Nacional festejó el título con su gente. Foto: Cortesía de pordeciralgo.com.uy / Jimena Montgomery

Una nueva edición del campeonato Uruguayo llegó a su final, y -a la espera de la última palabra de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF)- Nacional se coronó con su título número 45, en un partido en el que fue superior en juego y ocasiones.
El primer tiempo comenzó con dominio tricolor que, a pesar de los últimos resultados y las dudas sobre el rendimiento del plantel, demostró que era éste el partido para el que se prepararon todo el semestre. El primer gol llegó a los 20 minutos y fue de Sebastián Fernández, con un remate cruzado que el arquero de Peñarol, Pablo Migliore, no pudo contener. Alos 33 minutos, un penal del brasileño Diogo Silvestre sobre Leandro Barcia se convirtió en gol por medio de Iván Alonso, en un remate ante el que el arquero aurinegro ni siquiera se movió.
El trámite siguió favorable a los tricolores, que buscaban liquidar el partido que iba 2-0, pero el árbitro Javier Bentancor, de impecable actuación, pitó el final del primer tiempo sin más movimientos en el marcador. En desventaja y claramente necesitado de un giro, Peñarol salió al segundo tiempo con variantes en busca de la remontada. Y el segundo tiempo alternó incursiones del equipo dirigido por Pablo Bengoechea e intentos de los tricolores para liquidar el partido. Sin embargo, a los 69 minutos un tiro libre de Luis Aguiar en la frontal del área trajo el descuento para Peñarol. Los aurinegros entraban en el partido, pero dos tarjetas amarillas en un minuto para Jorge “Japo” Rodríguez, dejaron a su equipo con un jugador menos.
De ahí en más la acción fue dominada por los orientados por Álvaro Gutiérrez, que arreciaba el arco de la tribuna Ámsterdam, pero un balón largo al área que fue recepcionado por Hernán Novick terminó en penal tras la infracción de Nicolás Prieto sobre Jonathan Urretaviscaya. Una vez más, Aguiar convirtió cambiándole el palo a Munúa, que se tiró al lado equivocado. Poco y nada más seguiría dentro del tiempo reglamentario, de manera que la primera final se iba a tiempo suplementario.
El campeonato concluiría sólo en caso de que Nacional ganara, en caso contrario se seguiría jugando hasta que hubiera un campeón de acuerdo al reglamento de finales. El primer “chico” del alargue fue puramente tricolor, que dominó en fútbol. Peñarol tuvo solamente una ocasión, que no llegó a ser rematada. En el segundo tiempo suplementario llegarían los hechos importantes. A los 3 minutos de comenzado, un córner centrado por Álvaro Recoba, ingresado casi al final de los 90′, fue cabeceado por Santiago Romero decretando el 3-2.
Con el resultado en contra y en inferioridad numérica, Peñarol sufrió una y otra vez los embates de los tricolores, hasta que en el minuto 7 (112 del total), Migliore cometió un clamoroso penal contra Christian Tabó. Cuando Recoba se disponía a ejecutarlo, se desataron disturbios en la tribuna Ámsterdam, ocupada por la parcialidad de Peñarol, de donde comenzaron a caer piedras. Reanudado el juego, el arquero argentino de Peñarol le contuvo el penal al “Chino”, con una gran estirada. Minutos después, cuando se iba a ejecutar un tiro libre, la ambulancia que habitualmente se encuentra a un costado de la cancha entró en el terreno de juego y se cruzó por adelante de la pelota, situación que hizo que el arbitro finalizara el encuentro, desatando los festejos de la parcialidad de Nacional y sus jugadores.
Pendientes del fallo de la AUF, lo cierto es que por superioridad física, psicológica y futbolística, Nacional mereció ser campeón.
Alexis Cedrez

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