocas cuadras. Tanto en las escaleras de la facultad como en las paredes, decenas de papeles pegados con el hashtag #NOSPASAENLAUDELAR reflejaban lo que a diario viven las mujeres dentro de los centros educativos. “El profesor les explicaba solo a hombres. A mí por ser mujer no me explicó nada. Estas cosas pasan y tienen nombre y apellido”, se leía en uno. Otra hoja contaba; “Un profesor me invitó a salir diciéndome ‘tomamos un café y si pinta nos vamos a un lugar privado’. Si manteníamos relaciones a cambio aprobaba el examen con 9, esa fue su oferta”. Así o más severos y agraviantes eran los relatos. Cada historia en esas hojas hizo detener por varios minutos a los transeúntes, que leían con atención y asombro.
Unos metros más adelante aparecían los diferentes colectivos que participan en estas concentraciones: Taller por la Liberación de la Mujer Célica Gómez, la Coordinadora de Feminismos en Uruguay, Minervas, Encuentro Feministas Diversas, entre otros. Cada uno con sus pancartas, sus remeras, algunas con parlantes, otras con bombos y sus diferentes formas para hacerse oír. Pero todas a la calle, marchando juntas para que todos sepan que están unidas, soportando el frío de la tarde y suplicando que no llueva.
En medio de las preparaciones, Anhela, integrante del taller Célica Gómez, habló con SdR y recordó que es un día en que “todas las mujeres a nivel internacional salen a la calle recordando el `ni una menos’, se encuentran todas juntas para hacer visible una vez más algo que es problema a nivel mundial”
Estamos en junio y en nuestro país ya van 23 mujeres asesinadas a mano de sus parejas o sus ex parejas por una cuestión de género. 23 feminicidios. Consideramos que el principal responsable es el gobierno. Personas que no están tomando las medidas que se deberían para poder con la situación que atraviesan las mujeres a diario”, resumió la militante. Dijo además que “las tobilleras son ineficaces”: “se ha demostrado que es un mecanismo que no protege a las mujeres, no alcanzan, no hay suficientes. Dentro de este sistema lo que se está haciendo es encerrar y mantener bajo vigilancia a la víctima, cuando en realidad el que debería ser controlado y vigilado debería ser el victimario. La situación que atraviesan todas las mujeres es casi de emergencia nacional y no se está haciendo absolutamente nada”.
Las pancartas y los carteles con los nombres de mujeres asesinadas por hombres comenzaron a elevarse. Las voces de las mujeres a través de los megáfonos tomaban el protagonismo. Tiemblan los machistas, alerta feminista en toda América Latina”, se empezó a escuchar con fuerza mientras empezaron a cortar la calle de manera repentina dejando casi sin reacción a conductores de taxis, ómnibus y autos que circulaban por la principal avenida de la capital.
Avanzaban unos metros y muchas se tiraban al piso para dejar pintada en el suelo la silueta de una mujer y dentro de ella otro cartel: “Tengo 16 años, soy de salto. Desaparezco el 31 de diciembre, me buscan. Me encuentran tres días después en una cañada. Nadie sabía nada, nadie tiene una explicación. Nazarena. NI UNA MUERTE MÁS”.
Siguieron lentamente, algunas caminando, otras  bailando, pero todas unidas cantando “Contra el patriarcado, contra la opresión, contra toda forma de dominación”. Llegaron a la plaza, se abrieron en ronda en el medio de la calle para hacer la clásica fogata de estas marchas. La vocera de Coordinadora de Feminismos del Uruguay, Ivana Silveira, agarró el micrófono para hablar y reclamar por el feminicidio de Lucía, una chica violada y asesinada por su pareja, afirma ella, aunque “la justicia patriarcal” diga lo contrario.
Entre todas comenzaron en coro a leer la proclama, con voz fuerte, haciéndose sentir, abrazadas, con puños cerrados y algunas hasta con los ojos llorosos diciendo ante todos y todas el por qué marchaban. Se cansaron de que las violen, que desaparezcan, que las maten. Se cansaron de la violencia machista y del patriarcado. Se cansaron de andar preguntando ¿dónde están nuestras gurisas? y que nadie les responda.
Por eso salen todos los 8 de marzo, todos los 3 de junio, todos los 25 de noviembre y todas las veces haya un feminicidio. Porque como se denominan ellas, son ‘las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar’ y por eso, si tocan a una, responden todas.
Jonathann Bentancor

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