A principios del 2018, el Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes (IENBA) inauguró la Licenciatura en Danza Contemporánea, que propone un abordaje de la disciplina desde la complejidad y la diversidad, para formar a profesionales con un perfil integral, diverso y que apunte a la reflexión crítica sobre su práctica. La implementación de la licenciatura dentro de la Universidad de la República (Udelar) contempló un área que no era abarcada por la oferta curricular, dado que Uruguay no contaba con carreras gratuitas de Danza Contemporánea a nivel universitario. De esta forma, se cuestiona el rol del arte y los artistas dentro de ese nivel y, por lo tanto, a la investigación artística en y sobre danza.  

En plena pandemia de covid-19, la licenciatura contará este año con sus primeros egresados, quienes se encuentran en el proceso de elaboración de sus tesis de grado. Los primeros estudiantes en transitar esta carrera formaron parte de un proyecto de ensayo y error, que, aparentemente, concluye de forma exitosa. Los estudiantes demostraron que estos estudios eran necesarios y que representan una gran conquista para el sector artístico y la historia de la formación académica en el país.

Un primer antecedente fue el Plan Piloto de Danza Contemporánea, que en la órbita de la Escuela Universitaria de Música (EUM) y en conjunto con el IENBA concluyó con un grupo de estudiantes que egresaron en 2005. Pero el camino no finalizó ahí. Luego surgió el Grupo de Danza en la Udelar, conformado por personas que sostenían la necesidad de que tal expresión artística tuviera presencia curricular y académica en la Universidad. En 2016, bajo la dirección de Fernando Miranda, el IENBA retomó el proyecto, que concluyó en la apertura de inscripciones para la carrera de Danza Contemporánea a principios de 2018. Según informó a Sala de Redacción Paula Giuria, coordinadora de la actual licenciatura, se inscribieron más de 300 estudiantes en el primer año. 

“Este año egresa nuestra primera generación, está buenísimo, pero fue todo un desafío porque éramos una carrera nueva y en el medio surge la pandemia. Antes de que arrancara la licenciatura calculamos quiénes podían anotarse, teniendo en cuenta el Instituto de Profesores Artigas, [las escuelas de] el Sodre y el bachillerato artístico, pero fuimos ampliamente superadas. Es una carrera de libre ingreso, eso resulta muy desafiante en danza, ya que no hay muchos precedentes de carreras sin prueba de ingreso, por lo general está la idea de que para estudiar danza tenés que saber y ser evaluada previamente”, expresó Giuria. 

Era necesario

Artículos como Estudios de danza en la Universidad, de Diego Carrara, sostienen que las universidades deben expandir, diversificar y profundizar la formación superior en arte, para reconocer que tal acción vuelve más democráticas, críticas, reflexivas y ricas a las condiciones culturales individuales y colectivas de cualquier sociedad. En tal sentido, se afirma que la posibilidad de construir espacios universitarios para la enseñanza, la investigación y la extensión en danza contemporánea en Uruguay eran una necesidad cada vez más evidente a nivel local y regional. 

“Si se ponía una prueba de ingreso condicionaría lo que para nosotros es la danza, ese campo enorme de conocimiento multidisciplinario. Planteamos una carrera de corte investigativo: investigar el movimiento, el cuerpo, las teorías, las intervenciones de la danza y por suerte la experiencia viene siendo muy grata en ese sentido, porque tenemos grupos muy diversos, personas que vienen con conocimientos e intereses muy distintos”, agregó Giuria.

Lucía Naser, profesora grado 3 de la licenciatura, reflexionó sobre la danza, su feminidad y el espíritu romántico que posee, lo que llevó a que muchas veces la expresión artística fuera despreciada. Al respecto, se preguntó qué danzas tienen un lugar central y cuáles son consideradas apropiadas. En suma, habló de una tradición que ve a la danza como expresión complementaria al teatro, que invisibiliza el rol fundamental que tiene. Estas nociones pueden ser abordadas también con el proyecto de la creación de la Facultad de Artes, que pretende agrupar al IENBA, la EUM y la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD), como intento de desarrollar diversas disciplinas por igual.

Para Naser, el proceso de creación de la licenciatura ha sido emocionante, porque ha llevado un proceso de investigación en el que “las cosas que van sucediendo en nuestro entorno van permeando” a lo curricular. Como ejemplo, mencionó a la llegada de la pandemia a los dos años de inaugurada la carrera, cuando se tuvo que “inventar algo nuevo”. “Las personas que en la actualidad se acercan al egreso han ido por lugares diferentes, deseamos acompañar la traducción de estas experiencias presenciales y pandémicas en formación, son otro tipo de intervenciones y saberes que ponen en juego otras coreografías”, reflexionó la docente. 

Victoria Bulmini se encuentra en el último año de la carrera y es parte de la generación que se atrevió al desafío de algo completamente nuevo, y ella misma se denominó un “conejillo de india”. No obstante, dijo a Sala de Redacción que volvería a transitar el mismo camino en la casa de estudios por la cual desarrolló un gran cariño. Bulmini reflexionó sobre su pasaje por la licenciatura y el proceso de elaboración de la tesis y ve una gran evolución: “Desde mi manera de pensar hasta mi formación como persona, no puedo separar la danza de mi vida, no existe una frontera y eso fue algo que la licenciatura me aportó, además de cuestionar todo lo que se le ponga adelante, pero desde un lugar mucho más empático, no dar todo por sentado sin dejar de ponerse en el lugar del otro”. Para la estudiante, estos años de formación le dieron las herramientas para “entender la danza desde otra perspectiva”, además de “criticarla, investigarla y transitarla”.

“Fuimos prueba, error y acierto, y lo considero sumamente histórico para la educación y la danza en Uruguay, es muy lindo ser parte de esta historia y ahora haciendo la tesis me cae un poco la ficha de que estoy culminando la carrera. Mi tesis se llama Cuerpos en frontera, va ligada a las fronteras con Brasil, abordo el impacto cultural, algo que me pasó a mí por ser del interior y enfrentarme a ese combo de cosas nuevas al llegar a Montevideo. Por lo tanto, la idea es cuestionar qué pasa con estos cuerpos y las fusiones culturales”, compartió Bulmini.

Bailar en pandemia

Si bien toda la Udelar pasó a funcionar de modo virtual durante la pandemia, el trabajo de algunas facultades parecía de más difícil adaptación a dicha modalidad. En el caso de Danza Contemporánea costaba imaginar cómo se adaptaría, sin embargo, los docentes lo hicieron posible y los estudiantes dan su mejor entrega a diario. “Cuando recién empezamos con la pandemia las docentes estuvimos como dos semanas pensando qué hacer. Pensábamos: ¡no vamos a poder!, pero luego nos sumergimos tanto que pensamos un montón de cosas nuevas, entre ellas nuevos cursos. Nos dimos cuenta de que los estudiantes podrían seguir avanzando, claramente reestructuramos la carrera y nos reinventamos con los medios digitales, pensamos que podíamos experimentar desde el cuerpo y nos dejamos atravesar por la pandemia. Contamos con estudiantes muy comprometidos y creativos, tienen gran potencial, lo que nos ayudó un monton”, planteó Giuria.

Igualmente, ello no impide extrañar y desear la vuelta a la presencialidad. Según algunas estudiantes, permitiría disfrutar de sus últimos pasos en la casa de estudios antes de transformarse en licenciadas, sin embargo, destacan los mecanismos y herramientas utilizadas por los docentes en la virtualidad. “Una de las principales cosas que extrañamos es ese contacto físico con el otro, un tema que tenemos muy presente, pero las profesoras fueron unas genias, inventaron dinámicas nuevas, hicieron que la pandemia pudiera ser vivenciada de forma más llevadera. No es sencillo pasar a clases virtuales de la nada, en medio a una situación caótica, para así conocer nuestros cuerpos desde nuestras casas, [se da] eso de la mezcla de lo público y lo privado. Más allá de la virtualidad, gracias a las profes y su pedagogía no perdimos el vínculo y la motivación”, compartió Bulmini.

Para Naser, aunque fuera por Zoom, continuar los cursos significaba atravesar la situación crítica de la mejor manera: bailando. “Es muchísimo más que bailar con una computadora de por medio, es un espacio para humanizar la situación. Hubo una naturalización de la continuidad, aunque sostengamos que la presencialidad es fundamental por el tipo de cosas que suceden, pero de repente estuvimos todas prontas”, agregó la docente.

Se acerca un antes y un después en la historia de la danza y la educación en el país, una trayectoria larga que concluye con una carrera que vino para quedarse y que en 2021 contará con sus primeros egresados. 

Giuria insistió en la importancia de posicionar a la danza como un campo de conocimiento y de asumir que la danza posee profesionales excelentes que son parte de este camino. Se trata de un trayecto por el que los estudiantes tendrán un título de la Universidad pública que los docentes no tienen, lo que deja en evidencia una democratización y avance a nivel de la educación uruguaya. “Hasta ahora nadie tiene este título en el país, el mundo de la Universidad es internacional y es una red de producción de conocimiento que tiene lógicas relacionadas a movimientos sociales muy interesantes, con puentes en todo el mundo. La Udelar entra a este campo ahora desde la educación terciaria y pública, no es menor”, concluyó Naser.

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