Juan Raúl Ferreira. Foto: Presidencia










Juan Raúl Ferreira dará testimonio ante la comisión investigadora sobre espionaje en democracia, donde se centrará en los actos de seguimiento e intimidación que sufrió cuando ejercía como senador del Partido Nacional. El período coincide con el primer gobierno democrático luego de la dictadura, bajo la presidencia de Julio María Sanguinetti. Los diputados oficialistas están considerando citar a los ex presidentes que gobernaron a partir de 1985.
Juan Raúl Ferreira fue citado a declarar ante la comisión investigadora sobre espionaje en democracia de la Cámara de Diputados el lunes 7 de mayo en base a documentos que reúne el “Archivo Berruti”, de inteligencia militar, y documentos oficiales que el propio Ferreira tiene en su poder. La citación se disparó ante los testimonios que el ex legislador dio en otros ámbitos respecto a las prácticas ilegales de inteligencia en tiempos democráticos. La investigación, subraya Ferreira, abarca “períodos, testigos y situaciones cualitativamente distintos”.
En declaraciones a SdR sostuvo que el seguimiento era “minucioso y absurdamente detallista”, ya que los espías llegaban a realizar descripciones de “una parte del auto rota” u otras cuestiones menores. Mientras se desempeñaba como senador, Ferreira denunció ante el presidente de ese momento, Julio María Sanguinetti, que estaba siendo objeto de intimidación. Hugo Medina, ministro de Defensa Nacional de la época, destinó custodia policial al parlamentario, luego de que Ferreira le contara que en tres o cuatro oportunidades logró darse cuenta de que lo estaban siguiendo. Aunque la custodia fue inmediata, Ferreira decidió no recibirla, ya que era confuso “ver un vehículo con personas exhibiendo armas de alto calibre para intimidarme y otro con militares con armas que eran parte de la custodia”.
Sobre este episodio en particular, el ex senador elevará un pedido en la comisión para que se investigue y se logre encontrar documentos que den cuenta de ese episodio de intimidación y hostigamiento. Según relata, esto sucedió en el primer año de su ejercicio como senador, por lo que es “fácil identificar a los informantes“. A Ferreira lo “seguía un espía apodado Agente 4, un funcionario público en democracia que hacía un trabajo dictatorial”. Estos espías e informantes son claramente identificables, según Ferreira: “se identifica quiénes son los personajes, los tengo clarísimos”, pero no dará los nombres “ya que es la policía quien debe hacer la investigación, que cuenta con claros elementos en los expedientes para identificar a los informantes. Uno de los infiltrados me llamaba tres veces por semana y luego de que salió la primera nota en Brecha sobre el tema, dejó de hacerlo”.

Ferreira narra que la descripción de sus seguimientos era al detalle e incluía la hora en la que salía de su casa, por dónde lo hacía, en qué vehículo y con qué matrícula. Luego, a qué dirección se dirigía, cuánto tiempo permanecía, acompañado de qué persona. Las estrategias de inteligencia aplicadas en plena democracia “son algo más que un error jurídico, son una responsabilidad política muy grande”, planteó Ferreira.

Democracia a medias

Era un país que teóricamente estaba en democracia pero que nosotros lo llamábamos de transición y eso no les gustaba mucho”, recordó Ferreira. Para el ex legislador, los expedientes de espionaje ponen en “duda o discusión” la existencia de la democracia en esos años. A partir de las declaraciones de Sanguinetti, quien dijo que no fue informado sobre las prácticas de espionaje en su gobierno, Ferreira aclaró: “No tengo por qué dudar de la palabra de Sanguinetti acerca de su desconocimiento”, pero sostuvo que si en ese período se desconocía el espionaje, entonces “se le dio más prioridad a la toma del gobierno que a la toma del poder. Si Sanguinetti hubiese tenido el poder debería saber que los servicios de inteligencia estaban operando contra la democracia en su propio gobierno”.
Para Ferreira, durante el primer gobierno posdictadura, la democracia sufría fragilidades institucionales y “el poder seguía en manos de quienes lo detentaron durante los anteriores 12 años”, porque, por ejemplo, “Hugo Medina pasó de ser teniente general del Ejército de la dictadura a ser parte del gabinete de Sanguinetti como ministro de Defensa. Esto dice que ese gabinete no era la pureza democrática en persona”.
Comisión andante
En declaraciones a SdR, Gerardo Núñez, presidente de la comisión que investiga los actos de espionaje en democracia, dijo que la citación de Juan Raúl Ferreira “se basa en el archivo Berrutti que estamos analizando en comisión”, de donde se desprende que “había un espía dentro de su organización partidaria”. Respecto a la identificación de los espías, Núñez sostuvo que “los nombres que surjan del archivo hay que verlos con mucho cuidado, para no ensuciar o enchastrar el nombre de alguna persona”. Pero en el caso de que se compruebe la identidad de algún espía, “seguramente se darán a conocer públicamente y se plantearán las denuncias correspondientes”.

El diputado comunista manifestó que el Frente Amplio está evaluando la posibilidad de convocar en el marco de la comisión a todos los ex presidentes que ejercieron luego de la dictadura. A su vez, destacó que se ha recabado información muy significativa, y se refirió particularmente a las declaraciones del ex capitán Héctor Erosa, quien “vivió de manera directa estas acciones de espionaje en plena democracia” y aportó “información de un volumen y dimensión muy grande por el nivel de las acusaciones”. Erosa fue parte del Batallón de Ingenieros de Combate Número 2 en el departamento de Florida a cargo del Coronel Eduardo Ferro, donde, según su testimonio, se destinaron “todos los medios, materiales y económicos para realizar una operación de inteligencia, espionaje, seguimientos, escuchas, invasión de propiedad privada de personalidades políticas, civiles y militares de la época”.

Diego Anchorena

Bordaberry y su lectura de los informes de inteligencia
Cuando era director de la Institución Nacional de Derechos Humanos, Ferreira visitó y se reunió con el presidente Tabaré Vázquez y líderes de los partidos políticos. En la reunión con Pedro Bordaberry, en 2013, el senador le dijo: “Mirtha Guianze tiene que estar presa”, a lo que preguntó si lo decía porque hubiera cometido algún delito. Ante la pregunta, el líder colorado respondió que “no” pero “en base a los informes de inteligencia de la dictadura Guianze miente respecto a si fue subversiva en ese período”.
FacebookTwitter