Becarios del Fondo de Solidaridad. Foto: Facebook del Fondo de Solidaridad.

La Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (FCEA) de la Universidad de la República (Udelar) en convenio con el Fondo de Solidaridad realizó el estudio “Efectos de las becas del Fondo de Solidaridad en las trayectorias estudiantiles de FCEA”, que apuntó a evaluar el rendimiento de estudiantes de la facultad beneficiados por la beca. Los resultados muestran que los becarios que cursan primer año, así como los que cursan el último semestre de la carrera, logran un gran rendimiento, así como también aquellos que, además de estudiar, trabajan.
La investigación fue realizada por el decano de FCEA, Rodrigo Arim, y Santiago Burone, asistente académico del Decanato de FCEA, y estudió el rendimientos de estudiantes que cursaron en el período 2012-2016. Los resultados fueron presentados el 15 de mayo.
La motivación principal del estudio fue investigar e identificar cómo los estudiantes de FCEA logran ser incentivados por el sistema de becas para mejorar su desempeño, explicó Arim a SDR. La facultad cuenta con un ingreso mayor a 3.000 estudiantes por año; 300 de ellos reciben por año, en promedio, la beca del Fondo de Solidaridad. Dado que el abandono estudiantil es importante y el sistema universitario trata a los estudiantes como si provinieran del mismo contexto, la FCEA consideró relevante estudiar un instrumento independiente de la facultad pero que influyera en los estudiantes.
Los datos arrojan que al cabo de un año, los estudiantes beneficiados avanzan 25,81% más que los estudiantes promedio, ese es el momento en el que se observa el mayor efecto, consigna el informe. Al cabo de dos años avanzan 8,41% más y luego de tres y cuatro años se observa un efecto positivo, pero no es significativo.
El Fondo de Solidaridad brindó la información (microdatos) de cada becario, así como de estudiantes que la solicitaron pero no la recibieron; para el estudio se utilizaron, también, datos del Sistema de Gestión de Bedelías -que aportó información sobre las actividades de los estudiantes- y de la Dirección General de Planeamiento de la Udelar, que permitió considerar las características socioeconómicas de los estudiantes.
Arim valoró que lo novedoso de este estudio es que, a través del “grupo control” se muestra “la otra parte estudiada” que no fue beneficiada por la beca, dado que la mayoría de los estudios priorizan a la población beneficiada. “Es lo que nos permite construir un análisis de impacto creíble”, señaló. Agregó que se tuvieron en cuenta los “contrafactuales”: es una estimación de lo que le hubiese sucedido a una persona promedio que recibió el beneficio, si no lo hubiera recibido. Esta estimación fue posible gracias a una estrategia llamada “Propensity score matching, que busca características similares dentro de la población que recibió la beca y de la que no la recibió.
Se estudiaron tres grupos: uno de toda la población estudiantil de la FCEA, otro con los estudiantes beneficiados y otro con estudiantes que se postularon para recibir la beca pero que no la obtuvieron.
Lo interesante de todo esto es que muestra un impacto importante, el sistema de becas parece ser un acicate relevante para que el estudiante continúe y avance en la carrera”, expresó Arim, y detalló que los becarios obtuvieron más de 40% de créditos más que los que no fueron becados.
Agregó que el impacto es aún mayor en aquellos que ingresan a la carrera universitaria teniendo un trabajo. Le brinda seguridad y tranquilidad al estudiante.
El decano considera que el monto otorgado por el Fondo de Solidaridad es un incentivo correcto para continuar en la carrera, le quita inseguridades al estudiante y lo ayuda a sustentarse económicamente.
Así mismo explicó, que el sistema de becas tiene como condición sostener el rendimiento estudiantil; si el estudiante no cumple con un número de créditos aprobados, no se le renueva.
Negociación
El Fondo de Solidaridad y FCEA trabajaron durante dos años para llegar a la autorización legal del estudio. Se necesitaba un protocolo para el intercambio de información que asegurara la privacidad de la información, “que le brinde tranquilidad y transparencia al sistema pero que a su vez nos habilite intercambiar información”, dijo Arim.
Aseguró que en Uruguay cuesta compartir información, porque al principio las instituciones tienen la primera reacción de negarse, incluso en la propia Udelar. “Hace unos años atrás no podíamos acceder ni siquiera a saber cómo les iba a nuestros estudiantes; es un registro centralizado el que está en la universidad pública”, expresó.
El tema central es la política de preservar la información. “Hay que tener cuidados, creo que es muy sano tenerlos, pero es una injusticia que no utilicemos los registros administrativos para lo que nos interesa a nosotros, poder mejorar políticas públicas”, agregó. Además, dijo que toda la información que estaba en formato papel de hace 20 o 30 años hoy está informatizada, por lo que hay un amplio abanico de estadísticas.
Expandir la evaluación
El decano aseguró que tras la presentación del estudio, el rector de la Udelar Roberto Markarian halló conveniente ampliar el acuerdo para aplicarlo en otras áreas de la universidad. “Para la facultad sería lo más sencillo hacerlo con el área social, compartimos una mesa de trabajo y tenemos un equipo que trabaja el rendimiento estudiantil en toda el área”, expresó.
Afirmó que actualmente se estudia el rendimiento de estudiantes de Tacuarembó y Maldonado que cursan la carrera de Tecnólogo en Administración y Contabilidad, la cual equivale a dos años y medio a Contador Público. Se comparan los rendimientos en el interior junto con los de Montevideo.
No sé cuál van a ser la velocidad de estas cosas, pero yo creo que vinieron para quedarse”, expresó. Consultado sobre la posibilidad de realizar estudios del impacto de las becas de transporte y comedor que brinda el Servicio Central de Bienestar Universitario de la Udelar, Arim coincidió en que se deben evaluar pero manifestó que por razones administrativas no están en condiciones de compartir información con Bienestar Universitario.
Son las cosas que tenemos que hacer, la universidad se debe evaluar estas cosas”, remarcó. Si bien las evaluaciones aportan información y ayudan a mejorar políticas institucionales, no son los únicos medios para hacerlo, expresó, y criticó que “la propia universidad” que tiene instituciones como la FCEA y otros servicios que forman en evaluación “a veces nos evaluamos pocos a nosotros mismos”.
Leticia Rizzo

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