Carlos Tanco en la FIC. Foto: SdR / Sheila Baptista.

En esta era postmoderna los paradigmas se están replanteando y la comunicación no ha quedado exenta. Algunos valientes se han animado a mezclarla con el humor, haciendo un cocktail que puede resultar delicioso aunque complejo en su abordaje. El Instituto de Comunicación de la Facultad de Información y Comunicación,  convocó a los estudiantes de los Seminarios de Análisis de la Comunicación y Audiovisual para discutir sobre el tema y acercarse un poco más  a este fenómeno.

Carlos Tanco fue el encargado de poner sobre la mesa distintos postulados sobre el humor y su construcción desde su experiencia como comunicador y humorista.  Hace unos años creó un personaje que lo catapultó en los medios de comunicación: Darwin Desbocatti. Un veterano  con  una picante personalidad, que se anima a discutir -sin pelos en la lengua- sobre los sucesos que marcan agenda dentro y fuera del país.  Sus diálogos con el periodista Joel Rosenberg en el programa No Toquen Nada que se emite por Océano FM, para muchos oyentes resultan entretenidos y elocuentes. Otros quizás no toleran su estilo irónico y atrevido y prefieren pasarlo por alto en el dial. Darwin no sólo reina en las mañanas radiales; también se lo puede leer en el semanario Búsqueda y el Portal 180.

Tancó llegó al instituto y al entrar  al  pequeño salón al que fue citado, se encontró con muchos estudiantes ansiosos por conocer al hombre detrás del personaje. A los pocos minutos se apoderó de la atención; un tipo carismático, gracioso,  con una personalidad que por momentos parece torpe y hasta contradictoria.  Entre risas, comenzó a exponer algunos postulados sobre el humor: algunos suyos, haciendo su propia teoría desde lo vivido, y otros ajenos, que considera “estúpidos” como “El humor salvará al mundo” y “es cosa seria”: “ me parece muy pretencioso”, critica.

Uno de los temas tratados, fue lo sucedido con la revista francesa Charlie Hebdo. Una publicación de izquierda, de frecuencia semanal  con características particulares: satírica,cruda, polémica y confrontativa, que aborda temas políticos y religiosos. Debido a su estilo -que pende sobre lo gracioso y lo ofensivo-, ha despertado  polémica y ha sido víctima de algún que otro juicio. Ha sido acusada de provocar a fracciones religiosas,  despertar infinidad de debates sobre la libertad de expresión y ha sufrido varios atentados.  El más grave data de enero de 2015, en su sede de París, en el que dos personas encapuchadas ingresaron a la redacción y asesinaron a doce trabajadores.

Tanco manifestó que no le parecía que Charlie Hebdo tuviera contenido de humor.  Desde su concepción, lo gracioso  no puede tener un fin por detrás que no sea la risa. Su uso tendría que ser la del humor por el simple placer del mismo, – que  también resulta  peligroso y presuntuoso-. Opinó  también que la publicación no le parecía muy relevante de acuerdo al aspecto de lo caricaturesco y gracioso, pero sí una provocación constante. Afirmó que el hecho de querer hacer justicia usando el humor es ingenuo y ostentoso a la vez.

El uso de lo gracioso, el  hacer reír, es algo que también es funcional a cualquier sistema, según el invitado: “Lo cómico nace de la tragedia, de la separación de tiempo y espacio. Alejarse por un momento de la sensibilidad, despersonalizarse”, comentó, “El humor es injusto, absurdo y oportunista”. Entre carcajadas asumió el hecho de que la sensibilidad es selectiva y que para reinos necesitamos “suspender” la sensibilidad o empatía por el otro.

De humor a comunicación

Su forma de comunicar es a través del humor o a priori parecería así. Para Tanco, la forma en que se construye no es dado por el autor, sino por quien  lo recibe, y así reconoce lo que Darwin significa para los oyentes y la interpretación que hacen de su personaje. Otra de las interrogantes emergentes en la charla, tuvo que ver con la construcción de su columna: cuánto sería lo guionado y cuánto lo improvisado,respondiendo que siempre sería de 70 a 30%:  “si no tengo un chiste apelo a humillar a Joel. Si no saben qué poner en la monografía, humillen a Joel”.

Se refirió también a lo que definió como nueva moda “moral” hablando de lo políticamente correcto e incorrecto en el humor: “Los conflictos se producirían  porque, se parte  de la base en que habría valores universales y que la sociedad los tendría negociados”.   Ahí está el error según el humorista. Lo único que considera como ético al momento de hacer reír y desarrollar la profesión es la separación de tiempo-espacio y la honestidad, no caer en congraciarse con el público por efectividad.

Culminando el encuentro y poniendo un poco de pimienta, habló  sobre el rol de los medios de comunicación  e hizo una lectura de la tecnología e Internet. Puso en discusión la agenda, el “poder” de las agencias de noticias y el lugar que juegan las redes sociales. Desde los medios, “no se sabe qué va a pasar”, si la televisión y la radio seguirían en el podio en el futuro.  Contradictoriamente afirmó que las redes sociales lo abruman, “es como estar en una clase de liceo todo el día”. Considera que hoy en día y con la nueva ola electrónica todo sería muy relativo y cuestionable: ¿Qué papel jugarían  las agencias,los profesionales?. El periodista tendría  un mismo alcance o credibilidad de un individuo que “postea” y comenta una noticia desde la computadora de su casa.

El último punto de la charla fue de lo más candente y resultó un buen ida y vuelta entre estudiantes, docentes e invitado. El tema: la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que actualmente está aprobada pero en pausa por las apelaciones de inconstitucionalidad sobre algunos artículos.  “La ley de medios es muy ridícula, es muy escuela de Frankfurt”, criticó el humorista, que reflexiona que dadas las nuevas tecnologías y su imparable alcance sería muy difícil el contralor de lo que se dice y no, por lo que no está de acuerdo que haya una legislación para la regulación del medio.

La charla terminó prometiendo una segunda parte afirmando “uno es lo que hace” y cerró con un “hagan y hagan” .

Sheila Baptista
 

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