A siete kilómetros de la ciudad de Rivera se encuentra el Jockey Club. A través de una portera gigante se abre una pista de carrera arenosa con gateras de color rojo a su alrededor. Las pencas son carreras cortas de caballos que van de 275 a 700 metros, donde cada animal corre por su trillo (senda); esta es la forma más leal de competir para que se eviten choques e invasión de trillos. Las corren caballos de distintas razas como cuarto de milla, purasangre o mestizos (cruzados cuarto de milla con purasangre o purasangre sin pedigrí). En caso de ser una penca de menor calibre, la pueden correr caballos de otras razas como los criollos.

A mano derecha de la portera, por encima de la pista se ven algunas construcciones. Al conjunto de una casa y sus caballerizas se le denomina stud y es el lugar donde se encuentran los equinos que están en entrenamiento para correr, ya sea para pencas o en los hipódromos. Cada criador elige qué caballos tener en su stud dentro de sus posibilidades.

Lejos de la cancha está el Stud Viento Norte de Pedro Berrutti, un criador de caballos de carreras para distancias cortas. Allí cría caballos cuarto de milla de carrera y purasangre dedicados más a la velocidad. También se encarga de hacer “yeguas bases y apéndices”, es decir, la cruza de caballos cuarto de milla con purasangres para sacar justamente corredores de pencas.

“A la hora de elegir un potrillo para que luego vista los colores de un stud, son criados por mi o a veces comprados. Cuando toca ser un potrillo comprado, lo primero que uno mira es el pedigrí, es decir, la sangre que tiene, que la madre y el padre sean productores de caballos ganadores, si es posible clásicos. El pedigrí es fundamental para la elección y en caso de las pencas se busca animales de velocidad, ligeros en pistas cortas. Los cuartos de milla, como dice la palabra, son caballos de una raza que apunta a correr 400 metros. Las distancias entre 400 y 500 metros son las más habituales en este tipo de carreras”, explicó Berrutti a Sala de Redacción.

El Stud Viento Norte se divide en cuatro caballerizas, y en una de ellas reside el caballo de pencas más rápido del país: Good Jumpim MRL. El equino rompió el récord de los 402,33 metros cuando disputó la Copa Challenge Uruguay (el premio anual para los caballos de máxima velocidad del país).  

Este stud está pintado por completo con los colores verde, blanco y rojo al igual que la chaquetilla. “Stud Viento Norte, así se llamaba el stud de mi abuelo, el padre de mi padre, que empezó con el Haras Los Pingos”, cuenta Berrutti. El nombre nace porque la cabaña estaba en el norte del departamento de Rivera. La chaquetilla es verde, tiene una franja en diagonal blanca, las mangas rojas y la gorra amarilla porque “esos colores eran los de la bandera ruralista en ese entonces”, amplia.

Sistema de cuidados

En torno al cuidado de un caballo de carrera se mueven muchas personas con distintas tareas: está el cuidador -también llamado “compositor”-, el entrenador, el veterinario, el peón y el jockey, que es quien monta el caballo y cobra mucha importancia el día mismo de la carrera. “Uno le paga a un entrenador y ese entrenador cobra una pensión mensual en la que está incluida la ración, la cama, el vareo (ejercicio con el caballo) y el cuidado” del animal, explica Berrutti.

Foto: Frontera Turf

El cuidador es el que está día a día con el caballo, marca su entrenamiento y es el que el día de la carrera deja al equino en su plenitud, es decir, en perfectas condiciones de entrenamiento y sanidad. Una pensión para una penca tiene precios muy relativos: para las carreras en Maroñas hay un precio fijo establecido y similar entre la mayoría de los cuidadores. Sin embargo, cuidar a un caballo para una penca gira en torno a los $12.000 o $13.000 por mes por cada animal. 

Carlos Camargo es el dueño de “Frontera Turf”, una página con más de 33 mil seguidores que informa sobre las carreras de caballos de casi el cien por ciento de la actividad en la frontera y en el departamento de Rivera. Camargo se encarga de la redacción y edición del sitio junto a dos amigos que se ocupan de la parte audiovisual: los tres hacen que las pencas en las canchas como el Jockey Club, Santana do Livramento, Rosario y Tacuarembó sean conocidas en todo el país, así como los dos premios de su aniversario.

“Hicimos dos clásicos en nuestro aniversario y uno de ellos quedó bautizado por la gente como el Ramírez de las pencas (el Gran Premio José Pedro Ramírez es el máximo evento del turf en Uruguay y es uno de los más antiguos en la hípica sudamericana): por un lado se corre el Frontera Sprint para caballos veloces -son 400 metros-, y después siempre hacemos el Frontera Classic, que apartamos para los purasangre con el fin de no mezclar las razas. Destinamos un premio para el más veloz y otro para más guapo del año”, explica Camargo a Sala de Redacción. 

“Estos caballos son como un auto que sale en quinta marcha y enseguida ya ponen sexta y se van, corren unos 400 metros a máxima velocidad, a diferencia de los de Maroñas que dejan para poner la sexta marcha al final”, resume. 

Pingos favoritos

Al hablar de los caballos más guapos y más veloces, Camargo cuenta acerca de su Bureau Law, un animal tan querido por su propietario al punto de llevarlo tatuado en su piel. También menciona a quienes “revolucionaron” las pencas: Nole y Velho da Gaita. Estos caballos movieron una multitud de espectadores. Más de cinco mil personas fueron a mirar el “Desafío del Siglo”, en el que Nole salió victorioso y fue denominado popularmente como el rey de la velocidad en el Hipódromo Viera y Benavidez de la ciudad de Mercedes, departamento de Soriano.

Por su lado, Berrutti también habla de cuáles fueron sus mejores caballos. “Elegir los tres mejores que he tenido es muy difícil. Hay caballos que son muy buenos y otros con los cuales generás un vínculo importante, pero si tuviera que elegir podría mencionar en primer lugar a Limbe, que es parte de mi vida. Después a Nole porque fue, quizás, el primer cuarto de milla que me hizo enamorarme de esa raza después de cuidar toda la vida a los pura sangre. Después sin dudas viene Good Jumpim, un caballo que tengo en la actualidad y es recordista en Uruguay”.

Good Jumpim MRL. Foto: Frontera Turf

Berrutti agrega que la mejor historia se la regaló Limbe: “yo tuve una empresa forestal con su nombre y la pude llevar adelante con la plata que gané con él. La empresa se llamaba Limbe S.R.L. Aparte se llamaba así porque mi hijo Juan Pedro, cuando era chiquito, tenía dos amigos imaginarios: uno era Limbe y otro Limbo. Fue un caballo que no se aburría de regalar alegrías y cosas buenas. Fue el primer envión económico que tuve para llegar a lo que tengo hoy y muchas de las cosas que he logrado me las regaló él. Entonces es el caballo que va a estar siempre en mi memoria, como un grande en la historia de mi stud”.

Los domingos en familia

“Las pencas están ligadas a lo tradicional, son las costumbres mismas del interior”, menciona Camargo. Costumbres como el mate a las primeras horas de la mañana, el truco, el asado, las empanadas fritas por la tarde y las charlas sobre historias del campo. Pasado el mediodía, a la hora del almuerzo se juntan todos alrededor de los parrilleros que hay en cada stud para comer el asado típico de todos los domingos. 

A un costado del parrillero del Stud Viento Norte se escucha un grito de flor, seguido de un suspiro. La competitividad de la carrera pasa desapercibida mientras el foco está en la partida de truco, la charla entre amigos y el asado que está a punto de ser servido para todos los que se encuentran ahí. Al igual que en el fútbol, rivales en la cancha y amigos fuera de ella.

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