“METERSE CON LOS ADOLESCENTES ES UNA PAPA”

Luis Purtscher, sociólogo y presidente de CONAPEES. Foto: Douglas Mederos.

A raíz de la constante polémica generada en los medios de comunicación sobre denuncias de explotación sexual infantil, Sala de Redacción entrevistó a Luis Purtscher, sociólogo y presidente del Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial y no Comercial de la Niñez y la Adolescencia (CONAPEES). Dicho comité fue creado en el 2004 por el Parlamento y tiene el objetivo de investigar, difundir y promover políticas que saquen a la luz el tema y adquiera la importancia que según Purtscher aún no tiene.
-¿Por qué hay rachas en las cuales aparece el tema?
-Hay rachas en los medios cuando aparecen casos. Si bien esto favorece el desarrollo del tema porque se lo pone en conocimiento de la sociedad, generalmente el tratamiento es parcial, superficial y, sobretodo, al golpe del caso. Entonces, se pierden otros elementos que están en la esencia del tema porque no es lo que vende. Este es un problema que tiene raíces estructurales, que tiene que ver con las fases y expresiones del capitalismo. Se expresa en la región de maneras diferentes, pero en Uruguay tenemos algunas particularidades. Estamos vinculados al capital tradicional de carácter especulativo, informático y de medios. También al agro y al modelo ISI [Industrialización por Sustitución de Importaciones] que están haciendo su política en el país; esto se expresa con determinados tipos de desarrollo que generalmente colonizan el territorio sin una adecuada prevención o políticas de amortiguación para los impactos que generan. Tenemos el ejemplo de UPM, con su traslado por rutas nacionales de mercadería y dinero, y al país como pasaje de todo ese mercado. Generan movimientos de mano de obra básicamente masculina, de poder adquisitivo medio o alto, y eso genera demanda de servicios sexuales en los lugares donde se enclavan estas industrias. La explotación sexual comercial es un problema creado por la demanda y por la cultura patriarcal machista, que en su estructura fundacional indica que los hombres con determinado poder pueden apropiarse de cualquier otro individuo de la sociedad. Por eso es una pelea tan difícil: por un lado tenemos el crecimiento material de las fuerzas productivas del capitalismo, y por otro lado la pobreza, ejército industrial de reserva en un país cuyos números son positivos. Estos temas no son asumidos como de derechos humanos, lamentablemente.
-¿Sienten que la CONAPEES está sola?
-A lo largo de estos años ha habido compromiso permanente de algunas instituciones y chisporroteo de otras; también están las que nunca han aparecido desde el momento de la creación del Comité.
No tenemos una sola imagen con respecto a las instituciones, pero sí podemos decir que el compromiso es heterogéneo, y el papel en la agenda política de cada una también lo es. Te diría que el INAU, las organizaciones de la sociedad civil y el Ministerio de Turismo han sido la estructura permanente, además del aporte de otras instituciones en determinados momentos. Pero todo tiene que ver con decisiones políticas y a veces la intensidad que tiene en la agenda depende de quién está a la cabeza de las instituciones.
-¿Cuál ha sido el apoyo recibido por parte del Ministerio del Interior?
-Tenemos una delegada que trabaja con nosotros desde hace más de tres años. Es uno de los ministerios que apoya a la CONAPEES y propone actividades pero ya es más complejo al momento de destinar recursos o plantear ideas de formación. De todas formas, ha sido más receptivo que el Poder Judicial (PJ).
-¿Cree que los casos de explotación sexual deberían estar a la altura de otros delitos, como por ejemplo el tráfico de drogas?
-Hay tres delitos que son los que más ganancias generan: el tráfico de drogas, el tráfico de personas y el de armas. Eso a nivel mundial tiene su expresión y en general las redes nacionales en Uruguay trabajan en los tres rumbos. Básicamente el Ministerio del Interior apunta a los delitos contra la propiedad. Pero en el momento de generar políticas estaría bueno ver qué priorizar: si los delitos contra la propiedad o los delitos contra los derechos. Creo que en todo caso irían primero los derechos o estarían a la misma altura pero este es un Estado donde los lineamientos políticos van en sentido del sistema. Pienso que es el momento de conversar en profundidad el papel del Estado frente a estos viejos problemas con nuevas expresiones, o mejor dicho, nuevos problemas.
-Una vez más el Estado queda atrasado en materia de actualización de las leyes…
-Sin duda, los tiempos de la realidad no son los tiempos de la administración pública y es momento de redefinir. No podemos tener los buenos niveles en los indicadores de carácter general, así como los buenos impactos de las políticas públicas, y a su vez no reformar determinados aspectos del Estado que tienen que ver con instituciones creadas para atender problemas del siglo XIX. Hay toda una estructura estatal pensada “elefantísticamente” con grandes instituciones atadas al suelo, cuando hoy lo que caracteriza a la realidad es el movimiento. Si no se buscan nuevas soluciones, ese desfasaje entre el problema y las instituciones para abordarlo va generando una brecha donde unos y otros están cada vez más separados.
-Con respecto a las sentencias: ¿Cuál ha sido el apoyo recibido por el PJ?
-El PJ no es como ninguna institución, no es una unidad. Pero además cuenta con la particularidad de que los actores judiciales, en su carácter de poder independiente ,tienen mucho atraso en lo que son recursos materiales y humanos. Por ejemplo, conviven leyes promulgadas en 1930 con otras muy recientes.
Con respecto a la explotación sexual, depende de quién lo mire dónde va a terminar el cas,o: en un juzgado de paz si es un atentado violento al pudor; en un juzgado común en caso de trata de personas o explotación sexual; o en un juzgado de crimen organizado, si se trata de una red. Tres opciones para un mismo caso es demasiada discrecionalidad.
Lo principal es que el PJ necesita un cambio de cabeza; se ve muchas veces en las sentencias ese sentido de la sociedad machista y patriarcal. Eso implica más formación para los jueces y más recursos, por ejemplo, que víctima y victimario no declaren en un mismo lugar, eso no puede suceder.
-¿Sienten desmotivación cuando suceden casos como el de Javier Moya que quedó en libertad luego de haber sido procesado?
-Para nada, estos casos nos mantienen el corazón caliente. Sería fantástico que no sucediera, pero va a seguir pasando. Mientras haya capitalismo va a haber clases vulnerables y explotación. Mientras haya una cultura patriarcal va a haber un mercado para el sexo y hombres dispuestos a pagar para mantener relaciones sexuales con niñas, niños y adolescentes. El problema va a seguir y es utópico el nombre del Comité, pero sí tenemos el compromiso de combatir el problema allí donde se exprese y vamos a enfrentar a quien sea.
-Con respecto a las víctimas ¿De qué contextos provienen los niños y niñas explotados?
-De contextos vulnerables. Son más las niñas que los niños, aunque varones también hay; parece haber hasta diferencias de géneros en la posibilidad de salir de los circuitos sexuales. En los hombres es más difícil poder visualizar esta cuestión de la explotación como un continuo. A veces entendiendo más las relaciones: un adulto le paga a un adolescente para mantener relaciones sexuales con él o le compra artículos; el adolescente no se ve explotado, se ve como un vivo que le está sacando plata a un viejo.
O una familia que acepta que un adolescente vaya a vivir con un señor mayor porque le asegura un ingreso a su familia, eso también es explotación. No necesariamente la explotación sexual comercial se evidencia en la forma más normal, en el sexo callejero.
-¿Hay una época del año en la que tengan mayores números?
-En el verano en los departamentos de Maldonado y Rocha. Durante todo el año hay constantes en los espacios donde hay rutas con grandes mercancías, en los enclaves productivos mientras dura el obrador y se da la concentración de miles de operarios. Son condiciones que siempre están atadas a ciertas formas de vulnerabilidad, aunque aclaro que también hemos tenido casos de explotación en clases medias y medias altas.
En la capital aparece bastante subregistrado porque no hemos podido mirar con atención en todos los casos. Partimos de un número de 20 casos denunciados entre 2007 y 2009 y en los últimos dos años andamos por encima de los 70.
-¿A qué creen que se debe ese aumento?
-Pienso que está asociado al crecimiento económico y los movimientos en el territorio. Ha tenido impacto la capacitación de más de mil operadores que hemos realizado en estos años.
-¿Qué apoyo se le da a la víctima de explotación?
-En el INAU se creó un programa específico de atención, pero esa no es nuestra tarea. El Comité tiene la función de crear políticas públicas, generar programas. Hicimos la campaña “No hay excusas”, que paradójicamente el caso Moya parece sacado de ahí. Ahora estamos en la campaña “Deje de colaborar”, alertando sobre los lugares donde se realiza la explotación: en una iglesia o atrás de un puente, mostrando que es invisible porque no la vemos.
Hay dos equipos itinerantes que trabajan en todo el país para ser la primera compañía y protección de la víctima que pasa por una situación jurídica y policial, pero que luego debe volver a su comunidad o a otra para retomar su vida como ciudadano. Si no, el único camino posible es que todos los que hayan sido víctimas terminen como trabajadores sexuales en una especie de camino mecánico: “tu abuela fue puta, tu madre fue puta, vos que fuiste explotada también vas a ser puta”. Nadie lo querría para un ser querido.
-¿Cómo afectaría la baja de la edad de imputabilidad?
-Si yo coloco sobre los jóvenes una serie de categorías negativas es más fácil después poder explotarlos. “Total, si no estudian, son drogadictos, no tienen valores, no trabajan…”, estoy creando una especie de subclase, una serie de sujetos que no tendrían derecho a ser ciudadanos porque cumplen con algunas de esas características. Si yo deposito sobre un área de la sociedad todas características malas, eso alimenta el imaginario y produce realidad. Es una papa meterse con los jóvenes y adolescentes.
-¿Tendría impacto en la explotación?
-Sin dudas.
-¿Cómo consideran el trato que le dan los medios al tema?
-En los últimos casos ha sido un tratamiento correcto, respetuoso y abierto; desde los periodistas primero y luego desde los editores. “Menor se prostituye”, está mal expresado, lo correcto es “menor es prostituída…”. Pero también hemos tenido amarillismo, han puesto la responsabilidad en las víctimas.
-¿El tiempo que le brindan los medios a los casos es el adecuado?
-Nos gustaría que los medios tomaran otro compromiso al momento de sensibilizar, que adoptaran una terminología más acorde a esta defensa de derechos, que hubiera espacio para poder desarrollar en profundidad el tema y no sólo en algunos segundos y atado a algunos casos puntuales. Obviamente preferiría que no hubiera ningún caso para publicar. No quisiera que las víctimas fueran estrellas ni que ocupen un lugar entre los astros de fútbol y las bailarinas de Tinelli, quisiera que el problema se viera y poder asumirlo como propio. Hemos tenido avances pero hay que seguir trabajando.
Douglas Mederos
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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