RUMORES Y PREJUICIOS

Toma aérea de Punta Cana, República Dominicana. AFP PHOTO/ERIKA SANTELICES

Adelina Chávez es dominicana, tiene 32 años y  llegó a Uruguay en 2011. Trabaja de moza en un conocido bar montevideano y está tramitando la residencia. Su caso es diferente porque llegó al país antes que las oleadas migratorias, pero conoce ese tema de cerca.
Para ella, la mayoría de la gente que vino fue engañada, y dijo que debido a que en Uruguay no se les exigía Visa para ingresar, se comenzaron a organizar viajes. El argumento de los organizadores de estas travesías fue que Uruguay era un lugar donde se ganaban buenos sueldos y donde la calidad de vida era mayor a la de República Dominicana. “Ellos arribaron al país pensando que era como Europa y llegaron personas con muy pocos estudios, principalmente de las zonas rurales. Vinieron con muy poca información”, explicó.
El cambio monetario les es favorable porque un dólar en República Dominicana equivale a 43 pesos mientras que en Uruguay no llega a 30 y al enviar remesas a República Dominicana se ven beneficiados.  Pero “la vida aquí es mucho más cara que en mi país. Alquilar es muy complicado, hay muchas trabas. Fue un duro golpe para personas que gastaron mucho dinero para emigrar, por ejemplo hipotecando sus casas con la esperanza de una vida mejor. Muchos regresaron pero la mayoría se quedó. Conozco casos donde a compatriotas les cobraron 5.000 dólares para venir, los dejaron en una pensión y la empresa organizadora de la travesía desapareció”, agregó.
A partir de 2011 se produjo una migración considerable desde República Dominicana hacia Uruguay. Se calcula que 4.000 dominicanos viven en el país, y que la mayoría son mujeres. Como consecuencia de este fenómeno, a partir del 1 de julio de 2014 el gobierno uruguayo comenzó a exigir Visa a los inmigrantes de esa nacionalidad.
Según explicó a Sala de Redacción Adela Pellegrino, directora del Programa de Población de la Unidad Multidisciplinaria de la Facultad de Ciencias Sociales, “República Dominicana es un país cuya población migra mucho. Al principio sus destinos principales eran Estados Unidos y España, hasta que se les pusieron trabas al ingreso a estos países. Luego comenzaron a emigrar a lugares donde no se les exigía la Visa como nuestro país, hasta el año pasado”.
Alba Goycochea, directora de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Uruguay, indicó que el flujo de inmigrantes dominicanos es “el gran emergente” de estos últimos cuatro años y que en Uruguay viven aproximadamente 4.000 personas de esa nacionalidad, en su mayoría mujeres. Además, informó que el año pasado la OIM apoyó a la Dirección Nacional de Migraciones para mejorar las formas de registro administrativo de esta comunidad en el país, porque en su gran mayoría no fueron captados en el último censo debido a que llegaron al país después de 2011. Por tanto, su realidad no está reflejada en ningún trabajo estadístico y no hay registros de sus perfiles.
Según la jerarca, la realidad de los dominicanos en Uruguay se conoce principalmente a partir del diálogo con las organizaciones sociales que están trabajando con estas personas. Además, sostuvo que los principales problemas de esta comunidad son las dificultades de vivienda, salarios muy deprimidos, costos muy altos de remesas y la alta probabilidad de caer en redes de explotación.
Según Goycochea, hay que tener en consideración que “la mayor parte de este flujo son mujeres”, pero también recalcó que estos datos no están sistematizados y consideró que hay que seguir trabajando para tener un informe más detallado. No me gustaría que esto se asocie a la trata de personas ya que no todas las migrantes son víctimas de este mal. Muchas fueron captadas para la explotación sexual o para los prostíbulos, sobre todo del Interior, eso es una realidad, pero no todas están trabajando en ese sector”, puntualizó.
Chávez tiene contacto fluido con sus compatriotas en Uruguay y comentó que las realidades son muy distintas. Mientras algunos están tratando de recuperar el dinero que invirtieron para irse y otros ya se fueron, también hay quienes gustaron del país y se quedaron. Dentro de estos últimos, conoce casos de dominicanos radicados en Uruguay que están trayendo a sus familias, y por ejemplo señaló que hay muchas mujeres dominicanas que dieron a luz en Uruguay. “Otras se casaron, algunas se dedican a la prostitución y otras son empleadas domésticas. Resumiendo, hay de todo”, agregó.
La directora de OIM comentó que los dominicanos en Uruguay se ocupan en una parte importante del sector servicios que no está cubriendo la población local y tal vez el ejemplo más claro sea el del rubro limpieza, donde las empresas vieron en esta comunidad una oferta de mano de obra necesitada. Si bien reiteró que estos datos no están sistematizados y que se accede a ellos principalmente a través de las ONG, también nombró a los sistemas de cuidados de ancianos como otro sector de ocupación importante para los inmigrantes del país centroamericano.
Para Chavez, todo lo que se dice de los dominicanos en la prensa uruguaya es negativo y siente que los atacan como comunidad. “Se nos relaciona con la prostitución, en un trabajo tuve problemas por esto. Es obvio que hay prostitutas dominicanas pero también las hay de todos los países, incluso uruguayas. Son cosas que te marcan, no es justo. Que todas las mujeres dominicanas vinieron a prostituirse es mentira, hay mucha prensa amarillista”, se quejó. Además, aseguró que en Montevideo se puede ver habitualmente a dominicanos trabajando de guardias de seguridad y electricistas, entre muchos oficios. “A todos no nos va mal”, sostuvo.
También señaló que muchos de los dominicanos en el país “tienen niveles de estudios más altos que los propios uruguayos”. “Como tenemos hambre de hacer dinero trabajamos mucho. La mayoría manda dinero para allá y aunque el dólar esté alto nos sirve. Podemos comprar propiedades en nuestro país o ahorrar dinero”, consideró. En relación a este tema, Goycochea sostuvo que uno se puede llevar alguna sorpresa, porque se puede encontrar a migrantes dominicanos con estudios terciarios y niveles de vida elevados, y aclaró que se generó un “estigma” en torno a estos inmigrantes.
Chavez agregó que aquí hay dominicanos que están muy bien económicamente pero se quejó de que “de eso en los medios no se habla“. “Me han dicho muchas veces que venimos a sacarle el trabajo a los uruguayos y eso es mentira. El trabajo está, la vacante existe y alguien tiene que ocupar el cargo. Ser uruguayo o dominicano poco importa, el tema es querer trabajar”.
En lo que concierne a las diferencias culturales, reflexionó que aunque hablemos el mismo idioma, son “grandísimas“. Por ejemplo, advirtió que pese a que la isla caribeña está superpoblada y hay mucha pobreza, no se ve la indigencia como en Uruguay. “Eres pobre pero tenés lo básico en tu casa. Somos pobres pero alegres. A mí me sorprendió ver caballos en la calle, gente sacando comida de los contenedores de basura, en Dominicana nunca vi gente durmiendo en la calle ni pidiendo, se es pobre pero no hay indigencia, por lo menos de la manera en que aquí se manifiesta. Somos más cariñosos, no me gusta hablar mucho del tema porque algunas personas se ofenden, creen que estoy alardeando, pero yo lo veo así. Se me hizo difícil acostumbrarme a ciertas cosas”, admitió.
Pese a todo, Chávez lleva cuatro años viviendo en Uruguay y piensa quedarse. Cuando llegó no tuvo problemas para conseguir un empleo, trabajó un año y medio con pasaporte mientras tramitaba la cédula, y tenía todos los derechos legales menos el de la mutualista. Finalmente adquirió el documento de identidad provisorio. “Hay que reconocer que nunca tuve problemas para trabajar en Uruguay. Me acostumbré porque tengo pareja, pero al principio fue difícil. A mí me gusta, es un lugar tranquilo para vivir, realmente eso es lo que buscaba”.
Juan José Barboza

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