UNA BOFETADA

Presencia abrumadora de jóvenes. Foto: Santiago Mazzarovich.

La explanada de la Universidad se vistió de colores, un camión con altoparlantes contagia alegría a los participantes de la marcha y sobre todo a jóvenes que de a poco se arriman con remeras, vinchas, carteles, pasacalles y colibríes. Todos sostienen varias consignas con un mensaje claro: No a la baja.
Mientras la cumbia suena de fondo, se dispone un cartel con la leyenda de “Uruguay no baja”; los presentes se posicionan detrás para caminar a paso lento y, con movimientos leves de cadera y cabeza para acompañar el ritmo, empiezan a marchar por 18 de Julio hacia la Plaza Independencia.
La causa desconoce diferencias partidarias. Una bandera con una franja celeste y otra blanca que dice “Blancos, no a la baja” resalta entre las otras, mientras que unos folletos atacan directamente contra los promotores del plebiscito que se vota el 26 de octubre con un contundente “no a la propuesta de Lacaberry”.
La marcha sigue y se empiezan a escuchar los cánticos. Algunas personas se frenan unos segundos en la puerta de una sede del Partido Colorado pero solo surgen algunas acusaciones verbales y siguen. Mientras tanto, varios personajes públicos como el ex ministro de trabajo, Eduardo Brenta, y el ministro de economía, Mario Vergara, se suman al grupo.
Está atardeciendo y la marcha se acerca a la Plaza Independencia, ahora la música cambia por un afiebrado Juventud, divino tesoro de la banda argentina SUMO. Los jóvenes llegan saltando, los mayores sonriendo y los niños jugando. Todos están contentos y se contagia la alegría. En el escenario bajo la estatua de Artigas espera Pa´ entrar en calor, pero los músicos son atropellados por los fotógrafos que se suben para poder encuadrar al mar de personas que se ve por lo menos hasta la Plaza Cagancha. Y desde ese momento, entre los organizadores se maneja la cifra de 50. 000 personas presentes.
La fiesta sigue porque la alegría es el compromiso con el otro. Llega una comparsa de tambores que aglomera a todos al costado del Palacio Salvo. En la plaza dos jóvenes realizan pruebas con fuego, y los carteles de “no pisar el pasto” no son respetados por nadie porque todos se ubican para charlar, escuchar el discurso o a las bandas.
Fabiana Goyeneche y Federico Barreto, integrantes de la Comisión No a la Baja, suben al estrado. Su discurso es por la inclusión social y para incentivar a no apoyar un proyecto que calificaron como correspondiente con la faceta más conservadora del país. Para que no se baje el ánimo ante la preocupación de una votación que depende de más de dos millones y medio de votantes, los discursos se finalizaron con fuegos artificiales.
La presencia masiva, los eslóganes y la energía de los que marcharon demuestran confianza en que la votación en el día del plebiscito no sea una muestra de retroceso y falta de empatía. No obstante, aunque se haya bailado y cantado, los festejos se hacen con resultados a la vista, y más cuando los que se conocen indican que crece la aceptación de la reforma. En el caso de que no se apruebe el plebiscito es imprescindible festejar, porque sería una bofetada a la elite política tradicional que quiere someter a penas duras a quienes castigaron con desidia e indiferencia desde que nacieron.
Sebastián Bustamante
 

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