Feria de Tristán Narvaja. (Archivo, 2008). Foto: cortesía de Andrés Cribari.

La feria alimentaria es aquella que compila a puesteros de diversa índole: fruteros, verduleros, chancheros, almaceneros, queseros, pescaderos y hueveros. Pero con el paso de los años la concurrencia en los días de la semana ha ido disminuyendo, según explicaron Nelly Berazategui de la Intendencia de Montevideo y Elbio Artigas de la Asociación Feriantes, esto es “por una cuestión social, ya que la mujer salió al ámbito laboral”.
Nelly Berazategui, encargada de la Comisión Coordinadora y Asesora de ferias vecinales de la IM, informó que las ferias alimentarias deben cambiar de lugar cada cinco años, aunque en la práctica no se da porque los vecinos piden que se mantenga en el sitio, sea por accesibilidad o por el tránsito. A su vez, Berazategui acotó que el órgano que reglamenta las ferias vecinales es el Ministerio de Economía y Finanzas, pero la regulación pasa por la intendencia.
En relación a si las ferias tendían a desaparecer, la encargada de la comisión dijo: “No es que estén desapareciendo, sino que las que se realizan los sábados y domingos tienen más concurrencia”. También cuenta que el movimiento no es el mismo que cuando se iba con las madres o abuelas, porque la mujer ha salido al mercado laboral y sólo los fines de semana va a la feria.
Berazategui manifestó que personas de variadas edades concurren, y que no sólo van mayores sino también jóvenes. Para Nelly Berazategui la gente va a las ferias, no tanto como hace 30 o 40 años, pero sigue “siendo notoria la calidad y precio de la fruta y la verdura en relación a las grandes superficies”
Sala de Redacción también consultó a Elbio Artigas, coordinador general de la Asociación Feriantes, quienes organizan las ferias alimentarias que se realizan de martes a domingo. Según Artigas las ferias no tienden a desaparecer, pero de las 20 que se realizan por día, las que son de martes a viernes decae en movimiento de público si se las compara con las de los fines de semana. Esto se debe a una cuestión laboral, y también por las nuevas formas de comercialización en grandes superficies comerciales.
Hay ferias que se han acortado, porque hay menos feriantes. Es una cadena, al venir menos gente, el puestero reciente su economía y trata de probar en otra feria que sí le de más rédito”, agregó Artigas. Ferias en La Unión los miércoles y los viernes, son casos puntuales de pocas cuadras con pocos feriantes.
Pero el desarrollo también llegó a la feria, porque se firmó un convenio entre UTE, la IM y la Asociación Feriantes, para que los feriantes tengan un contador de luz con tarifas accesibles y sus productos no pierdan la cadena de frío. Esto se realiza en la feria de Pouey y Ponce, pero también se va a instrumentar en Malvín. La conexión se realiza por vía aérea y aún se está estudiando si será beneficioso a largo plazo.
COLORES, AROMAS Y SONIDOS. Carlos, un puestero de La Unión, indicó que él aprendió el oficio de muy chico porque iba con su padre, luego éste se enfermó y siguió él con el puesto. “Todo va cambiando y evolucionando, desde la forma de comprar en el mercado hasta la concurrencia ”. Juan es un vendedor de pescado y contó que él trabaja en la feria desde hace más de 25 años. Antes “era de cinco cuadras con puesteros de ambos lados de las aceras y ahora somos tres o cuatro puestos en una cuadra y estamos todos radiados”.
El puesto de pescados tiene ventas pero no como antes ya que “la gente viene porque sabe cómo es el producto, que es bueno y fresco”, agregó Juan. También cambiaron las dinámicas de trabajo de los puesteros, porque ahora “para comprar en el mercado el celular te ayuda, hablás con quien comprás en el mercado, le hacés el pedido y le decís tal día a tal hora voy con el camión y lo retiro y está pronto”, explicó Carlos.
Beatriz, una vecina del barrio que ahora vive en Villa Española pasó por la zona de La Unión para realizar algunos trámites y compras, y se detuvo porque se acordó que había feria y pensó en el pescado que podía comprar. Pero se sorprendió por los pocos feriantes aunque “por lo menos se mantiene el pescadero”.
Otra vecina contó que antes la feria era todo una algarabía, llena de colores, aromas, gritos, ruidos de carritos de los vecinos y de los cajones de los feriantes, con charlas de los puesteros y sus clientes, de los vecinos y de amigos. “Antes era como una familia, el puestero, los vecinos, el chanchero, el pescadero, todos se conocían por la concurrencia de muchos años. Ahora todo cambió, no hay ese no sé qué de la feria”, opinó la vecina.
María Laura Debenedetti

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