FEMINIZADA Y DISCRIMINADA

Marcha por la diversidad 2012. Foto: Rebelarte.

En este siglo XXI, donde se plantea la igualdad entre hombres y mujeres, tanto en la remuneración económica, igualdad de oportunidades y trato, entre otros, la Universidad de la República (UdelaR) revela claroscuros en materia de igualdad de género. A nivel docente, las mujeres están “topeadas” en los grados inferiores; las funcionarias no docentes, en cambio, acceden a  cargos de dirección. Para revertir la situación, Udelar se propone concretar en su universo la equidad de género, aplicando las pautas que impulsan el gobierno y diversas organizaciones sociales.
La Comisión Abierta de Equidad de Género (Comisión de Género) de la UdelaR, se conformó en 2012. Trabaja activamente para lograr que el Modelo de Calidad con Equidad de Género (MCEG) se aplique en la Universidad, para que sus funcionarios, docentes y no docentes, hombres y mujeres, cuenten con los mismos derechos y no sean discriminados por su condición de género. Este modelo fue creado por el Instituto Nacional de las Mujeres y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP). El MCEG es un modelo que se aplica en diversos organismos del Estado y en empresas privadas. Busca mejorar la relación entre hombres y mujeres, que el ambiente de trabajo sea más equitativo y generar una igualdad de oportunidades y derechos.
El modelo está en la primera etapa de implementación. Se han unido siete facultades: Humanidades y Ciencias de la Educación, Derecho, Agronomía, Ciencias Económicas y de Administración, Psicología, Ciencias Sociales y Veterinaria, para llegar a la primera certificación de las cuatro etapas que tiene el modelo. Para conocer la situación actual de la UdelaR, en cuanto a la realidad de equidad de género, se elaboró un informe que reccoge datos bastante llamativos sobre las diferencias que existen en los sueldos, cargos, funciones y otros ítems, entre hombres y mujeres de la universidad.
La doctora Cristen Dávalos, coordinadora general del diagnóstico para la implementación del MCEG en la UdelaR, comentó a SdR que los datos para realizar el diagnóstico fueron tomados del censo realizado a funcionarios docentes y no docentes, en el 2009, complementados por datos recabados específicamente para esta primera etapa.
A los datos me remito
La UdelaR está feminizada, hay 66% de mujeres no docentes y 52% de mujeres docentes. Los cargos docentes y políticos altos están ocupados en su mayoría por hombres. A su vez los hombres docentes llegan a grados más altos en comparación con las mujeres.
Para explicar este fenómeno, la socióloga Ximena Ureta, integrante de la Comisión de Género en representación por el Instituto de Capacitación y Formación de la UdelaR, en charla con SdR explicó que “las mujeres se nuclean en el grado 1, 2 y 3, los grados 4 y 5 son en su mayoría varones. Las razones pueden ser por situaciones invisibles -como plantea la teoría del techo de cristal- actitudes, comportamientos, que llevan a que las oportunidades para los varones sean mayores que para las mujeres. Los datos empíricamente demuestran que las mujeres estamos topeadas hasta el grado 3. Una de las posibles respuestas puede ser el uso del tiempo y la armonización entre la vida privada y pública. Para el caso de las mujeres puede ser más difícil que en el caso de los varones, entonces las mujeres que estamos en etapa reproductiva cuando tenemos hijos a cargo, sobre todo menores de 2 años o niños dependientes, nos retraemos de la producción académica y de la docencia. Al salir al mercado perdés oportunidades de seguir creciendo académicamente o de presentarte a investigaciones, a llamados o concursos”.
Pero los datos demuestran otra realidad en cuanto a los funcionarios no docentes, Ureta señaló que: “En relación a los cargos no docentes la relación es inversa, hay más mujeres que acceden a los cargos de dirección. Estos cargos exigen menos calificación y también las mujeres hacen más carrera”.
Otra de las marcadas diferencias entre los docentes hombres y las mujeres dentro de la UdelaR es el ingreso de los núcleos familiares. Existe un predominio entre los varones docentes en la conformación de los hogares de ingresos altos -50.000 pesos y más-. Un 18% sobre 13% de mujeres docentes ganan entre 50.000 a 69.999 pesos; y 17% sobre 10% de mujeres tiene un ingreso de $70.000 o más. “Tal vez para los varones es más atractivo trabajar en el ámbito privado que en la universidad para complementar, entonces tienen ingresos mayores. También las mujeres priorizamos todo un sistema de seguridad, que nos brinda la UdelaR  por normativas para, por ejemplo, tener medio horario hasta que el bebé cumpla un año. Nos permite conciliar, poder seguir cumpliendo tareas domésticas, priorizamos ganar menos porque tenemos ese plus para la vida doméstica”, según Ureta.
A diferencia de los funcionarios docentes, los funcionarios no docentes no presentan una disparidad tan marcada entre los ingresos más altos según el género. Tanto varones como mujeres, cada uno,  representan el 1% en cuanto ingreso mayor a 70.000 pesos.
Todos los datos aportan para la conformación de políticas que cambien esta realidad. Se plantean diversas recomendaciones en el informe, para los siete servicios implicados en el modelo, según las realidades de cada uno.
Un cambio social
La puesta en práctica del modelo, a partir de la comprobación de la inquidad de género en UdelaR “implica sensibilización, como todas las cuestiones de género, implican ruptura de formas de pensar y de actuar, social, histórica y cultural muy arraigadas; entonces no es un problema quizás perceptible para todos. Implica mucho trabajo de sensibilización y de que la gente entienda, comprenda que hay problemas”, reflexionó Ureta. Dávalos también considera que es un tema muy importante: “Al corto plazo se están tomando acciones en el marco de este modelo, pero también estamos pensando en hacer cambios estructurales más a largo plazo. Esto está enmarcado por los cambios que se están dando en la sociedad y en el país”.
Aunque la Comisión fue planteada durante el rectorado de Rodrigo Arocena, se siente el apoyo del presente rector Roberto Markarián. Este es un aspecto importante para Ureta, ya que es fundamental el compromiso de las autoridades, tanto de parte del rectorado y de los decanos de las siete facultades que siguen el modelo, para poder llegar a una verdadera equidad de género.
Como reflexión, Ureta subrayó que es “un buen mensaje que la Universidad se mire a sí misma. Queremos ver en qué situación estamos y cómo podemos revertir situaciones de inequidad de género. El modelo diagnostica, ve la situación actual y propone acciones para cambiar de acuerdo a las realidades de cada uno de los servicios. Es un gran mensaje para la sociedad y para los que trabajamos en la UdelaR”.
Camila Rodríguez
 

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