En 2011, a los 88 años de edad, Fernando Pena le hizo una petición a su nieta Valentina Baracco, cineasta y actual post productora de Masterchef Uruguay: realizar una película sobre la relación entre ellos y sus vivencias. “Me tomó por sorpresa”, contó en diálogo con Sala de Redacción. “Ese soplo”, película que grabó a lo largo de diez años, se convirtió en su primer largometraje como directora y su estreno en Uruguay se llevó a cabo en junio de 2023. 

El nombre de la película se le ocurrió al abuelo de Baracco a raíz de la canción “Volver” de Carlos Gardel, que dice “sentir que es un soplo la vida”. La canción tiene un gran significado para ellos porque la solían cantar juntos cuando viajaban a Piriápolis; con el nombre hacen referencia a lo que es “el soplo de la vida”, que es “fugaz pero permanece”, relató.

“Cuando empezamos a filmar pensé que era una película sobre él, no sobre nosotros”, afirmó Baracco, ya que si bien la petición de su abuelo de realizar la película surge cuando ella se muda luego de vivir 20 años con él, pensaba que iba a tratarse de la niñez del anciano y el transcurso de su vida. La cineasta mencionó que los comienzos de las filmaciones fueron “bastantes arduos”, porque en ese entonces recién se estaba adentrando en el mundo del cine. La primera decisión en cuanto a la dirección fue realizar una película “observacional”, sin guion estipulado y mantener una estructura de filmación “hacia su abuelo”. Todo esto le causó mucha incertidumbre por ser una película sobre un familiar y “tener que confiar, dejarse llevar y tomar decisiones en el momento”.

Al filmar Baracco se dio cuenta de que -a pesar de compartir un vínculo familiar- no conocía muchas costumbres y actitudes de su abuelo, por ejemplo, que pasaba cuarenta minutos haciendo bicicleta. Realizar la película le permitió conocer otras cosas personales, además de que fue “inevitable interactuar con él mientras filmaba”. “Comencé a vislumbrar que la película era sobre el vínculo”, mencionó y explicó que el desafío de ser directora, nieta, personaje y a la vez grabar la llevó a la conclusión de realizar la película con “cámara en mano”, con el objetivo de mostrar que ella se encontraba detrás de la grabación. Sin embargo, en determinadas escenas (como en la mudanza) utilizó un trípode para generar otros escenarios que pudieran aparecer de una manera más amplia. 

Asimismo opinó que trabajar con una persona mayor trae más dificultades ya que es imposible poder conseguir una repetición de la escena, y en caso de lograrlo, pierde lo espontáneo. “Luego de ver a mi abuelo siempre alegre, siempre arriba, siempre bien, pasé al proceso de construcción (de la película), donde acepté sus grises y matices”, contó la directora. Por otra parte, relató lo enriquecedor que fue el trabajo en equipo ya que le permitió obtener distintas miradas, más objetivas, lo que la ayudó a tomar decisiones en cuanto a la dirección. Un ejemplo de esto fue si mostrar o no en el largometraje el fallecimiento de los perros del abuelo de Baracco; en conjunto creyeron que luego de estar en una parte de la película tenían que “permanecer vivos en ella”, por lo que decidieron que no apareciera.

La cineasta contó lo complejo que fue el separar su trabajo de dirección de lo familiar por la cercanía que mantenía con su abuelo, precisamente a la hora de decidir qué momentos incluir en la película. Baracco mencionó un caso donde el abuelo le deja un mensaje en la contestadora luego de una llamada que no atiende, como sucede varias veces en el transcurso de la película, para mostrarle un tema musical que estaba escuchando y le gustaba a su abuela fallecida. El abuelo se emocionó mientras hablaba y Baracco decidió que no era correcto agregar esa escena en la película, porque “si bien en la misma se muestra su vulnerabilidad, eso me pareció que se lo estaba diciendo a la nieta, no a la directora”.

Lo contrario le pasó con una escena en dónde unta crema en la espalda de su abuelo, ya que le pareció importante mostrar al espectador el cuerpo de una persona en su vejez.

“Yo estoy muy feliz con la película como está; creo que es imperfecta porque trata de la vida y la vida es imperfecta”, resumió Baracco y explicó que con frecuencia se cuestiona si debería haberle realizado cambios o agregar más cosas al largometraje. La filmación tuvo una duración de diez años y culminó en 2021, por lo que la reacción de su abuelo fue muy espontánea luego de tanto tiempo, desde la satisfacción que sintió hasta la sorpresa por cosas que le llamaron la atención, como la cantidad de manchas de su espalda. “Estoy hecho un viejo de mierda”, comentó el abuelo en referencia al avance de la vejez y expresó a su nieta su conformidad por haber mostrado “todo” en la película, tanto lo bueno como lo malo: “llegué a pensar que solo iba agregar lo bueno”, concluyó.

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