Grupo de circo La Sonatina. Foto: Municipio C.

La alegría y el clima festivo fueron los protagonistas de una tarde gris. Los vecinos del barrio Aires Puros se mostraron expectantes por el comienzo del espectáculo por el que concurrieron hasta el Centro Cultural Paso de las Duranas.

Allí, el 25 de setiembre, se dio cierre al Festival Internacional de Circo, organizado por el grupo El Picadero, una asociación de artistas, técnicos y gestores dedicada al desarrollo y promoción del circo.

En el escenario Pablo Estramín, un predio recuperado por los vecinos del lugar, se presentó el grupo La Sonatina, de Córdoba (Argentina), para realizar su espectáculo “Circo Da Vinci”.

Pero la presencia de los payasos integrantes del grupo se hizo esperar. Previo a su salida al escenario, dos payasos integrantes de El Picadero animaron la tarde con chistes, acrobacias y mucha interacción con el público. Cuando uno de los payasos se acercó, muchos trataban de esconderse o mirar para otro lado como para no querer ser vistos; otros parecían animarse a la interacción. De hecho, Joaquín, uno de los espectadores, subió al escenario para formar parte del acto con los payasos. Las risas del público no se hicieron esperar y el intercambio con el miembro de la audiencia se transformó en uno de los momentos más divertidos de lo que iba de la jornada.

A lo largo de la tarde las nubes grises eran cada vez más amenazantes. Aunque, “el show debía continuar”, y así fue. Los integrantes de La Sonatina salieron a escena a brindar un espectáculo lleno de humor, destreza musical y risas.

Grupo de circo La Sonatina. Foto: Municipio C.

Cinco payasos subieron a las tablas para realizar varios actos de humor, mantenidos por un hilo un conductor: un director de circo ciego que montó un gran espectáculo en su imaginación. Las rutinas estuvieron acompañadas por la participación de instrumentos de viento y percusión, sumados a algunos elementos de escenografía.

El público, conformado por personas de todas las edades, por momentos reía a carcajadas y por otros miraba atentamente la función. Abuelos con sus nietos, padres con sus hijos, jóvenes parejas e infantes recién salidos del jardín, les daban un diverso panorama de color a la gris tarde.

A medida que pasaban las horas se veían con más frecuencia niños que se impacientaban y posiblemente aburrían por no terminar de comprender del todo la función, eso los llevaba a caminar entre la gente y a saltar en los asientos. De vez en cuando, alguna persona del público se inquietaba con la ansiedad de los niños, mientras otros, simplemente, reían con las piruetas.
Si bien en ocasiones cayeron algunas gotas que alejaron del lugar a varios espectadores, la mayoría del público se mantuvo firme hasta que la obra finalizó con aplausos y un mutuo agradecimiento por el momento vivido.

Para despedirse, los payasos caminaron entre el público junto con sus instrumentos mientras la gente los aplaudía e inclusive algunos, bajo los paraguas, seguían emocionados sin ganas de que el espectáculo llegara a su fin.

En diálogo con Sala de Redacción, Gabriel Rousserie, fotógrafo y organizador del evento, expresó que esta presentación de La Sonatina decidió hacerse como una extensión del Festival Internacional de Circo, ya que el mismo se realizó desde el 13 al 21 de setiembre en lugares como el Jardín Botánico, el Liceo 71 y diferentes salas de teatro de la capital.

El acercamiento con la gente fue uno de los motivadores del festival. “Uno de los objetivos fue acercar formas de cultura que no son tan accesibles a todos los públicos, tanto al que habitualmente accede a artes escénicas en general, como a gente que no tiene acceso a las mismas”.

Uno de los integrantes de La Sonatina, Guillermo Goffré, mientras terminaba de desarmar la escenografía y ya con una fuerte lluvia de fondo, manifestó su alegría por el recibimiento del público uruguayo. “Fue hermoso para nosotros venir desde Córdoba, salir de viaje. Esta vez vinimos la mitad porque nosotros somos nueve integrantes, pero la verdad que nos recibieron muy bien en todos lados”. Además, se encargó de destacar las particularidades del show que brindan. “Planteamos un circo que nunca existe, se desarrolla en la cabeza de un ciego que es el maestro de una banda de locos a los que les hace creer mediante engaños que ese circo existe. Somos básicamente clowns (payasos) músicos”.

El Festival Internacional de Circo, que se desarrolló por primera vez en nuestro país con espectáculos nacionales y extranjeros, tuvo su cierre con el mejor recibimiento del público uruguayo. Como si estuviese controlado, tras la finalización del espectáculo, la lluvia azotó con fuerza y dio el cierre de la tarde.

Ana Rodríguez

FacebookTwitter