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Si bien hasta el momento en Uruguay no era correcto hablar de la existencia de sequía meteorológica, todo parece indicar que a finales de este mes ya se podrá emplear el término, según lo demuestran los principales indicadores manejados por el Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) y la Unidad de Agroclima y Sistemas de Información (GRAS) del INIA.
Existe sequía meteorológica cuando durante tres meses consecutivos los valores de lluvias registrados son iguales o menores al 40 por ciento de lo esperado para la época, según explicaron fuentes del Inumet consultadas por SdR. Hasta tanto eso no suceda, por más que llueva poco, lo correcto es hablar de déficit hídrico o deficiencia pluviométrica.
Los datos del Inumet muestran que durante febrero y marzo las lluvias en la mayor parte del país se ubicaron por debajo del 40 por ciento de lo esperado. Los departamentos más afectados fueron Cerro Largo, Florida, Canelones y Maldonado, pertenecientes a las regiones centro-sur y noreste. Los primeros veinte días de abril también tuvieron lluvias deficitarias y las probabilidades de que llueva lo necesario en lo que queda del mes son escasas, según los pronósticos meteorológicos del Instituto. Esto se debe a que actualmente el fenómeno de El Niño atraviesa una fase débil, que generalmente provoca que en estas latitudes las lluvias disminuyan.
En declaraciones al diario El País, el director del Sistema Nacional de Emergencia (Sinae), Fernando Traversa, indicó que debido al déficit hídrico unas 200 familias de los departamentos de Cerro Largo, Tacuarembó, Durazno, Treinta y Tres, Florida, Flores, Colonia, Soriano y Salto estaban siendo asistidas con agua potable por parte de OSE, el Sinae y las intendencias departamentales. De las 200 familias, 50 pertenecen al departamento de Cerro Largo, donde 14 escuelas rurales reciben agua transportada por camiones desde la ciudad de Melo y al menos 15 establecimientos rurales no tienen agua para consumo humano ni animal.
Según la Comisión de Balance Hídrico del Sinae, la provisión de agua potable de OSE está garantizada a pesar del panorama, pero la generación hidroeléctrica se resintió porque los embalses del Río Negro no están recibiendo caudales significativos (actualmente la UTE está utilizando una tercera parte de su parque térmico, lo que encarece los costos de producción).
El informe final de 2010 del Estudio Nacional de Economía del Cambio Climático, elaborado por la CEPAL y Presidencia de la República, marca que hasta ese entonces Uruguay experimentó tres grandes sequías: una entre los años 1999 y 2000 que arrojó un perjuicio económico superior a los 200 millones de dólares, otra entre 2003 y 2004 de perjuicios similares y una última en 2008, con una duración más extensa que las precedentes y un impacto económico mayor, estimado en 950 millones de dólares (sólo el sobrecosto energético fue de alrededor de 500 millones). Este año, desde la Asociación Rural del Uruguay y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca se manejan pérdidas de unos 800 millones de dólares en los futuros ingresos generados por la soja.
Para colmo de males, desde el Inumet se afirma que las temperaturas medias en el primer trimestre del año han estado por encima de lo normal, fundamentalmente en el noreste, este y sureste del país. El Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, afirmó días atrás en conferencia de prensa que “lo que agrava la situación, tal vez sea que este déficit hídrico se da asociado a temperaturas que están fuera de lo normal para esta época del año, lo que constituye un aumento de la demanda de agua tanto de los cultivos como de las pasturas”.
Asimismo, el boletín agroclimático publicado por la Unidad GRAS del INIA el mes pasado señala que el estado de los suelos y la vegetación durante marzo ha ido decreciendo, principalmente en el noreste y sureste del país. A pesar de todo, la situación aún no sería crítica.
Tanto las tendencias climáticas del Inumet como las citadas en el informe de la Unidad GRAS del INIA coinciden en que el trimestre abril-mayo-junio de 2015 presentará precipitaciones en torno a lo normal. Sin embargo, el daño provocado por el déficit hídrico, se vuelva o no formalmente una sequía, ya está hecho.
Marcelo González Fehér

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