Un libreto escrito por Keith Huff, el productor de House of Cards, llegó a manos del director uruguayo, Santiago Ventura, y se convirtió en un proyecto híbrido entre teatro y cine. Este texto fue ejecutado como obra de teatro pura en Brooklyn por Daniel Craig y Hugh Jackman y en Buenos Aires por Joaquin Furriel y Rodrigo de la Serna. Sin embargo, llegó al equipo uruguayo con una adaptación en la propuesta. El riesgo tomado y la buena ejecución los lleva a ganar el premio Florencio a mejor espectáculo y mejor dirección en 2022.

Los actores uruguayos, Gastón Torello y Carlos Rompani, son quienes encarnaron en esta nueva versión a este par de amigos en escena, Joey y Denny en el texto original, Gabriel y “el Mudo” en esta interpretación. Ventura le cambió el nombre a los personajes con una importante razón detrás: conectar esta obra con un largometraje que lleva como protagonistas a esta misma dupla de actores.

El director admitió que Carlos Rompani en un principio se veía en el personaje de Gastón, pero decidió cambiarlos. “Me parecía más acertado invertir esos roles, un poco por los arcos de los personajes y porque ya los conozco a ellos y sé hasta dónde puedo llevarlos”, afirmó Ventura. Y agregó: “considero que era mucho más interesante que se diera así, también como un desafío para ellos”. Además acotó que ir a lo seguro, o al estilo en el que el actor se siente más cómodo, no necesariamente es lo que sale mejor.

“Bailando con los peces” es el nombre de la película secuela de “Lluvia constante”, que tendrá a los mismos protagonistas de la obra y en esta ocasión contará con la participación del uruguayo Nicolás Furtado. Si bien los espectadores podrán ver conexiones entre ambas, el guion de este largometraje fue escrito por Santiago Ventura mucho antes de conocer el texto de Huff. “La obra ya es muy cinematográfica y nosotros veníamos también trabajando en el proceso de esta película que es muy similar en muchos aspectos”, mencionó el director. Tanto la obra híbrida como la película son de género policial y comparten el símbolo de la sangre y del agua, además del vínculo entre los personajes. “La relación de los personajes es lo más interesante de la obra, es un vínculo muy de hermanos, de amor, pero por momentos muy agresivo. Funciona perfecto también, porque hacía tres años que veníamos trabajando con los actores y Javier Ventura, que es el director de fotografía en la película y quien opera la cámara y hace las luces en la obra”, mencionó Santiago Ventura.

Al embarcarse en esta aventura, el equipo se encargó de ensayar en “un tiempo récord de dos meses”, pero “justamente porque había un trabajo previo. Entonces fue muy fácil dirigirlos, porque ya venía haciéndolo”. Además, el director uruguayo agregó que tampoco le costó trabajo armar los momentos de cámara porque ya venía filmando a la misma dupla para la película “Bailando con los peces”.

“Lluvia constante” nació con la idea de tener únicamente 10 funciones. Hoy lleva 34 funciones agotadas, que alcanzaron a 2.400 espectadores, y ahora van a conquistar nuevas tierras. Llegaron a Venezuela en el marco del Festival Internacional de Teatro Progresista, seleccionados en un catálogo internacional que se arma en Uruguay y coloca obras para promocionarlas para el exterior. Además, el equipo tiene planificado estrenar en Argentina y Portugal.

El espectador se va a su casa con la sensación de que fue atravesado por la intensidad. Esta obra incentiva los sentidos, y no da momentos de respiro. En este proyecto, los dos personajes, representados por Torello y Rompani, están siempre en escena. Sin embargo, el espectador enloquece cuando ve moverse al camarógrafo: Javier Ventura se acerca a escena con su cámara en mano y despierta la ilusión del público. Por momentos, el espectador ve la actuación a través de una pantalla pero al mismo tiempo observa la realización de esa pieza audiovisual en tiempo real.

Una característica que aumenta el profesionalismo de la confluencia de códigos, y que no fue realizada al azar, es la variación de las voces de los actores al cambiar de registro. En los momentos en que el teatro acapara la sala, se escucha la voz natural de los actores en escena. Sin embargo, cuando se acerca la cámara, las voces de los actores son tomadas en el momento por el micrófono, lo que genera la sensación de estar en un cine. “Más allá de que la materia prima es la misma, es lindo escuchar la voz en su espacialidad. La idea fue que en el momento en que hay teatro puro, se escuche una voz natural y cuando esté la pantalla, la voz salga por los parlantes”, aportó Santiago Ventura.

Frente a estas condicionantes, los actores cambian del registro teatral al cinematográfico como peces en el agua. Al ser captados por la cámara de Javier Ventura, se acentúan las miradas y pasan a primer plano los susurros. Los objetos cobran vida mediante planos detalle que incorporan nuevas escenografías para el ojo del público. Y los actores, Torello y Rompani, disocian perfectamente entre la actuación y el relato sin perder la emoción.

“Un proyecto híbrido entre teatro y cine”, mencionaba la página del teatro, pero esas siete palabras no dimensionan lo que se vive en la sala.

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