Comunidad Educativa del ex Comcar en 2016 / Foto: Manuela Aldabe, Semanario Brecha

Cuando hay voluntad y gente con ganas de cambiar las cosas ocurren bellos milagros. Los docentes que dan clases en la Unidad N°4 (ex Comcar) del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), juntaron más de 200 libros para regalar a los estudiantes de la Comunidad Educativa, en el marco de la celebración del Día del Libro.
En Uruguay el Día del Libro se celebra todos los 26 de mayo, ese día pero de 1816 se abrieron las puertas de la Biblioteca Nacional, gracias a la iniciativa de José Gervasio Artigas, quien pensaba que solo la valentía no era suficiente y que un soldado tenía que ser una persona culta e instruida. Se dice que en su inauguración pronunció la emblemática frase “sean los orientales tan ilustrados como valientes”. Y con motivo de esta fecha fue que profesores y funcionarios propusieron dicha conmemoración.
Al llegar a la Comunidad Educativa ya se notaba que algo ocurría; en el patio, los tambores y banderas esperaban al sol, ese día les tocaba actuar. Un fuerte aroma a café invadía los sentidos de quienes estaban en el lugar, que hacían fila en la ventana del salón de profesores, a la espera de tan valiosa infusión. “Esto es un café tumbero”, bromeó el profesor de sexología mientras veía cómo se llenaba una olla con ese líquido negro como el petróleo. De colador oficiaba un pedazo de cafetera eléctrica donde se colocaron los filtros, los de verdad, esos de papel que acá no se consiguen, a no ser que tengas uniforme azul.
A medida de que los jóvenes recibían su café, tomaban asiento en los bancos dispuestos frente a la pantalla gigante en la que se proyectaron dos audiovisuales. Enseguida aparece la profe de historia con papeles en la mano, y en una de esas hojas estaba el saludo hacia la actividad del ex presidente y actual senador José Mujica. Lejos del asombro, los presentes reclamaban más café.
En el primer corto se vieron algunos personajes que frecuentan la Comunidad Educativa, la primera cara conocida es la de Tito, uno de los estudiantes de la Universidad de la República que además participa de los talleres de periodismo y radio de la Facultad de Información y Comunicación. De pelo largo y voz ronca, siempre con su bolsa transparente llena de apuntes que lo acompañan toda la jornada; a donde él se mueva también van los papeles con sus ideas plasmadas. De personalidad frontal, siempre ha estado comprometido con los temas que definen a la educación en contexto de encierro.
La jornada seguía su curso y llegaba la hora de la presentación de poesía escrita por algunos de los alumnos. Las miradas cómplices no se hicieron esperar. No es muy común escuchar poesía por estos lados y menos en vivo. Pero contra todo pronóstico, fue recibida con mucho gusto, los jóvenes respetaron con un silencio digno de la valentía del compañero que leía y expresaba sus sentimientos para este público.
Los aplausos llenaron el lugar, la alegría del poeta se reflejaba en su rostro y daba paso al segundo acto: un recitado con guitarra de un poema de Idea Vilariño. Previa presentación y agradecimiento, los primeros acordes sonaron y otra vez el silencio se adueñó del lugar, ese silencio que trasluce el respeto, las ganas de escuchar voces nuevas y de aprender.
Luego, la mejor parte, la hora de “regalar libertad”. Cada profesor, con sus manos llenas de libros, buscó a los lectores de los títulos más variados, y, como una ruleta, cada libro va marcando su destino. Algunos los cambian, otros enseguida empiezan a inspeccionar lo que ha llegado a sus manos, los huelen, los tocan, los abren y las sonrisas que, como el olor a café nos acompañó toda la tarde, fueron el gesto más claro para hacerle saber a los organizadores que la misión estaba cumplida. Mientras, se terminaba de entregar los libros.
Tras calentarse las lonjas al sol, se forman los tocadores en tres filas con tres tambores cada una. La comparsa “Madiba” -el nombre que le pusieron en honor a Nelson Mandela- comienza a sonar. En un esfuerzo por cambiar viejas formas de pensar, hace ya un tiempo que participan de las comparsa algunas de las mujeres trans del módulo 4. Las dos bailarinas se sacuden al son de los tambores y, tras dar dos vueltas en el patio, el público empezó a aplaudir y a silbar para festejar y saludar el paso de los tambores, como si estuviéramos en la calle Isla de Flores en esas noches de febrero. A puro candombe, las banderas flamean, el estandarte abre paso y la cultura se hace presente en uno de los lugares donde más se precisa.
Adrián Bentancourt
Esta nota fue realizada en el marco del proyecto de extensión Talleres de radio y prensa en la Unidad Nº 4, del Instituto Nacional de Rehabilitación, que funciona en la Comunidad Educativa de ese centro desde noviembre de 2017 y del que participa Sala de Redacción. Este espacio de la Facultad de Información y Comunicación, que cuenta con el apoyo de Radiodifusión Nacional del Uruguay, fue aprobado y financiado por la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio de la Udelar en su llamado a Derechos Humanos 2017.

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