Ruperto, Tamara y los niños. Foto: Fabricio Sánchez/ Cámara Uruguaya del Libro

Libros, libros, y más libros. Un sueño que para muchos se hace realidad una vez por año cuando la Cámara Uruguaya del libro organiza su feria. Y los niños no son una excepción. Planeado para que todos puedan asistir la feria ofrece siempre, presentaciones de libros infantiles en la mañana y la tarde, para que el turno escolar no sea una excusa, aunque claro que es más difícil la asistencia desde departamentos más lejanos a la capital.

El 8 de octubre no fue una excepción en la 37° feria internacional del libro y contó con uno de los platos fuertes de la literatura uruguaya infantil. Roy Berocay, el padre del sapo uruguayo más famoso, presentó El casamiento de Ruperto en el Salón Azul de la Intendencia de Montevideo, con la sala llena.

Cerca de 200 niños llegaron a la presentación vespertina, si bien el lanzamiento había tenido otra versión en la mañana. Casi todos uniformados, dejaban ver el nombre de los colegios, en este caso privados, y sostenían libros, hojitas de libretas, marca libros, y cualquier retazo de papel esperando que el autor les dejara su autógrafo.

Una vez acomodados, una desestructurada oradora de la editorial Santillana se dirigió a los niños con gran carisma enlazando la historia de Ruperto con la que prometía ser una dinámica presentación del libro.

Mientras les contaba a los niños que le gustaría conocer a Ruperto y su novia Tamara, éstos aparecieron como una agradable sorpresa. Los antropomórficos personajes verdes consiguieron muchas risas en su corta aparición, que se destacó porque la romántica Rana Tamara quería casarse y el Sapo Ruperto estaba un poco distraído en sus asuntos, tal y como en los libros que siguen vendiéndose y atrayendo lectores luego de 25 años de la publicación del primer tomo.

Roy Berocay llegó en seguida por pedido de Ruperto y luego de algunas palabras, el sapo y la rana se fueron por un rato. En ese momento llegaba el deleite de los padres, que eran poco más de 50 y esperaban ver cantar a sus hijos. Es que para amenizar la jornada se invitó previamente a las instituciones a traer canciones preparadas. Los tres coros que dijeron sí a la propuesta interpretaron géneros clásicos y hasta una murga que contó con elaborados maquillajes.

Luego de que todos las fotografías estaban tomadas, SdR dialogó con Roy Berocay, quien dijo que a lo largo del cuarto de siglo de Ruperto no ha cambiado su enfoque para escribir ,pero lo ha pulido. La respuesta de los niños, agregó, sigue siendo la misma a través de las generaciones, y sostuvo que no es verdad que los niños lean cada vez menos. “Si uno se fija en los últimos veinticinco años de la literatura infantil uruguaya, se ve que cada vez se publican más libros, cada vez hay mas autores e ilustradores, y cada vez se venden más libros para niños”, dijo. Destacó además el papel de los docentes como actores que fomentan fuertemente la lectura.

Sobre la incursión de Ruperto en los espectáculos musicales explicó que “fui músico antes que escritor; con La Conjura grabamos cinco CDs, pero siempre iba por un lado la parte de literatura, que era para niños, y la música, que era música no más”. La propuesta no surgió de él, pero luego de pensarlo comenzó la composición de letras infantiles y en la actualidad Ruperto Rocanrol es una banda exitosa en la que trabaja con sus dos hijos. “Fue la fusión de mis dos mundos”.

En el futuro planea seguir con lo que hace, si bien entiende que “El casamiento de Ruperto es como una culminación parcial, y quizá siga por el lado de la historieta por un tiempo”.

El sapo que tiene un monumento en el arroyo Solís Chico, del que es oriundo, se ha convertido en un clásico y promete no detenerse en sus aventuras.

María Florencia Cremonese

 
 

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