Foto: Resistance Montevideo


El domingo, el Parque Batlle se movió al ritmo de la música electrónica. El Velódromo de Montevideo fue el lugar elegido por la productora de música electrónica Key Producciones para que por primera vez llegue a Uruguay Resistance, un evento que se realiza por todo el mundo con prestigiosos DJ internacionales. Su tour por latinoamérica comenzó el 5 de octubre en Santiago de Chile, siguió un día después por Santa Cruz, en Bolivia, y por Buenos Aires, en Argentina, para pisar tierras uruguayas el 7 de ese mes.
Es un hecho que la música electrónica llegó a Uruguay para quedarse. Todos los fines de semana se puede encontrar una o más fiestas  en diferentes puntos de Montevideo o Canelones con DJ nacionales e internacionales. Es que si de algo saben las productoras del rubro es que no hay techo al organizar este tipo de actividades en Uruguay. Tienen éxito desde fiestas para mil personas en lugares cerrados hasta eventos de gran magnitud en espacios abiertos como Cocoon, Creamfields, Elrow, y ahora Resistance.
Domingo soleado y de calor primaveral, día ideal para asistir a la fiesta catalogada por muchos como “la fiesta del año”, que empieza a las tres de la tarde. El evento viene de realizarse desde el 17 de julio al 11 de setiembre en Ibiza, donde ganó el premio a la mejor fiesta de la isla.
Las expectativas de los seguidores de la electrónica son muchas. En ello incide la organización, el sonido, el lugar, la iluminación y, sobre todo, los DJ que vendrían para hacer bailar a todos los amantes de este estilo musical, que cada vez son más.
El anuncio de la participación de The king Carl Cox, premiado como mejor DJ internacional de 2018, hizo que las ventas de las entradas se dispararan, al igual que sus precios. En un principio se vendieron entradas sin saber qué DJ estarían presentes, como sucede en todo el mundo. La gente compra el ticket para asegurar su lugar y, en el caso de que luego no les convenza la grilla, las puede revender. La primera tanda de entradas generales para Resistance costaba $1.600 pesos y $2.400 para el campo vip, pero luego pasaron a $2.400 y $3.200, respectivamente. Un evento de tal magnitud implica un gran esfuerzo de las productoras para lograr que reconocidos músicos lleguen a un pequeño país como Uruguay.
Una semana después de haber anunciado la llegada de Cox, Key Producciones redobló la apuesta y confirmó también al dúo alemán Pan Pot, dos DJ con gran reconocimiento a nivel internacional. Después de ese momento solo restaba esperar por el anuncio de los DJ locales y la grilla de horarios de cada artista. Gabriel Gil y DJ Detected, en ese orden, fueron los uruguayos que dieron comienzo a la fiesta.
Allí estaban jóvenes mayores de 18, adultos y hasta una mujer embarazada de 9 meses, cuyo su esposo preguntaba si se habilitarían las gradas del Velódromo para que ella pudiera sentarse. Nadie quería faltar. Muchos de los que al otro día trabajaban abandonaron el lugar antes de la medianoche, pero otros se quedaron hasta la una de la madrugada. La asistencia a la fiesta también incluye una ardua producción de maquillaje y vestuario. Hombres y mujeres van preparados con sus atuendos, peinados, algunos con brillantina en la cara, otros con lentes de sol, peluches y casi todos están surtidos de golosinas.
Transcurso
Cae la tarde, pasaron los primeros DJ y el Velódromo se empieza a colmar, lo que implica la creación de filas en las boleterías distribuídas por todo el lugar para cargar plata en la tarjeta Resistance, con la que luego se podía consumir en las barras, a través de un débito automático del dinero en forma electrónica. Además, hay tres camiones de comida, un puesto Eco Click con la consigna de que cada 10 botellas de agua que se reciclan se entregaba una llena; también hay personal de seguridad y sanidad, ropería y puestos de hidratación. Desde temprano, drogas de todo tipo comenzaron a circular y lo que más se vende en las barras son las botellas de agua bien frías. Mantenerse hidratado es un fundamental para resistir tantas horas de pie entre tanta multitud de gente y calor.
Cox tocaba entre las 19.00 y las 22.00 y comenzó puntual. La euforia se sentía cada vez más. Miles alzaron sus manos con sus celulares al aire para filmar el comienzo del set, otros prefirieron ponerse los lentes, escuchar la música y dejarse llevar. El “hola Montevideo” del DJ no dejó a nadie sentado.
No hay un baile típico para esta música. Las personas mueven pies, manos y cabeza a su estilo, sabiendo que nadie los va a criticar. En rondas de amigos, con parejas o solos, apretados con el resto o un poco alejados de la multitud, pero nadie deja de moverse.
Miles de uruguayos pudieron disfrutar en vivo de las típicas canciones del DJ, que habitualmente se pueden escuchar y ver por Youtube. Su clásico “oh yes, oh yes” se escuchó varias veces y la adrenalina era más intensa. Las horas pasaban y también lo hacían las manos de las personas hacia sus bocas, para consumir alguna que otra droga sintética. Otros optaron por el alcohol, refrescos, cigarrillos o marihuana. Cada uno disfruta a su manera.
También en punto, Cox dió por finalizada su actuación, mientras un mar de personas aplaudía en forma eufórica. Le dio paso a los alemanes, encargados de cerrar la fiesta. Acostumbrados a este tipo de eventos, nunca mostraron sentir presión por continuar con una fiesta de ese nivel. La buena música y la energía de la gente continuó durante tres horas más.
Una vez más, la música electrónica fue testigo de la alegría, la buena onda y el respeto entre todas las personas que habitaron el lugar durante unas horas, en una mezcla brutal de todo tipo de sensaciones. Fueron 10 horas en las que el despliegue musical, los efectos visuales y la iluminación brindaron un espectáculo acorde a lo esperado. La productora, con 12 años en el rubro, no defraudó. Los DJ dieron todo en ese enorme escenario creado para ellos y la gente hizo honor al nombre de la fiesta: resistió hasta el final.
Jonathann Bentancor

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