La anunciada muerte de los diarios impresos. Footo: SdR / Romina Calcagno.

La necesidad de un nuevo periodismo con una narrativa distinta a través de otros formatos irrumpe a partir de una crisis que afecta no sólo a la prensa escrita, sino a todos los soportes. Los roles de los medios y la forma de informar de los periodistas deben ser revisados, porque la información llega mal o no llega. Esto debería preocupar a quienes hacen periodismo: “¿No será que estamos muy cómodos haciendo lo que siempre hicimos?”, se pregunta Ana Laura Pérez, jefa editora de El País digital.

Existen muchos indicios que develan una crisis. La función de informar del diario dejó de estar vigente, la intrusión de las redes sociales y el flujo cada vez más grande de información, crearon otras exigencias. Ya no podemos solamente contar lo que se dijo en una conferencia o lo que sucedió en tal lugar, porque la radio y la televisión ganan en instantaneidad. La pregunta es: “¿Qué sentido tiene el periódico hoy?”, y la respuesta es que debe de explicar y analizar. Porque “el diario que informa tiende a desaparecer”, sentencia Lucas Silva, director periodístico de La Diaria.

En este contexto surge otra cuestión: “el periodismo ciudadano”. Fenómeno que además de desinformar genera un debate crispado a través de las redes sociales; se opina y se comparte información sin criterio y sin corroborar si es verdadera. No existen las fuentes y mucho menos una revisión de la información; lo que no existe en este fenómeno es el trabajo del periodista. El lector no profundiza en las partes ausentes de una nota, se conoce el hecho en general que no se diferencia de otros miles.

El ser ciudadanos y no meros consumidores, es otra de las cuestiones a pensar. El desconocimiento de la realidad suele ser letal, y cuando la información se utiliza como mercancía, se camina por una cuerda floja. Como dice David Simon: el periodismo es un juego de adultos y “la única manera de explicar el por qué es mediante periodistas absoluta y enteramente comprometidos con la cobertura de un asunto determinado”.

“Estás en una crisis y tenes que apostar a la buena pluma”, reflexiona Silva, apuntando al periodista que es capaz de analizar y ver las repercusiones que tienen los hechos. “Creo que lo que cambia es el compromiso”, dice, agregando que “antes los tipos se reunían en bares a discutir lo que les preocupaba”. Pero ahora el debate está mal visto, ha invadido un aire de falsa neutralidad, en el cual se sostiene que no hay que develar nunca nuestras inclinaciones. “Es un debate anacrónico: no tocar el status quo, esa pretendida lejanía, eso es ser conservador, no hay vuelta”, expresa Silva. Se ha elegido investir todas las preferencias, gustos y posturas ideológicas, por un traje blanco que nos presenta como inmaculados.

La idea de que el periodismo está sufriendo transformaciones es compartida por el catedrático Ronald Téliz, docente grado 3 de la Facultad de Información y Comunicación. Estos cambios no serían considerados como modificaciones estructurales; por lo tanto para Téliz el periodismo no estaría pasando una crisis. “Efectivamente las nuevas tecnologías han afectado la velocidad y  la forma de configurar las relaciones, así como el alcance de los medios a nivel mundial”. El docente agrega que se producen cambios, pero no rupturas que permitan hablar sobre la crisis de la prensa.

La homogeneidad de la información es otro de los cambios que mueve la base del periodismo. Para Téliz en esto entran en juego los cambios de criterios de calidad, generando una “pérdida de los criterios de relevancia que pasan a ser elementos de transparencia donde todo puede ser informado” determinados por una agenda de contenidos. Provocando además una pérdida de capacidad crítica, “porque si uno habla de todo en un tiempo corto, pierde profundidad”. El hecho de que la información publicada por un solo medio sea “levantada” por los demás -muchas veces sin ser corroborada- podría dar cuenta de esta pérdida de criterios de relevancia. Además así se puede reproducir información imprecisa y se ponen en peligro los pilares del periodismo: la ética, la rigurosidad y la responsabilidad.

Los pocos medios que intentan informar de forma más exhaustiva, brindándole al lector elementos que le permitan comprender realmente los sucesos, son en varias ocasiones criticados por extensos o por contener información “pesada”. La idea de explicar y de analizar le dicta la muerte a la instantaneidad y fugacidad de la información. La realidad exige cambios, habrá que pensar el camino.

Yamila González Almeida

 

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