El fantasma de una nueva crisis económica igual o peor a la ocurrida en 2008 se pasea por las bolsas y los despachos presidenciales de los países más industrializados del mundo.  Una vez más la tan temida palabra “recesión” hizo tambalear los cimientos ya endebles de la economía mundial. Varios factores son los que han desatado este fenómeno que muchos especialistas han catalogado como “la peor crisis en la historia del capitalismo”, y nuestro país no está ajeno a ellos.
Incertidumbre: tal vez esa sea la palabra que ha estado en boca de todos los últimos días y, para entender un poco más las causas debemos ver el contexto global de esta crisis. Desde el 2008, con la caída de Lemman Brothers y el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, a Europa le ha costado mucho sacrificio salir de la recesión y sus países periféricos han sido los más afectados (Grecia, Irlanda, Islandia, Portugal, España e Italia). Con deudas que superan en algunos casos cientos de veces su producto bruto interno, se hace insostenible por parte del resto de los miembros de la Comunidad Económica Europea solventar estas alicaídas economías.
Sumado a esto, a finales del mes de julio se comenzó a discutir la posibilidad de que la mayor economía del mundo (Estados Unidos) podría declararse en default o cesación de pagos. Nuevamente la idea de una recesión en la economía mundial hizo desplomar las bolsas ahuyentando a los inversores hacia un refugio seguro (oro y paradójicamente bonos del Tesoro de los Estados Unidos). Barak Obama debió entablar una dura lucha contrarreloj en el parlamento  para conseguir una ampliación de la capacidad de endeudamiento para superar así la posibilidad del default. Pero quizás la gota que derramó el vaso y sembró de pánico a los mercados, fue la degradación, por primera vez en su historia ,de la calificación de deuda soberana de Estados Unidos por parte de Standard & Poor´s: de AAA a AA.
Ante este panorama incierto es coherente saber cómo está parado  Uruguay y de qué manera puede minimizar los inevitables impactos de una recesión en la economía mundial.  La semana pasada y ante la Comisión de Hacienda se hizo presente el Ministro de Economía Fernando Lorenzo junto a autoridades del Banco Centralm con el fin de contestar sobre el accionar del gobierno en materia de política económica, monetaria y fiscal y respecto de la posible crisis que se avecina.
El ministro Lorenzo declaró que “estamos en un escenario incierto y de mucha incertidumbre”  aunque igualmente destacó que se aprendió de la crisis del 2008 y que de esa dura experiencia que vivió el país, éste salió fortalecido, destacando tres aspectos en los cuales se preparó para hacer frente a la política económica.  Primero, mantener niveles de liquidez económica para garantizar el acceso al financiamiento. Segundo, para lograr esos niveles de liquidez es necesario tener un sistema de crédito contingente, y en este sentido resaltó lo negociado con la Corporación Andina de Fomento (400 millones de dólares para los próximos cinco años), así como la posibilidad de acceso a operaciones contingentes con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.  El tercer elemento – el que más defendió el ministro Lorenzo- es el de mantener una posición fiscal sólida. Destacó que Uruguay tiene una de las posiciones más sólidas del continente, reconocida y valorada internacionalmente; esto le permite tomar decisiones eficazmente en temas como la inflación y la competitividad económica.
Lorenzo acusó principalmente a la situación que atraviesan en materia financiera y fiscal algunas de las principales economías europeas como causantes de esta incertidumbre que vive el planeta. Y agregó: “Los problemas fiscales son muy difíciles de resolver, América Latina no conoce, no es el ejemplo de este tipo de problemas fiscales de la naturaleza, envergadura e importancia de esa resolución y del tipo de desafíos políticos y de estructuración de las políticas fiscales que está viviendo Europa. Estamos hablando de ajustes cuantiosos con aumentos significativos.”
“Hasta que no se devele esa incertidumbre y sepamos cómo se resuelve, debemos continuar analizando la situación y ser muy precavidos. No identificamos un deterioro del escenario previsible de la trayectoria del crecimiento del Producto, pero tenemos la impresión de que hay que ser muy cautos en el proceso de revisión hacia el futuro. Vuelvo a insistir en que la solidez de la política fiscal juega un papel muy grande en este momento porque es la señal que hace que todo esto sea posible para nosotros.”
El lunes “negro” (como se le llamó al 8 de agosto) fue testigo de una de las mayores caídas de las bolsas del mundo junto con índices como el Down Jones y el NASDQ. En Uruguay el dólar tuvo una suba de cerca del 6% ubicándose en torno a los 20 pesos, cifra que no alcanzaba desde el febrero pasado. Ante la consulta sobre el comportamiento errático del dólar y la pérdida de competitividad que acarrea a los productores nacionales un tipo de c ambio bajo, el ministro Lorenzo argumentó que “es un problema del crecimiento, de la fortaleza y robustez de la economía, que está planteando dificultades en el manejo macroeconómico pero que, al mismo tiempo, resulta un  elemento fundamental. Los movimientos que observamos en nuestro mercado cambiario se relacionan cada vez más con lo que ocurre con países con los que tenemos mayores vínculos, no solo Brasil sino al conjunto de los países. Este nuevo escenario nos obliga a ser mucho más cuidadosos y meticulosos en términos de cómo proyectar en él para mantener ese sano equilibrio entre estabilidad y competitividad”.
La semana ha comenzado con una tendencia del dólar a la baja llegando a niveles previos al comienzo de este fenómeno económico cuyas consecuencias reales aún desconocemos. Todo indica que el segundo semestre del 2011 será incierto. Lentamente los inversionistas, ante las declaraciones de los mandatarios de que realizaran grandes ajustes en sus cuentas, comienzan a recuperar la confianza y las bolsas recuperan el terreno perdido. Igualmente quedan muchos incendios por apagar (las deudas de España e Italia son las más peligrosas) y ahora se suma el rumor de que la deuda francesa también puede bajar su nota. Uruguay esta vez no está desprevenido; el Ministro destacó nuestra solidez fiscal y el acceso a liquidez así como  la pesificación de la deuda pública (problema que en 2001 no estaba resuelto). Sólo el tiempo y los vaivenes de la economía dirán si estamos preparados para esta tormenta o si seremos arrastrados por la corriente.
Nicolás Santos



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