Imagen tomada de un video subido en las redes sociales el 28 de agosto de 2014, muestra a varios los hombres jóvenes en ropa interior caminando por el desierto antes de ser presuntamente ejecutados el 27 de agosto 2014 en el Estado Islámico (ES). AFP PHOTO / HO / YOUTUBE

Ahora sí, todo el mundo preocupado. El Estado Islámico (EI) cobró una fuerza sin precedentes en la historia de los movimientos yihadistas y obliga a tomar decisiones a los países más poderosos a nivel internacional. Ya no se trata de una célula extremista que se mueve aisladamente para generar caos. El EI, que nació como una facción de Al Qaeda, se ha transformado en un ejército en el sentido tradicional del término, que cuenta con recursos suficientes para hacer frente, como lo ha demostrado, a fuerzas militares profesionales.
En un acto histórico, el máximo dirigente de Irán, el religioso Ali Jamenei, autorizó a los altos mandos militares de su país a colaborar con las fuerzas norteameticanas en la lucha contra la amenaza yihadista que toma nuevas posiciones en Irak, según trascendió el 5 de setiembre. Esta alianza de cooperación que pone en contacto a los gobiernos de Teherán y Washington después de décadas de enfrentamientos, se dio al mismo tiempo que diez estados miembros de la OTAN acordaron otra alianza para combatir al EI.

Durante la bienal del órgano militar internacional, los 28 estados pertenecientes, que se reunieron en el castillo galés de Cardiff, coincidieron en que el EI es una amenaza mucho mayor, por “recursos, poder y estrategia sanguinaria”, que Al Qaeda. Sin embargo, sólo Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Polonia, Dinamarca, Canadá, Australia y Turquía se comprometieron a llevar adelante acciones militares.

Si bien la coalición interventora no cuenta con el apoyo directo de la OTAN, sí recibirá de ésta soporte político y estratégico para coordinar las acciones sobre el EI. “No habrá soldados sobre la tierra”, dijo John Kerry, Secretario de Estado estadounidense, aunque no dio mayores detalles sobre el tipo de operación que se pretende concretar.

Mientras Estados Unidos busca apoyos, el EI mueve influencias. Reuters (agencia inglesa) informó el 7 de setiembre que los yihadistas que ocupan territorios en Irak y Siria han estado entrenado a miembros del grupo extremista más peligrosos de Egipto. Un comandante de alto rango de la sede en el Sinaí, Ansar Bayt al-Maqdi, que ha matado a cientos de efectivos del ejército egipcio, confirmó a la agencia que el EI instruyó a los extremistas  para conformar células de 5 personas para influir terror y caos a través de contactos por Internet.

¿Qué hace al EI un movimiento tan temido para las potencias occidentales? Las decapitaciones, ejecuciones o crucifixiones de miles de personas que han motivado el desplazamiento de más de 800 mil individuos no musulmanes o sunitas, no son los únicos factores que activan la alarma de la comunidad internacional. Petróleo y dinero. Eso sí asusta. El EI, según informes recientes dados a conocer por las agencias internacionales, adjudican al grupo extremista la posesión de siete pozos petroleros en el norte de Irak y el yacimiento de Deir-ez-Zo, provincia limítrofe de Siria y principal yacimiento del país.

Algunos medios internacionales, como el International Bank Times, estima que las arcas del EI contienen 2.000 millones de dólares, lo que convierte al movimiento en el grupo yihadista más rico del mundo, por encima de Al Qaeda.

Dinero y armamento, por sí solos, no hacen al EI la potencia militar que acabó con las tropas iraquíes casi sin resistencia en junio. Su máxima autoridad, el califa Abu Bakr al-Baghdadi, es un militar entrenado por -paradojicamente- la inteligencia de Estados Unidos, Reino Unido e Israel.

Según documentos de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, revelados en juliopor Edward Snowden (el analista de la Agencia de Seguridad Nacional, exiliado en Rusia) el Califa recibió “entrenamiento militar intensivo durante un año entero en manos del Mossad -una de las principales entidades de inteligencia israelí-, además de cursos de teología y el arte de la palabra”.

James Skylar Gerrond, un ex oficial de las fuerzas de seguridad de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y comandante en Camp Bucca en 2006 y 2007, contó a medios internacionales en julio de este año que Al-Baghdadi fue, al parecer, un “internado civil” en Camp Bucca, un centro de detención militar estadounidense cerca de Umm Qasr, Irak.

Un objetivo claro, dinero, recursos, armas, líderes entrenados para gobernar y un fuerte contingente de fanáticos a sueldo que se engrosa día a día con la incorporación de extranjeros de Europa, Medio Oriente y, según confirmó recientemente Rusia Today, Asia, hacen de EI una amenaza. Sin dudas. Frankensteinn está suelto.
Edward Braida

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