Procesión de autos y gente caminando, los internos llenos colapsando en una ciudad que ya tiene problemas con el sistema de transporte-, embotellamiento en avenida Italia en el cruce con Ricaldoni; y uno de esos en los que se conjuran tremendas puteadas desde los conductores incautos. Juega Uruguay, las luces del estadio, la canción de los rulemanes.
Hay algo que no le puede ser exiguo a nadie que vaya al Centenario y es la calidez del público uruguayo que juega un partido aparte, se emociona, protesta, pide cambios y celebra cada tranque como si fuese un gol. En el estadio desde “el viejo”, que ve el buen momento de este seleccionado, al niño que va por primera vez, confluyen en este gigante hecho de cemento, que te devora y te escupe empequeñecido ante un mar de gente y un piso verde de césped. La sinuosa, altibaja y larga historia de la selección, que a veces le imprime su leonina localía a sus rivales, dejó constancia en esa cancha, en el temido Centenario. Pienso en el niño que viaja desde el interior, que cruza la penillanura suavemente ondulada acompañado de su padre y ve por primera vez las luces del estadio.
Con un marco de sesenta mil espectadores en las tribunas y tres millones como dice Jaime jugando, Uruguay se despidió de esta calidez, enfrentando a Eslovenia. Pero toda esa ilusión muere cuando arranca el partido. La gente quiere ver esa historia metamorfoseada en tranques, lucha y victoria. La selección jugó siendo candidata y no lo supo capitalizar, la visita durante los 30 min. le complicó el trámite a los dirigidos por Tabárez. Gastón Ramírez, asistió a Forlán en el gol, pero todavía no ha mostrado el nivel para estar durante los 90 minutos. En cambio Forlán y el rodaje adquirido en Japón lo pone en gran nivel para el mundial. Lo destacable fue que Uruguay tuvo autocrítica, reconoció el bajo volúmen de juego y capitalizó los errores en virtudes, mostrando progresión e incisividad en el ataque. Resta trabajar las desconcentraciones en defensa y solidificar el tránsito del balón ya que hubo grandes dudas en este aspecto y eso en la copa del mundo puede ser letal.
El encuentro fue la despedida ideal de cara al mundial, con un dos a cero contundente, este Uruguay del segundo tiempo, pese a la ausencia de Luis Suárez (su máxima figura), demostró ser un equipo lúcido, creativo y efectivo en lo ofensivo. Muy bien Forlán, notable Stuani y no fue el mejor partido de Arévalo Ríos. Hubo mejorías futbolísticas en relación al pasado encuentro contra Irlanda del Norte y la afición despidió con entusiasmo a un Uruguay luchador que llegó a ambos goles sobre los 30 minutos de cada tiempo en base a insistir.
Con Tabárez. Después del partido Sala de Redacción Julio Castro tuvo la oportunidad de charlar con el maestro Tabárez a quien consultamos sobre cómo manejaba la ansiedad que hay de cara al mundial entre los jugadores. El maestro se mostró sereno y nos comentó que confía en la experiencia de sus jugadores: “Ya hay cierta experiencia y ahora que quedó la nómina definitiva hay otro tipo de tranquilidad. El hecho de tener la lista definida permite enfocar más la atención y la preparación. Solo ocho jugadores van a ser debutantes en un mundial, los quince restantes ya tienen la experiencia previa, entonces conocen ciertas cosas y eso supone un mejor manejo de esa ansiedad”.
También destacó las ganas y el compromiso de un equipo al que tildó de “luchador”: “Hay muchas ganas y se tiene plena consciencia de lo que es un mundial. Trataremos de andar bien y de defender una imagen, que no fue creada por nosotros, sino que es producto de ciertos períodos en dónde impusimos cosas en el mundo”
Por su parte el director técnico hizo referencia a la historia mundialista de nuestro seleccionado: “Estos muchachos tienen las características de todos esos futbolistas que los antecedieron. Hoy cuando terminó la charla técnica hablamos de la gente viene a ver lo que ustedes les han demostrado muchas veces. Uruguay va a demostrar muchas ganas, espíritu en el cuerpo y mucha responsabilidad, porque saben lo que representan. La gente va a ver esas características de ese Uruguay desde el primer partido del mundial”.
Ismael Viñoly
Procesión de autos y gente caminando, los internos llenos-colapsando en una ciudad que ya
tiene problemas con el sistema de transporte-, embotellamiento en avenida Italia en el cruce
con Ricaldoni; y uno de esos en los que se conjuran tremendas puteadas desde los conductores incautos. Juega Uruguay, las luces del estadio, la canción de los rulemanes.
Hay algo que no le puede ser exiguo a nadie que vaya al Centenario y es la calidez del público
uruguayo que juega un partido aparte, se emociona, protesta, pide cambios y celebra cada
tranque como si fuese un gol. En el estadio desde “el viejo”, que ve el buen momento de este
seleccionado, al niño que va por primera vez, confluyen en este gigante hecho de cemento,
que te devora y te escupe empequeñecido ante un mar de gente y un piso verde de césped. La
sinuosa, altibaja y larga historia de la selección, que a veces le imprime su leonina localía a sus
rivales, dejó constancia en esa cancha, en el temido Centenario. Pienso en el niño que viaja
desde el interior, que cruza la penillanura suavemente ondulada acompañado de su padre y ve
por primera vez las luces del estadio.
Con un marco de sesenta mil espectadores en las tribunas y tres millones como dice Jaime jugando,
Uruguay se despidió de esta calidez, enfrentando a Eslovenia. Pero toda esa ilusión muere cuando
arranca el partido. La gente quiere ver esa historia metamorfoseada en tranques, lucha y victoria.
La selección jugó siendo candidata y no lo supo capitalizar, la visita durante los 30 min. le complicó el trámite a los dirigidos por Tabárez. Gastón Ramírez, asistió a Forlán en el gol, pero todavía no ha mostrado el nivel para estar durante los 90 minutos. En cambio Forlán y el rodaje adquirido en Japón lo pone en gran nivel para el mundial. Lo destacable fue que Uruguay tuvo autocrítica, reconoció el bajo volúmen de juego y capitalizó los errores en virtudes, mostrando progresión e incisividad en el ataque. Resta trabajar las desconcentraciones en defensa y solidificar el tránsito del balón ya que hubo grandes dudas en este aspecto y eso en la copa del mundo puede ser letal.
El encuentro fue la despedida ideal de cara al mundial, con un dos a cero contundente, este
Uruguay del segundo tiempo, pese a la ausencia de Luis Suárez (su máxima figura), demostró
ser un equipo lúcido, creativo y efectivo en lo ofensivo. Muy bien Forlán, notable Stuani y no
fue el mejor partido de Arévalo Ríos. Hubo mejorías futbolísticas en relación al pasado
encuentro contra Irlanda del Norte y la afición despidió con entusiasmo a un Uruguay luchador
que llegó a ambos goles sobre los 30 minutos de cada tiempo en base a insistir.
Con Tabárez
Después del partido Sala de Redacción Julio Castro tuvo la oportunidad de charlar con el
maestro Tabárez a quien consultamos sobre cómo manejaba la ansiedad que hay de cara al
mundial entre los jugadores. El maestro se mostró sereno y nos comentó que confía en la
experiencia de sus jugadores:
“Ya hay cierta experiencia y ahora que quedó la nómina definitiva hay otro tipo de tranquilidad. El hecho de tener la lista definida permite enfocar más la atención y la preparación. Solo ocho jugadores van a ser debutantes en un mundial, los quince restantes ya tienen la experiencia previa, entonces conocen ciertas cosas y eso supone un mejor manejo de esa ansiedad”
También destacó las ganas y el compromiso de un equipo al que tildó de “luchador”:
“Hay muchas ganas y se tiene plena consciencia de lo que es un mundial. Trataremos de andar
bien y de defender una imagen, que no fue creada por nosotros, sino que es producto de ciertos períodos en dónde impusimos cosas en el mundo”
Por su parte el director técnico hizo referencia a la historia mundialista de nuestro seleccionado:
“Estos muchachos tienen las características de todos esos futbolistas que los antecedieron. Hoy cuando terminó la charla técnica hablamos de la gente viene a ver lo que ustedes les han demostrado muchas veces. Uruguay va a demostrar muchas ganas, espíritu en el cuerpo y
mucha responsabilidad, porque saben lo que representan. La gente va a ver esas
características de ese Uruguay desde el primer partido del mundial.”
Ismael Viñoly.