“PRETENDER QUE TODAS LAS FACULTADES ESTÉN REPRESENTADAS EN EL CDC, ES IMPOSIBLE”

Asunción de Markarian. Foto: Jimena Crujeira/ FIC

Roberto Markarian, durante su asunción como rector. Foto: Jimena Crujeira / FIC

La facultad de Derecho estaba despoblada el sábado de mañana cuando Roberto Markarian me concedió una entrevista. El rectorado estaba vacío y solo vi a dos personas más, además del rector, que se fueron antes de que termináramos de conversar. El matemático, que hace poco más de un mes dirige la Universidad de la República, me invitó a sentarme y comenzó a firmar una pila de títulos mientras hablábamos.

– ¿Por qué se postuló nuevamente al rectorado?, preguntó SdR haciendo alusión a su postulación en 2004 que terminó con la asunción de su predecesor Rodrigo Arocena.

-Es que hubo gente que me pidió que me candidateara, varios compañeros docentes de mi total confianza; también hubo consultas de estudiantes que en ese momento no representaban a centros de estudiantes.

Explicó además, que tener apoyos era una condición, así como también lo era su estado de salud, que estuvo en jaque el año pasado cuando fue intervenido por problemas cardíacos. “En ese período no aparecía ningún candidato con un perfil parecido al mío ni uno más afín a continuar la gestión de Arocena, por lo que el día que los médicos me dijeron que estaba relativamente bien, me decidí. Acepté porque me pareció que a la plataforma en parte común que teníamos con el rector Arocena, le quedaba mucho para ser cumplida”.

Markarian levantaba la vista de los títulos constantemente para completar con sus gestos las ideas que salían por su boca.

-¿El cargo le ha causado dolores de cabeza?

Dolor de cabeza causa, porque es un cargo pesado. La Universidad es una gran institución, todo se mide en decenas de miles. Pero me encontré con un equipo de apoyo muy eficiente, e institucional. Sobre las condiciones del rectorado que estoy ejerciendo lo que me puede complicar un poco es que para nombrar el personal de apoyo, asistentes académicos y pro rectores, hay un trámite de votaciones en el Consejo Directivo Central que es lento. Estoy en eso, ratifique a todos los pro rectores, les pedí que se quedaran por el tiempo que demore en encontrar otros.

Explicó que, tal como había adelantado, se reunió con los siete candidatos a la presidencia de la República, así como también se presentó oficialmente en diferentes lugares del interior del país, dónde la Universidad “ha tenido un crecimiento vertiginoso” y si bien se han instalado profesionales, edificios y equipos de gran costo, “si queremos que las carreras universitarias sean carreras del país y no del lugar, tenemos que permitir que los estudiantes que se trasladan puedan vivir allí, por lo que aparece como una prioridad clarísima plantear el tema de los hogares estudiantiles. Se lo hemos planteado a varios de los intendentes y notamos que era un tema común. En uno de las entrevistas tuve delante mío un plano de una construcción para 500 estudiantes, no era una casita”.

Agregó: “Tenemos que abandonar esa idea de hacer cositas para ver si la gente queda un poquito contenta; eso no va conmigo. Hemos hecho bien en construir edificios decentes, en limpiar las facultades viejas, porque no puede ser que tengamos unos antros donde se amontona gente. Necesitamos lugares donde se pueda vivir con la calidad de vida que queremos para la población del país y en particular para nuestra gente”.

-En su asunción habló de un plan de becas. ¿Ha dialogado eso con los candidatos, o tiene alguna idea de como podría ser implementado?

-He hablado con los candidatos y les he planteado esa preocupación. Es costoso. Desde nuestros organismos técnicos, en particular los compañeros que trabajan en el Fondo de Solidaridad, me han planteado criterios un poco distintos que yo estoy analizando seriamente. Con esto de la construcción de hogares estudiantiles obviamente que lo de las becas se modifica, porque hay una parte de los servicios que se los vamos a estar dando por otros lados: básicamente la vivienda y la comida, por lo que el monto del dinero baja radicalmente. No tenemos que conformarnos con decir que el 60% de los estudiantes trabajan; que trabajen son opciones de vida en las que no tenemos porque meternos, hay gente que lo necesita, pero nosotros tenemos que hacer que les quede el mayor tiempo libre para el estudio, que es lo que tenemos obligación de propender.

A propósito de ésto explicó que en su caso él es un “fracasado de la Universidad”, porque se recibió cerca de los 40 años, pero entiende que el mayor bagaje de conocimiento lo adquirió en los primeros años de estudio universitario. A pesar de un origen humilde que reivindica, se lo ha tildado de elitista y puede que una frase que dijo a Brecha antes de ser elegido rector, haya sido el disparador de ese concepto que se diseminó durante la campaña. Al responder a una pregunta acerca de cómo compatibilizar el deseo de profesionales de primera y de ampliar la educación a sectores más pobres que suelen ser lo que más necesitan trabajar, dijo: “Primero que nada creo que nadie quiere que toda esa gente entre a la Universidad de la República. Yo no creo eso. El planteo empieza a enroscarse ahí. Yo creo que no todo el mundo debe entrar a la UdelaR, y que fue un error plantearlo así. Hay otras instituciones de enseñanza distintas que satisfacen las mismas demandas”.

– ¿Cómo explica esa frase?

-A esta altura no sé si me favoreció o me desfavoreció, hablando por la calle hay quien me ha dicho que esa es de las cosas que dije más claras. La Universidad declaró hace muchos años que no quiere ser monopólica y la primer cosa que hay que hacer para no ser monopólico es no ser único y por lo tanto tienen que haber otras instituciones que hagan cosas parecidas a la Universidad y tiene que promoverlas, no solo aceptarlas. Una manera de evitar que haya tanta frustración de estudiantes que entran a la institución es que puedan estudiar cosas distintas, más parecidas a las que ellos quieren, en particular carreras terciarias que ofrezcan una perspectiva laboral más cercana, cosa que considero muy loable, que haya gente que quiera ser un gran médico y otra gente que quiera preocuparse de la salud humana rápidamente. Si el país solo quisiera formar grandes médicos estamos fritos. Se necesita una variedad muy grande: desde gente que sepa manejar los grandes aparatos que tenemos ahora, hasta enfermeras, etc. y todo eso se tiene que formar a nivel terciario. Querer que todo eso entre a la UdelaR es un error.

Agregó esbozando una sonrisa: “ Me lo han rebuscado por demás, a esto. No puedo admitir que se me acuse de elitista y por eso se ha planteado la polémica. El país tiene que rastrear las mejores vocaciones. Las razones por las que las grandes mentalidades e inteligencias que aportarían mucho al país, se pierden, son ajenas al sistema educativo, y son las más importantes, porque tienen que ver con el fracaso en secundaria, con tener que trabajar tempranamente, etc”.

-La Universidad Tecnológica (UTEC) es un ejemplo alternativo de enseñanza terciaria, ¿Tiene planeado el intercambio con esa institución?

-Me reuní con los dos directores de la UTEC, fue una reunión oficial para conocernos y las dos partes teníamos la misma agenda inmediata, que era la transferencia de algunas carreras de tecnólogo de la UdelaR a la UTEC,  porque está establecido en la Ley General de Educación. Son pocas las carreras, se creía que se iban a pasar todas las tecnicaturas para la UTEC pero eso no es así, no son más de diez. Un segundo tema se refería a cuestiones salariales. Yo había recibido algunos planteos de docentes universitarios que me informan que la UTEC está pagando salarios muy superiores a los de la Universidad para tareas semejantes. Ellos sabían de esa situación, me explicaron sus escalas y más allá de no abrir la polémica, quedamos en sacar un pronunciamiento conjunto sobre el deseo de que para tareas semejantes los salarios sean semejantes en las dos instituciones.

Las filas de títulos cubrían más de un metro cuadrado de la larga mesa de madera mientras la tinta de la lapicera del Markarian se secaba en el papel que marcaba el fin de la carrera de unas decenas de estudiantes.

-Previo a la elección dijo a la prensa que el PIT CNT y FUCVAM deberían ser aliados estratégicos de la UdelaR. ¿Ha hablado con representantes de estas organizaciones?

-Con gente del PIT CNT, sí. Discutimos los planes de trabajo y las políticas de colaboración en materia de formación sindical. Discutimos la viabilización de unos llamados a proyectos de investigación promovidos por el PIT CNT que están en trámites de fallo. Hablamos también de la necesidad de revitalizar algunos organismos de intercambio con el ambiente empresarial y de los trabajadores, conjuntamente con la Universidad. Intercambio a través de consultorías técnicas realizadas por los estudiantes.

La intención de reforma de la Ley Orgánica que rige a la institución no podía evitarse en una charla con el Rector. A propósito del tema dijo: “El enfoque de la discusión tiene que variar fuertemente en relación con lo que hicimos en los últimos años. Tenemos que planificar el trabajo universitario, decidir cómo tiene que ser la universidad y luego ver la ley que la regule. Esta discusión la vamos a hacer en marzo. Otra cosa que tenemos que estudiar antes de entrar en la redacción de la ley son las condiciones sociales, económicas, y de información que regían en el año 35, cuando se concibió la ley orgánica, y las que existen ahora”.

Agregó que el número de integrantes del Consejo Directivo Central (CDC) debe ser una discusión posterior porque de lo contrario la discusión tendería al infinito. “Esto lo digo con un respeto muy grande, porque hay servicios que concibiendo la integración de los organismos como están ahora claman con justeza  estar representados en el CDC. Y ese clamor que yo apoyo termina en una situación muy rara porque va a significar que el CDC tenga 40 miembros y eso no es la dirección del ente autónomo. Es un organismo federativo, y nadie puede concebir seriamente que la dirección de la Universidad esté en las manos de un órgano de ese porte. Una cosa es lo que pasaba en el ’58 que había diez facultades, y otra cosa es el presente con el crecimiento brutal que ha tenido la institución”.

-¿Cómo cree que puede resolverse esa situación?

-Hay que pensar una reestructura mucho mayor de lo que hemos hablado hasta ahora. Pretender que todas las facultades estén representados en el CDC es imposible. No es que no quiera yo, es imposible. Hay que pensar otra forma de representación. Es sentido común. Ahora se interpreta que si no estás sentado en el CDC no ejercés derechos.

-¿Cómo cree que van a responder los diferentes órdenes?

-Espero que respondan inteligentemente y que luego de explicarse las diferencias en el entorno en que fue aprobada la ley anterior, todos se convenzan de que hay que hacer un enfoque muy distinto. No es sano que el peso de las tradiciones, que defiendo muy fuertemente, tape el tamaño de las modificaciones que hubo. Uno puede sentirse identificado con el espíritu de las revueltas de los esclavos del imperio romano, pero no implica que necesitamos a Espartaco para las luchas sociales de hoy. No puede ser que la democracia universitaria, el cogobierno y la autonomía se interpreten de igual manera ahora que hace 60 años.

Las palabras del nuevo rector de la UdelaR prometen, y con el tiempo podrá evaluarse su ejecución.

María Florencia Cremonese

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