Entrevista a Pablo Martinis. Foto: elamanecer.com.uy

“Pensar en la educación como agente de distribución de posiciones sociales es bastante ingenuo”, opina el director de Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades Pablo Martinis. En entrevista con Sala de Redacción, hace una lectura sobre las propuestas de los partidos en materia educativa, señala que no se requiere mayor supervisión a los docentes si no mayor autonomía y profesionalización y explica por qué fracasan los modelos educativos focalizados: “La lógica del dispositivo focalizado sería poder permitir el regreso, pero esto no es posible si no alteramos el dispositivo universal que es el que expulsa”.
 
-¿Las distintas propuestas de los partidos, son realmente tan similares entre sí?
-Al mirar las propuestas se encuentran diferencias de fondo y esto va en contra de la idea instalada de que son iguales. Si uno empieza a rascar un poco más en las propuestas y en las concepciones políticas que sostienen, los acuerdos no son tan claros. Hay concepciones diferentes con respecto a la función de la educación en la sociedad y a los actores del proceso educativo. Yo creo que hay diferencias que son importantes.
-En las propuestas del Partido Nacional y el Partido Colorado, se habla de la educación como método de ascenso social, algo que en el programa del Frente Amplio no aparece. ¿Qué significa esa diferencia?
-Es una discusión política. Estamos en medio de una campaña electoral donde todos los argumentos tienen que ver con la posibilidad de convencer a los electores y lograr votos. La discusión en todo caso es otra, porque creo que inclusive mucha gente de izquierda también estaría de acuerdo con eso. Suponer que la educación es el elemento excluyente en la distribución de posiciones sociales de una sociedad dada, es muy discutible. Y sin duda que esa discusión sobre la distribución de posiciones sociales, sin considerar los procesos de producción y distribución de la riqueza, tienen que ver más con la política económica que con la educativa. Si uno entra en la discusión sin tomar en cuenta estos elementos, es una discusión vacía. Pensar en la educación como agente de distribución de posiciones sociales es bastante ingenuo.
-En el programa del Partido Nacional aparece el modelo chileno como un ejemplo de vanguardia en Latinoamérica, ¿por qué?
-Paradójicamente esto aparece en momentos en que los estudiantes chilenos desarrollan movilizaciones importantísimas en contra de este modelo, que aquí se presenta como tan positivo. De hecho actualmente el gobierno de Michelle Bachelet está pretendiendo llevar adelante una reforma que ataca uno de sus componentes fundamentales: el lucro. Es un modelo que está organizado sobre la base de que las prestaciones educativas pueden funcionar como un mercado. El sistema chileno tiene mejores resultados en cuanto a niveles de egreso de enseñanza media, pero es un sistema que está sumamente estratificado. La calidad de la educación a la que puede acceder el sujeto está en su capacidad de compra, y no quiere decir lo mismo un título de egreso de una institución de enseñanza media de calidad A, que otro de calidad B o C. Además, estos estudiantes que egresan de instituciones de diferente calidad, cursan sus estudios en universidades de distinto nivel.
-El Partido Nacional propone una organización de materias en anillos según prioridad, en la que sólo salvando los primeros se puede acceder a los últimos (materias hoy básicas como filosofía y literatura). ¿Qué explicación pedagógica se ha dado sobre esta idea?
-Hay una jerarquización curricular en la propuesta del Partido Nacional que en el programa está apenas enunciada. La gran interrogante que uno podría dejar planteada es: qué procesos de construcción social es posible pensar, si grandes ámbitos de la cultura quedan subordinados a que los sujetos puedan acceder por tener cierta posición. No me parece una propuesta democratizadora en términos del acceso a la cultura, y me da la impresión que deja muy ligado al sistema educativo con relación a la inserción en el mundo del trabajo. No es discutible que una de las funciones de la educación es facilitar esa inserción, pero también una de las funciones del sistema educativo es la transmisión de la cultura en los términos más amplios posibles. Es un derecho del sujeto conocer el conjunto del currículum.
Dentro del diagnóstico, los partidos comparten que hay un problema en el tránsito entre la educación primaria y secundaria. ¿En qué medida las propuestas vienen a subsanar eso?
-Hay un dato que es objetivo, el ciclo de educación primaria lo terminan más del 97 por ciento de una generación y en el primer nivel de la enseñanza media hay una deserción del 40 por ciento. Pero hay que deconstruir esto parcialmente: ese 97 por ciento de una generación que termina sexto año, no lo termina junto a toda su generación. Entonces, hay un dato al que hay que prestar atención y es que en Primaria se produce un proceso de “desgranamiento” (estudiantes a los que su pasaje por la educación primaria les lleva más años que a otros). El mayor nivel de fracaso en enseñanza media se produce en aquellos que repitieron por lo menos un año durante la escuela. Por lo cual el tránsito es un problema y tiene dificultades en sí mismo, porque uno cambia de una cultura escolar a una liceal o de utu, pero además incide este proceso de “desgranamiento”, que parece no tomarse en cuenta. Si a uno le preocupa ese tránsito y la aprobación del primer año de la enseñanza media, debería empezar a trabajar en Primaria, no luego de que se culmina el ciclo.
-Está en boga la discusión respecto a las políticas sociales focalizadas y las universales. ¿Cómo se maneja esta tensión en las políticas educativas?
-La política educativa por definición debe ser universal, porque debe satisfacer un derecho que es el mismo para todos. Hay un un circuito universal, que sería para todos, y otros focalizados para poblaciones específicas, como pueden ser las poblaciones con dificultades. En estos programas focalizados se dan experiencias educativas muy ricas para los sujetos en términos de recuperar la relación con la posibilidad de aprender. Estos programas deberían llevar a una reinserción universal, pero lo que sucede es que quienes vienen de los programas focalizados vuelven a fracasar. La tensión está cuando lo focalizado se convierte en situación permanente. La lógica del dispositivo focalizado sería poder permitir el regreso, pero esto no es posible si no alteramos el dispositivo universal que es el que expulsa.
-Hay planteos que pretenden cambiar las formas de inspección de los centros, pasando a visitas multidisciplinarias de varios días ¿Qué opinión te merece la propuesta?
-Descreo bastante de los niveles de supervisión entendidos como formas de control. Creo que la apuesta tiene que ser en términos de profesionalización de los colectivos, más que en reforzamiento de los mecanismos de supervisión y control. Creo también que hay que confiar más en los docentes, pero para eso hay que profesionalizar y dar ciertos márgenes de autonomía, para generar colectivamente distintos proyectos en los centros, pero con la misma calidad.
Elisa Romego/Gabriela Pasturino

FacebookTwitter