Eduardo Galeano. Foto: AFP / PEDRO PARDO

Estamos en plena cultura del envase. El contrato de matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo y la misa más que dios“, dijo Eduardo Galeano, que falleció este lunes 13 de abril como causa de un cáncer de pulmón, por el que había sido internado el viernes en el sanatorio Casmu 2. Su estado ya era preocupante al recibir este 1º de marzo al presidente de Bolivia, Evo Morales, y tener que realizar un esfuerzo excesivo para sostener una conversación con el mandatario.
Eduardo María Germán Hughes Galeano nació en Montevideo el 3 de setiembre de 1940 en el seno de una familia mixta, británica por parte de padre y latina por parte de madre. Alternó oficios en su adolescencia y vendió su primera caricatura a los 14 años. Su labor periodística destacada comenzó como editor en “Marcha” desde 1960, semanario que contaba con colaboradores de la talla de Mario Vargas Llosa, Mario Benedetti, Manuel Maldonado y los hermanos Denis y Roberto Fernández Retamar.
Su primer libro fue “Los días siguientes” (1963), al que siguió “China” (1964). Luego escribiría “Guatemala, país ocupado”, “Reportajes” y “Los fantasmas del día del león y otros relatos”, todos en 1967. Luego llegaría “Su majestad el fútbol” (1968), pero el primer hito de su producción fue en 1971, con “Las venas abiertas de América Latina”, donde realiza un análisis histórico de esta parte del continente con tal repercusión que es llamada con frecuencia “la biblia de Latinoamérica”. De ahí en más, su obra cobra relevancia mundial, pero tras el golpe de Estado en 1973 es encarcelado y obligado a abandonar el país, por lo que se muda a Argentina, donde funda el semanario “Crisis”. Allí también es perseguido por la dictadura del vecino país y viaja a España en 1976.
Su segundo gran éxito llega con la trilogía “Memoria del fuego”, en 1984, donde vuelve a analizar la historia de Latinoamérica. Obtiene nuevamente excelentes críticas y se forja un gran renombre a nivel mundial, pero sobre todo en el sur, donde comienza a ser un referente de la identidad latina.
En 1985 retorna a Uruguay con la vuelta de la democracia y, junto a Mario Benedetti y otros colaboradores de “Marcha”, funda el semanario “Brecha” y forma parte de su consejo asesor.
En 1998, ya desde el pedestal literario que nunca abandonará, escribe “Patas arriba, la escuela del mundo al revés”, donde habla del continente desde la metáfora del mapa de América invertido.

Hoy, su obra es de vital relevancia en la imagen que el mundo tiene de América Latina y la que ésta tiene de sí misma. Por ello, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, significativamente decidió regalarle “Las venas abiertas de América Latina” al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la primera vez que lo visitó. Este hecho, entre otros, construyen su imagen y lo erigen como un baluarte de las letras del sur, junto con Benedetti, Cortázar, Vargas Llosa y otros tantos que dejan más que bien parada a América Latina en el mundo. Por ello, en pleno 2015 y en plena cultura del envase, donde el matrimonio importa más que el amor y la misa más que dios, hoy el muerto importa más que el funeral, en seña del cambio que su obra representa.
Alexis Cedrez

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