El rugir de los motores, los rallies y los juegos en el taller mecánico de Jorge, su padre, marcaron la infancia de Patricia Pita. A los 31 años siente que nadie la reconoció por haber sido la primera uruguaya que corrió un rally, algo que logró en 2012, y, por ello, asume un rol activo para la inclusión de otras mujeres en el automovilismo. En 2015 dejó su Punta del Este natal y se radicó en Argentina, donde es una referente del deporte. Entrevistada por a Sala de Redacción, Pita contó que, más que un deporte, el rally es un estilo de vida para ella y criticó el escaso apoyo estatal y privado a la disciplina. 

– ¿Recuerdas la primera vez que dijiste “quiero correr”?

– A los meses de haber nacido ya estaba compartiendo esta pasión en mi casa, donde el rally, más que un deporte, es un estilo de vida. Mi papá es corredor de rally y todos los meses íbamos con él a las carreras. Preparar el auto y conseguir repuestos era una rutina familiar y sentí esta pasión desde muy chica. Siempre dije que quería ser piloto.

– Hablamos de tu padre, Jorge Pita, que ganó varios campeonatos nacionales de rally y es campeón sudamericano, ¿verdad?

– Es cierto. Por eso le pedía tan seguido a papá para correr en karting cuando era niña, pero no se dio la oportunidad. De todas formas, hice mucho deporte desde chiquita, en especial atletismo, hasta los 15 años, y eso me dejó como resultado la disciplina y la constancia que son imprescindibles para la competencia de rally. 

Patricia junto a su padre Jorge Pita, múltiple campeón uruguayo y campeón sudamericano de rally en 1999.

– Además de tu pasión por el deporte, ¿también estudiaste?

– Claro. El atletismo lo dejé a los quince años. Sentí que me había sobre exigido y no veía mi futuro en esa disciplina. Lo viví con pasión, pero lo dejé. Me enfoqué en terminar el liceo, mientras le seguía diciendo a mi papá que quería correr rally. 

– ¿Que te respondía?

– Que esperara a cumplir los 18 años para sacar la libreta. Pero, en realidad, en mi familia se pensaba sobre lo que iba a estudiar en una facultad, porque eso era algo muy importante en casa.

– ¿Qué pasó finalmente?

– Terminé la secundaria y me fui a vivir a Montevideo. Estudié Comunicación durante tres años, pero me di cuenta de que no era lo mío. Cuando dejé la carrera fui a vivir a España. Viajé tres meses como indocumentada y trabajé en un bar, lo que fue muy enriquecedor como experiencia de vida. A finales de 2010 volví a Punta del Este y empecé de nuevo con intenciones de correr.

Patricia Pita en el Rally GP Argentino – Villa Carlos Paz, 2016. Foto: Renzo Carletti.

– ¿Cómo lograste por fin correr en un rally? 

– Mi tío Horacio, que también es piloto, me preguntó un día: “¿En serio querés correr?”. Le contesté: “¡Claro! Hace años que quiero y ya me cansé de tantos peros”. Entonces, llamó a papá y le dijo: “Preparale el auto a Pato”. Corrí una carrera en 2012 y al año siguiente el auto se rompió muchísimo. En 2014 logramos armar un [Chevrolet] Corsa, pero nos perdimos las primeras fechas del campeonato de ese año.

– ¿Cómo hace una chica que sueña con ser pilota como vos y no tiene tus posibilidades?

– Sin dudas es muy complicado y mucho más si sos mujer. A mí a veces me escriben y me cuentan que quieren hacerlo y la verdad es que cuesta mucho. Imaginate que yo, con un padre y un tío pilotos, recién empecé a los 24 años, así que a alguien que no cuenta con esa ayuda seguro se le complica muchísimo más. En mi caso, además, tuve la suerte de que el auto que me dieron ya estaba preparado para las carreras y papá lo terminó de poner a punto. Los que quieren arrancar de cero tienen que armarse un auto o alquilarlo.

Las dificultades

– ¿El Estado uruguayo brinda apoyo económico a los pilotos de rally?

– No. Es muy difícil que eso pase en Uruguay. Para recibir un apoyo tenés que estar corriendo hace muchos años y ser relativamente bueno. Acá todo es muy complicado y te apoyan si sos muy groso. El problema es que para llegar a serlo necesitás que te apoyen antes. Yo siento que les cuesta dar apoyo a deportes que no sean, por ejemplo, el fútbol.

– ¿El Club Uruguayo de Rally tampoco recibe apoyo estatal, como institución rectora del deporte?

– No. Lo que recibe es el apoyo de permisos para que se puedan realizar las carreras en los diferentes circuitos, pero no para incentivar o costear el surgimiento de pilotos. A título personal, creo que eso es algo que se podría empezar a hacer. Cuando arranqué en el rally cordobés, donde una mujer corriendo era algo interesante, ellos me dieron un montón de facilidades: me regalaron cubiertas, no me cobraban las inscripciones. 

– ¿Eso se debería hacer en Uruguay?

– Creo que esos son ejemplos de algunas ayudas que se podrían llegar a concretar en Uruguay. En especial para incentivar sobre todo a los jóvenes que recién arrancan a correr. Pero para eso, el Club Uruguayo de Rally necesita recibir apoyo económico estatal. Mi experiencia personal antes de irme a Argentina es que presenté mi proyecto al Banco de Seguros del Estado, a la Secretaría Nacional de Deportes y al Ministerio de Turismo. Nunca conseguí un solo apoyo. 

– ¿Un piloto de automovilismo de Uruguay o Argentina vive de su profesión?

– Es muy difícil que eso pase. En toda la historia de Uruguay deben ser poquitos los pilotos que hayan vivido del automovilismo, y menos de rally. En Argentina los hay, pero muy pocos, son muy talentosos y tienen un don especial. La gran mayoría no tiene dinero y trabaja de lo que sea para poder pagarse las carreras y el auto, pero es muy difícil. En general, hay muchos mecánicos que por su profesión logran armar sus propios autos y así acceden, a veces, a poder participar y correr algunas fechas.

Patricia Pita en la cuarta Fecha del Rally Argentino de 2018. Foto: Renzo Carletti

¿Cómo conseguiste el presupuesto para irte a correr rallies a Argentina?

– Como nací, crecí y viví toda la vida en Punta del Este, cuando surgió la oportunidad de competir en la provincia de Córdoba presenté mi proyecto como competidora a la Intendencia de Maldonado. Le expliqué al secretario general que no me daban auspicio ni siquiera las empresas privadas, porque acá es todo muy chico. Le interesó y ofreció incluirme en un proyecto que el gobierno departamental tiene para apoyar a deportistas locales. Sin ese apoyo no habría podido instalarme en Argentina. Fue la primera vez que me abrieron una puerta y me fui muy feliz a representar el país.

Sabor amargo

– ¿Sentís que en Argentina te dieron un lugar que no conseguiste en tu país?

– Sí. Cuando empecé en Uruguay me sentí bienvenida, aunque confieso que mucha gente me tomaba como la “nena de papá” que iba a divertirse. Otros me recibieron con cariño porque lo conocían a él. En aquel momento yo tenía la cabeza puesta solo en aprender y nada más. No fue para nada fácil. Con el tiempo entendí que crecer era también despegarme de todo eso y tomar cierta independencia.

– ¿Seguís siendo la única mujer piloto de rally en Uruguay?

– Sí. En mi país nunca me reconocieron por ser la primera mujer piloto de rally. Nadie lo hizo y me parece que eso no está bien. No porque sea yo, sino porque es un deporte históricamente masculino y de los pocos en los cuales las mujeres compiten contra los hombres. Tampoco hay que olvidarse de que el rally requiere que seas aguerrida. Hoy, con 31 años, pienso en todas las situaciones a las cuales me enfrenté para poder correr y me da pena que no tengan la delicadeza de reconocerlo.

¿Por qué elegiste la provincia de Córdoba? 

– Había ido a un casamiento y averigué todo. Me quedé unos días más, hablé con el presidente del club cordobés de rally e hice los trámites. Elegí ese rally porque los caminos son excelentes, los costos mucho más baratos que en Uruguay y la variedad de suelos era ideal para acelerar mi proceso profesional. Desde el principio me sentí en un lugar que no me dieron en Uruguay. Me recibieron de la mejor manera y supieron aprovechar mi presencia como mujer dentro del ámbito del rally y del automovilismo.

– ¿Sentiste lo mismo en las fechas del campeonato de rally argentino en las que competiste? 

– Exactamente lo mismo. Cuando pasé del rally cordobés al campeonato argentino ya había dos mujeres corriendo, pero también me sentí excelente. No te voy a decir que todo fue color de rosas, porque me pasaron cosas, pero las organizaciones en Argentina me dieron un lugar que en mi país nunca tuve. 

El ascenso

– ¿Que más encontraste de diferente en Argentina con respecto al rally uruguayo?

– Allá el rally es mucho más profesional y es uno de los deportes más vistos en el país. Como te dije, los caminos son diferentes y a la hora de manejar esa variedad de suelos te da un montón de herramientas. Todo es distinto. Hay multitud de gente en los caminos para verte pasar y existe una gran pasión, sobre todo al sur del país. Como es lógico por un tema de escala, hay muchos más autos y más competencia, lo que me generó mayores ganas de mejorar. De hecho, sentí que mejoré muy rápido. 

– ¿Cómo pasaste del rally provincial al rally nacional argentino?

– En un momento mi equipo ya no tenía más autos en el rally cordobés, pero sí los tenía en el campeonato argentino. Me propusieron cambiar de categoría y así lo hice. Fue un sueño hecho realidad, porque, para mí, de las competencias sudamericanas la argentina es una de las mejores. 2017 fue uno de mis mejores años, porque además vine a Uruguay una vez y corrí en el campeonato sudamericano.

Patricia Pita en la sexta Fecha del Rally Argentino de 2017. Foto: Renzo Carletti.

– ¿Incursionaste en otras disciplinas automovilísticas?

– En 2018 corrí en una prueba de autos 4×4, pero fuera de competencia y solo para adquirir experiencia. Además, retomé la competencia en rallies con una buena racha y afrontando más desafíos. Cambié de caja de cambios manual a caja secuencial, también tuve otro copiloto y me seguí formando. Le dediqué muchas horas y eso dio sus resultados.

Una cachetada

– ¿En 2018 corriste tu última carrera? 

– Sí. En setiembre me recortaron el presupuesto y corrí mi última carrera. Es lamentable, pero después de eso no pude correr más. Fue un golpe duro, una nueva cachetada, un hecho desmotivador cuando empezaba a ver progresos en mi carrera. Durante 2019 no corrí por temas familiares y, además, porque estaba cansada de buscar sponsors y golpear puertas. 

– ¿Cómo es el entrenamiento de una pilota de rally?

– Es físico y psicológico. Por ser mujer, tengo que entrenar mucho más la zona media y los brazos, de lo contrario me canso mucho. Al principio, cuando todavía me quedaban dos tramos de carrera, sentía que en vez de brazos tenía dos flecos colgando. Hago gimnasia funcional y entrenamiento cognitivo, porque lo físico y los reflejos para la toma de decisiones son una dinámica interactiva. Tengo dos psicólogos que me han ayudado mucho, porque arriba del auto “es todo cabeza”. La alimentación, por supuesto, complementa todo ese entrenamiento. 

– ¿Qué es el rally para vos?

– Es un estilo de vida, mi pasión y mi motor. El rally me motiva en mi día a día. Hoy esa motivación no es solamente subirme al auto, competir y ganar un campeonato, sino seguir marcando un camino y continuar inspirando niñas.

– ¿Sentís que tu perseverancia puede servir de ejemplo?

– Siento que sí. La última vez que corrí acá en Punta del Este, nenas de cinco o seis años se acercaban diciéndome que su sueño era correr como yo. Eso me emociona. Mi realidad fue que no tuve ídolas mujeres cuando era chica. Poder ser eso para niñas, mujeres o para la gente es para mí el verdadero sentido del rally. Siento que todas las cosas que pasé hasta el día de hoy son una forma de facilitar el camino para las mujeres que vendrán. 

– ¿Cuál es tu meta personal?

– Aspiro a ser la referencia personal que yo no tuve de chica. Mi meta principal es apoyar a las que vengan. Esa es mi pasión y quiero seguir abriendo el camino. Por supuesto que quiero continuar corriendo en Argentina y seguir escalando en categorías. Quiero ganar un campeonato allá o en Uruguay, pero lo principal es seguir corriendo y ayudar e inspirar a las mujeres que quieran incursionar en el automovilismo.

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