Todo lo bueno lleva tiempo. Este simple enunciado podría ser la precisa descripción de un hecho. Brat, el último álbum de estudio de la británica Charli XCX, irrumpió a mediados de este año y consolidó a una artista que navega entre el under y el mainstream hace más de una década. De este lado del mundo, más bien la recordamos por éxitos que tuvieron lugar entre 2012 y 2014, como I love it con Icona Pop, Fancy con Iggy Azalea o Boom Clap, para la película Bajo la misma estrella. Lo cierto es que la carrera de Charlotte Aitchison -tal es su nombre- es vasta y evolutiva, y no ha habido un año desde 2016 en el que la artista no haya sacado por lo menos una canción.

Brat se sumó el 7 de junio como su sexto álbum de estudio y marcó un nuevo mojón en un proceso de maduración que lleva años de desarrollo y que tiene sus visibles raíces sonoras en los trabajos anteriores de la cantante, principalmente: Vroom Vroom (2016, EP), Pop 2 (2017, mixtape), Charli (2019, álbum) y how i’m feeling now (2020, álbum).

Entonces, ¿brat?

Los hispanohablantes quedamos un poco por fuera de los juegos de palabras y mensajes

codificados con los que Charli generó entusiasmo en la cultura angloparlante. La portada del álbum plantea un incómodo fondo de color verde fluorescente pútrido, casi vomitivo, con la palabra “brat” escrita en una tipografía a la que casi se le ven los píxeles. La búsqueda de esta nueva “era” es la de una actitud despreocupada y libre que juega a ser irreverente y a desafiar el status quo de la elegancia. El particular tono de verde se convirtió rápidamente en un símbolo en sí mismo, un sinónimo de brat y una fuente de publicidad gratuita.

Tal fue el impacto del disco que su nombre pasó a referir también a una situación, un chiste, cierta actitud o una persona. El diccionario Collins, en los primeros días de noviembre, consagró “brat” como la palabra del año: “Adjetivo caracterizado por una actitud confiada, independiente y hedonista”. Para los anglosajones, la artista transformó el sustantivo “a brat”, más comúnmente usado para referirse a un niño malcriado, en un ideal: “-to be- brat”.

De cierto modo, hay un juego con la polisemia y la confusión. La era brat introduce astucia, simpleza y desfachatez. Hay algo de propia de la época; instantaneidad, algoritmos, memes. Un desafío a la moral. Reminiscencias de los años 2000. Agresividad. Son todos componentes que en parte dan cuenta del éxito del álbum y explican el diálogo que ha generado con nuestra sociedad actual. La propuesta, esta vez, es olvidarse un poco de la cultura de la cancelación y de los juzgamientos, y que cada quien haga lo que quiera.

La realidad tuvo otros planes

La carrera de Charli es de extremos. Supo llegar a la cima apenas se presentó en la esfera pública, con sus primeras canciones y dos álbumes de estudio –True romance (2013) y Sucker (2014)- que le otorgaron gran visibilidad y éxito comercial. Lo siguiente, sin embargo, fue dar un giro de 180 grados y casi revelarse ante el personaje que tenía construido: en 2016 estrenó Vroom Vroom, un EP experimental que sentó las bases para el sonido más electrónico de su música actual e instaló la dicotomía de su identidad artística, entre ser una popstar o una figura del under.

Para la revista i-D, en septiembre, Charli contó que antes de que saliera Brat, le decía a todos a su alrededor que estuviesen preparados ante la posibilidad de que a este álbum no le fuera bien en absoluto. Su preocupación no estaba en que fuera a gustar. Iba a hacer canciones sobre sus amigos, con un grosero mecanismo de tirar nombres y referencias a la cara -o al oído- del público directamente.

Para un trabajo que no buscaba agradar, sin embargo, la realidad tuvo otros planes. Brat se convirtió en el álbum más exitoso de su carrera y logró llevar nuevamente a Charli a la cima. Ahora, sin embargo, tras mostrar un sonido propio, sofisticado, y tras una aproximación al público notoriamente más genuina que en otras épocas.

Todo lo que es atravesar fronteras 

La presencia en redes sociales y la generación de expectativa fueron elementos cruciales para el éxito del álbum. Lo dicho, y sobre todo lo no dicho, terminaron por generar un salpicón de opiniones y conjeturas en internet que alimentaron las menciones y la conversación en torno al disco. De esta forma, Charli supo generar adhesiones y captar la atención durante el verano del norte, con apariciones y piezas publicitarias de distintos tipos.

El “Brat wall” fue un exponente vistoso de esta estrategia. La historia se remonta a mayo, un mes antes del estreno del álbum: Charli apareció subida al techo de un auto a las afueras de The Lot Radio, en Brooklyn, Nueva York. Hizo lip sync de las cuatro canciones que había mostrado hasta el momento y dejó un muro pintado de verde -literalmente-, en el medio de la vía pública. Al  acercarse el día de algún estreno, ya sea del álbum, su versión deluxe o alguna colaboración, Charli empezaba un vivo en TikTok y solo mostraba el muro, mientras lo pintaban con alguna frase o como la carátula de alguna de las versiones del álbum.

Este tipo de iniciativas tuvo como público específico a su base de oyentes más sólida, que estuvo al pendiente de estas actuaciones sorpresivas en la vía pública. Así fue que, también en Nueva York, generó una colaboración con el museo de arte al aire libre Storm King, donde se presentó una pieza al estilo Brat y en el estreno de la última versión del álbum, el 11 de octubre, Charli fue a pasar algunas de las nuevas canciones para el público que se hizo presente, tras haber hecho el anuncio en sus redes un día antes.

Tener cercanía con sus seguidores -principalmente de Tik Tok, y en menor medida de Instagram-, promovió que los propios usuarios generaran contenido y dieran a conocer el fenómeno. Así sucedió con Apple, una canción que se volvió de las más escuchadas desde que la usuaria “kelley.heyer”, de Tik Tok, ideara un baile que se hizo viral. Ahora, en los conciertos todas las personas saben la coreografía y esperan para hacerla al ritmo de Apple.

El brat generator, una página en la que cada quien puede crear su portada de Brat, se convirtió en un generador de memes y fue utilizado no solo por sus fans, también por marcas, empresas multinacionales e incluso organismos estatales. Kamala Harris, Barack Obama y la OTAN, se sumaron al “Brat summer” y utilizaron la simbología verde o recomendaron alguna canción en sus redes sociales. HyM, la marca de ropa, generó una colaboración con Charli y modificó por un tiempo su perfil de instagram con colores en verde. Duolingo aprovechó la publicidad gratuita por compartir el color. Así también bancos, compañías aéreas, alimenticias, de videojuegos o aplicaciones, generaron publicidad con el distintivo tono de verde.

Grandes números

Brat le trajo a Charli sus primeras nominaciones a los Grammys como solista, en nueve categorías distintas, entre las que se incluyen algunas de las más importantes, como álbum del año y récord del año. Asimismo, sus oyentes mensuales de Spotify pasaron de estar por debajo de los 15 millones antes del siete de junio a tener un pico de 45 millones en agosto.

Metacritic, sitio que recoge opiniones de críticos y usuarios, les asigna un puntaje y luego elabora un promedio general, concede a Brat el primer lugar como mejor álbum del año hasta el momento, con una puntuación de 95 sobre 100. En esta página ocupa el puesto 16 como mejor álbum de la historia.

Por último, en las listas de Official Charts y Billboard, que miden semanalmente cuáles son las canciones y discos más escuchados en Reino Unido y Estados Unidos, respectivamente, el disco ha logrado los mejores resultados de la carrera de Charli. Por ejemplo, Crash -aquel álbum que buscaba deliberadamente ser escuchado- debutó en el primer puesto en Reino Unido pero solo se mantuvo en el top 100 durante cuatro semanas. Brat, por su parte, sigue en la lista desde su estreno; debutó segundo, bajó y volvió a esta posición en agosto, para finalmente ocupar el primer lugar en octubre, tras la publicación de la última versión del álbum.

En el Billboard Hot 100 -que mide las cien canciones más escuchadas en Estados Unidos-, de las once entradas que la artista tuvo como solista o colaboradora, seis fueron por Brat. En contrapartida, más personas la conocen y Charli pasó de presentarse como telonera de Taylor Swift en 2019 a llenar estadios con su nombre y el de Troye Sivan en Norteamérica, con la gira “Sweat Tour”, que agotó entradas en veintidós presentaciones.

Treinta y cinco canciones, 1:40 hrs

En cuanto al sonido, la mayor parte del tiempo Brat suena con determinación y seguridad: tiempos acelerados, canciones para la noche, que respetan vagamente las estructuras y lo convencional, sintetizadores irrepetibles, autotune. El disco es electrónico, rápido y distorsionado, pero también genera empatía y proximidad, en tanto la artista aborda temáticas comunes desde una perspectiva mundana y honesta. Inseguridades o sentimientos de inferioridad en Sympathy is a knife; la ansiedad de mantener un vínculo en secreto en Talk Talk; las dudas en torno a la maternidad en I think about it all the time; una canción en memoria a Sophie Xeon, quien falleció en 2021, So i; un complicado relacionamiento con los padres en Apple; o ideas de que todo tiempo pasado fue mejor en Rewind. Este aspecto es uno de los más sobresalientes: a pesar de los sonidos electrónicos y voces en autotune, logra alcanzar profundidad en cada mensaje y un genuino sentimentalismo. Los momentos tristes son tristes, y los de disfrute son únicos.

Lo que nos queda al día de hoy es un gran álbum de treinta y cinco canciones, estrenado en su última versión el pasado 14 de octubre: Brat and it ‘s completely different but also still brat. Contiene los quince temas originales, los tres que incorporó el álbum deluxe, y 17 reversiones de estos 18 temas -el único que queda sin reversionar hasta el momento es Hello Goodbye. Allí se incluyen las colaboraciones con Billie Eilish, Lorde, Ariana Grande, Kesha y más de 15 artistas invitados. Hablamos de reversiones, en tanto cada pieza se siente única en sí misma, y podríamos decir que las colaboraciones no son sólo agregados, sino que cada canción se fusiona con el estilo de cada invitado.

Charli ha comentado en entrevistas que desde antes de estrenar la primera versión de Brat, ya sabía que quería generar en última instancia un álbum de reversiones. Algunas de estas canciones fueron mostradas con gran anticipación, como la reversión de Club Classics -con la española Bb tricks- o la de So I -con A. G. Cook-, que fueron pasadas incompletas en marzo, en el Boiler Room de Nueva York. Ese mismo mes, Charli hizo publicidad en Londres con el nombre de Kesha. La reversión de 365 con Shygirl, telonera del Sweat Tour, a su vez fue mostrada varias veces en la gira. 

Lo que nos queda, también, es haber podido presenciar la autenticidad de una artista transgresora, que corre los límites de lo posible y cuya única constancia es la de pensar fuera de la caja. Con su particular visión del sonido y del hecho artístico, lo que nos queda es intentar saber si fue Charli la que se puso a tono con el mundo, o si es el mundo el que se puso a tono con Charli.

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