Un ojo celeste que mira atentamente a América Latina. Así es el logo de la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación (Colpin). Como cada año, la instancia es ideal para discutir sobre las problemáticas que atañen a la profesión. A pesar de que el confinamiento voluntario u obligatorio dificultó la actividad de distintas disciplinas y a que la agenda periodística se vio ocupada por los temas sanitarios, la investigación periodística no detuvo su curso.

“La UNESCO promueve el concepto de periodismo como bien común de la humanidad”, explicó Rosa María González en representación de la UNESCO durante la inauguración en el Teatro Politeama. Aporta en “el empoderamiento de los ciudadanos para que puedan ejercer sus derechos más fundamentales”, defendió, y agregó que su existencia es esencial para las sociedades y por tanto “debe ser promovido y defendido por los Estados”. 

“Estoy convencido de que [el periodismo de investigación] cumple una función fundamental en el sistema democrático”, apreció Edison Lanza, secretario de Relaciones Internacionales de la Intendencia de Canelones. Pero el panorama latinoamericano no acompaña esta percepción: la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación detectó un “retroceso en el acceso a la información” en los últimos dos años, que se hizo patente en el “uso del secreto abusivo por parte de los gobiernos” para denegar información, el “incumplimiento de los plazos de respuesta” en los pedidos de acceso y la creación de leyes que sancionan la difusión de datos “no oficiales”, según presentó la periodista Cristina Zahar en la mañana de la inauguración.

Zahar explicó que las leyes de acceso a la información pública son ignoradas “a menudo”, como es el caso de Brasil, donde se ha negado información de alta relevancia, y de Ecuador, que retrasa el tratamiento del proyecto de ley. Entre las “reformas legales regresivas” para el acceso a la información está incluido Uruguay por la nueva Ley de Urgente Consideración, que le brinda “más potestades al Poder Ejecutivo”, y la Ley de Rendición de Cuentas, que establece “nuevas limitaciones de acceso a información”. En Venezuela, por otra parte, se aprobaron “leyes violatorias a la libertad de expresión” y al acceso a la información pública.

Además, Zahar resaltó una tendencia al autoritarismo en el marco de la pandemia de covid-19: en Brasil aumentó el número de militares en el gobierno y en Venezuela se censuraron voces disidentes. Los gobiernos latinoamericanos optaron por la represión a las protestas: en Chile entre 2019-2020, en Colombia en 2021 y en Perú en 2019. Brasil y Uruguay, en tanto, poseen leyes que criminalizan a los manifestantes, la Ley de Antiterrorismo y la Ley de Urgente Consideración respectivamente.

Por su parte, el periodista Leopoldo Maldonado de Artículo 19 expresó su preocupación por una “violencia estructural” hacia el periodismo que ha sido potenciada a través de las redes sociales. “Esa es la función del periodismo, hacer un escrutinio del poder”, expresó, pero los gobiernos promueven el desprestigio de la profesión cuando posicionan a los periodistas como “enemigos” de los jefes de Estado y como enemigos del pueblo.

Las investigaciones premiadas

El Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación 2021 se entregó el tercer día del evento. Se postularon 251 investigaciones para este año, reducidas a 13 finalistas.

El primer puesto fue para el reportaje “Catálogo de sospechosos, el 83% de los detenidos injustamente por reconocimiento fotográfico en Brasil son negros”, de James Alberti. La investigación fue transmitida por el programa “Fantástico” de TV Globo: el reportaje denunció que el reconocimiento fotográfico de los archivos policiales de sujetos “sospechosos” en Brasil conlleva al encarcelamiento de personas inocentes juzgadas por su color de piel.

El segundo puesto lo obtuvo Ricardo Calderón y el equipo de Noticias Caracol TV de Colombia. El reportaje “La modelo, los rastros del horror” reunió 270 horas de video de la masacre del penal La Modelo, ocurrida la noche del 21 y 22 de marzo de 2020. El rumor de un motín por el descontento de los presos en un momento crítico de la pandemia resultó en la muerte de 24 internos y múltiples heridos.

El tercer lugar lo ganó Marcela Turati y el equipo de Quinto Elemento Lab con el reportaje “Crisis forense”. La investigación denunció el estado de saturación de las morgues mexicanas, la ineficacia del sistema para el reconocimiento de los cuerpos y cómo esto perjudica directamente a la búsqueda de más de 73 mil desaparecidos.

“El premio es una excusa para poder reunir las mejores investigaciones y al buen periodismo”, expresó a Sala de Redacción Edison Lanza. “Es una conferencia de alta calidad, rica por las personalidades que reúne”, sostuvo. La Colpin comenzó el miércoles 1º de diciembre, en un formato “híbrido”: las conferencias fueron presenciales durante las mañanas y transmitidas por redes sociales, mientras que por las tardes, periodistas de toda Latinoamérica se reunieron de forma remota a través de sesiones de Zoom. La conferencia fue organizada por el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), creado en Lima, Perú, en 1993, durante el gobierno autoritario de Alberto Fujimori. Desde entonces, promueve la investigación periodística y la libertad de expresión, así como el acceso a la información pública.

Esta edición contó con el apoyo de la Intendencia de Canelones, la UNESCO, la Open Society Foundation, la embajada del Reino Unido en Uruguay, la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República, la carrera de Comunicación de la Universidad Católica del Uruguay y los medios Búsqueda, La Diaria y Sudestada. Lanza explicó que el mayor desafío fue el “logístico”, pero a pesar del “rompecabezas” que implicó la organización, se mostró contento con los resultados. El Centro Cultural Las Piedras también fue sede de reuniones y en la bodega Varela Zarranz se festejó la cena de premiación.

Corrupción en la mira

El ojo periodístico se mantuvo atento a las acciones de los gobiernos latinoamericanos. Por eso, una de las conferencias impartidas fue titulada “Corrupción gubernamental” y tuvo lugar el segundo día.

“Chavismo Inc: la mega corrupción”, una investigación que acumuló una gran base de datos sobre la magnitud de la corrupción en Venezuela, fue expuesta por la investigadora Sol Lauría. La metodología incluyó el cruce de datos con bases oficiales y comerciales de otros países. Chequeada la información, el siguiente paso fue hacerla circular: se optó por una plataforma online que demostrase el alcance de la corrupción en el país.

Se presentó también la investigación “El presupuesto secreto de Bolsonaro”, que el periodista Breno Pires definió como “el más grande caso de corrupción del gobierno de Jair Bolsonaro”. Las enmiendas parlamentarias son permitidas por la Constitución brasileña, de forma que diputados y senadores presentan propuestas que cambian el destino de los fondos públicos, sin que queden asentados sus nombres. Con estos pagos, Bolsonaro mantiene el apoyo del Congreso.

La periodista Graciela Villasis presentó la investigación “Los sobornos a Martín Vizcarra”, que denunció la corrupción del ex mandatario peruano. Explicó que la investigación se inició en 2019, a través de un documento que establecía la fundación urgente de un hospital. Las sospechas de los periodistas surgieron cuando notaron que la creación del hospital tomó cinco años más de lo planeado, e incluso luego de su inauguración, no funcionaba de manera eficaz. A través de la revisión de los documentos descubrieron “negocios ilícitos” con los que el ex presidente se beneficiaba económicamente. “Aprovechó la pandemia, pensó en él y no en nosotros”, expresó Villasis.

“La corrupción es un asunto muy preocupante en México, ha permeado al gobierno desde hace muchos años”, explicó Raúl Olmos a su turno. Por eso, cuando Andrés Manuel López Obrador garantizó el fin de la corrupción en su promesa de campaña, la investigación “De Peña Nieto a AMLO: la corrupción que no acaba” dio inicio. Se empezaron a seguir muy de cerca los fondos públicos: “descubrimos que la corrupción no solo no se erradicó, sino que incluso se replicaron mecanismos que se venían dando desde años anteriores”.

Los periodistas coincidieron en que la pandemia enlentece los procesos de investigación. Además de adaptarse a la virtualidad, tuvieron que “batallar con la agenda que se imponía”: la de la urgencia pandémica, explicó Lauría.

“El periodismo de investigación no se concentra en los aspectos más informativos, sino que requiere tener periodistas formados y con capacidad”, valoró Lanza, y admitió que muchas veces los medios de comunicación no disponen de esos recursos. Sin embargo, “los periodistas se están dando hoy idea y maña”.

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