Un paciente recibiendo un tratamiento de acupuntura en un hospital de Shenyang, China. AFP PHOTO / STR

Maximiliano Fajardo se quebró hace un año el segundo y tercer metatarsiano del pie derecho. Luego del tercer mes tratándose con fármacos y haciendo reposo, notó que la lesión permanecía. Entonces, a través de un amigo, empezó a asistir a sesiones de ozonoterapia. “Al cabo de 20 días y con dos sesiones, el hueso selló. No fue una lesión grave. No tuve desplazamiento de hueso, fue solo fractura pero no me quedaron secuelas de ningún tipo y pareciera que nunca me hubiese pasado nada”, contó Fajardo.

La ozonoterapia es una forma de tratamiento médico alternativo que busca la saturación de oxígeno en el organismo a través de la inyección de una mezcla de oxígeno y ozono. “La medicina alternativa es una forma de tratamiento diferente a la medicina tradicional. Yo hago acupuntura y neuropuntura, que son técnicas medicinales orientales, y además fitoterapia, para la que se utilizan hierbas con principios originales. La acupuntura y la neuropuntura trabajan con la energía vital del cuerpo restableciendo la corriente energética en lugares donde está disminuida y descongestionan lugares cargados de energía”. Es así como define Omar Vázquez al conjunto de prácticas que afirman tener los efectos sanadores de la medicina tradicional sin estar apoyadas por pruebas obtenidas mediante el método científico.

Vázquez, médico de profesión, explicó a SdR que se formó en este tipo de medicina oriental hace 33 años en un centro de intercambio chino-uruguayo. En ese entonces, maestros orientales vinieron a Uruguay con el fin de implementar y enseñar estas prácticas milenarias, para lo que brindaron cursos gratuitos en el Hospital de Clínicas y el Pereira Rossell. Sin embargo, no les fue fácil romper los métodos conservadores de aquella época.

“Leí para conocer qué era la medicina alternativa y sacar mis conclusiones. Los vi trabajar, vi resultados muy interesantes y decidí estudiar e investigar de qué se trataba. Fui utilizando estos métodos cada vez más porque los resultados que me daban en diferentes tipos de patologías eran mejores de los esperados. Es una forma de no utilizar fármacos y creo que la gente está buscando eso, evitar efectos secundarios de las sustancias químicas”, contó Vázquez. El médico explicó que el aumento del consumo de las medicinas alternativas radica en que son formas naturales de tratar las dolencias.

La armonía físico-espiritual y físico-energética son los pilares de estas terapias. Tratan al organismo como un todo y producen un bienestar general, un estado de revitalización y de alivio, además de recuperar diferentes tipos de tejidos que están lastimados.

En Uruguay, hace nueve años se creó una comisión en el Ministerio de Salud para evaluar si las terapias alternativas deberían ser introducidas al Sistema Nacional Integrado de Salud. A partir de esa instancia, la acupuntura y la homeopatía son consideradas actos médicos y los profesionales pueden aplicarlas a sus pacientes, pero todavía no son consideradas una prestación obligatoria de las instituciones sanitarias.

En la Facultad de Medicina no se dictan cursos para enseñar estas terapias, pero existen centros donde se aplican, como el Hospital de Clínicas, donde funciona una clínica de acupuntura presidida por médicos. Consultado sobre este hecho, Vázquez aseguró que las medicinas alternativas “deberían ser una opción para que los estudiantes conozcan de qué se trata y puedan sacar sus conclusiones. En España se dictan cursos universitarios y eso es muy importante para América Latina, porque hay libros en español, a diferencia de aquella época en la que se habían traducido solo -y mal- al inglés. Hoy por hoy la información está al alcance de todos”.

Guillermo Corbo

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