Luego de luchar por su vida durante un par de días en el Hospital de Clínicas para recuperarse de un disparo propinado por las fuerzas de represión del gobierno presidido por Jorge Pacheco Areco, el 14 de agosto de 1968 falleció Liber Arce. Arce era estudiante de Odontología y militante de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) y de la Juventud Comunista del Uruguay.
50 años después, a las 18.00, la explanada de la Universidad de la República (Udelar) estaba repleta de personas. Estudiantes, funcionarios, profesores y manifestantes de diversas edades y agrupaciones compartían una sola motivación: conmemorar a los mártires estudiantiles (ver recuadro).

1968
14 de agosto. Líber Arce, primer mártir estudiantil, falleció con 27 años luego de una herida de bala.
20 de setiembre. Hugo de los Santos, de 19 años, estudiante de la Facultad de Economía, y Susana Pintos, de 27 años, estudiante de la Escuela de la Construcción de la Universidad del Trabajo. Fueron asesinados en una manifestación frente a la Udelar.
1971
24 de julio. Heber Nieto, de 19 años, estudiante del Instituto de Enseñanza Mecánica y Electrotécnica. Recibió un disparo de un francotirador mientras estaba en una actividad solidaria en el marco de un conflicto en la fábrica Seral.
31 de julio. Manuel Ramos Filippini, estudiante del Instituto Alfredo Vázquez Acevedo apareció muerto.
1 de setiembre. Julio Spósito, de 19 años, estudiante del liceo Suárez, fue asesinado por un policía mientras junto con sus compañeros realizaba una manifestación para solucionar un conflicto de la Compañía Industrial Comercial del Sur.
1972
28 de febrero. Íbero Gutiérrez, de 22 años, poeta y estudiante de la Facultad de Humanidades, militante de la FEUU, fue secuestrado por el Escuadrón de la Muerte y encontrado muerto un día después.
11 de agosto. Santiago Rodríguez Muela, de 22 años, trabajador de ANCAP y estudiante de secundaria. Fue asesinado en un asalto en su liceo del grupo Juventud Uruguaya de Pie (JUP).
6 de diciembre. Joaquín Klüver, de 22 años, estudiante de la Facultad de Agronomía, fue asesinado luego de ser detenido en una manifestación estudiantil contra la Ley de educación y de haber recibido dos disparos a corta distancia, que provinieron desde un vehículo militar.
1973
6 de julio. Ramón Peré, de 29 años, estudiante de la Facultad de Veterinaria. Fue la primera víctima estudiantil de la dictadura, mientras ocupaba la facultad durante la Huelga General.
9 de julio. Walter Medina, de 16 años, estudiante de secundaria, poeta y canillita, fue asesinado mientras pintaba “consulta popular” sobre un muro en Piedras Blancas.
1974
27 de junio. Nibia Sabalsagaray, de 28 años, estudiante del Instituto de Profesores Artigas. Fue detenida y asesinada el mismo día debido a la tortura, en el Batallón de Transmisiones.
Según consignó el portal de la Udelar, luego de esos años la lista se extiende y llega a más de mil estudiantes torturados, perseguidos, secuestrados y, en algunos casos, asesinados.

 
En la previa de la marcha, la Comisión de Cultura de la FEUU invitó a la proyección de la película La noche de los lápices y se realizaron representaciones artísticas en el callejón que separa la Facultad de Derecho y la Biblioteca Nacional. Estas últimas se robaron la atención de los que llegaron más temprano, en su mayoría jóvenes, que se aglomeraron para disfrutarlas.
Antes de la largada podían verse varias pancartas y carteles que, entre otros temas, repudiaban la propuesta del senador Jorge Larrañaga de que los militares se ocupen de la seguridad pública, y aplaudían la lucha del presente y la del pasado. Además, había carteles que soñaban con que se asigne a la educación un presupuesto equivalente al 6% del Producto Interno Bruto (PIB). Una gran maqueta de Pedro Figari se sumó para recordar que la escuela técnica de UTU con su nombre continúa reclamando por mejores condiciones para estudiar.
Pasadas las 18.30, los manifestantes cortaron la calle y minutos después comenzó la marcha. La marcha iba gritando los nombres de cada uno de los mártires seguidos del grito “¡Presente! ¡ahora y siempre!”, y también se cantaba contra los militares, algunos ministros y hasta el Presidente de la República.

Marcha por los mártires estudiantiles / Foto: Facundo Verdún, SdR

En poco tiempo se recorrió la avenida 18 de julio hasta Paraguay, donde se tomó por Colonia para pasar por la puerta del Ministerio de Economía y Finanzas. Luego la marcha siguió por Río Negro y Avenida del Libertador hasta culminar en la Plaza 1° de Mayo, próxima al Palacio Legislativo, donde los diputados estaban discutiendo reasignaciones de recursos en el marco de la Rendición de Cuentas. Allí los integrantes del movimiento estudiantil uruguayo leyeron dos proclamas y se cerró con un toque de la murga Diablos Verdes, El Alemán, Automática y Plagio, que se extendió hasta pasada la medianoche.
La memoria se enseña
Lorena Pedraja, integrante del Centro de Estudiantes de Información y Comunicación (CEICO), contó que, hace no mucho, leyó con sorpresa un comentario de un adolescente en una publicación de Facebook en la que pedía que le explicaran “¿qué era eso de los mártires estudiantes?”. Esa pregunta la llevó a reflexionar acerca de que si el joven hubiera nacido en una familia en la que no se habla del tema, es posible el adolescente no sepa qué pasó en Uruguay hace 50 años. Según entendió, esa puede ser la situación de muchos jóvenes uruguayos.
En la Facultad de Ciencias Sociales hay quienes creen que todo es parte de un proceso. Iván Rugnitz, integrante del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales (CECSO), consideró que si bien en el centro de estudios hay un intento de educar en memoria, “aún es incipiente” y  sostuvo que educar en historia reciente sigue siendo complicado. Los programas en la educación formal todavía no le dan la relevancia necesaria e incluso mucha gente sale de educación media sin haber llegado a tratar ese período de tiempo en ninguna clase. En este escenario, es sustancial el rol que juegan las organizaciones gremiales en la difusión y formación de conciencia sobre ese asunto.
Pablo es profesor de secundaria y notó que esa mañana los estudiantes fueron a clase. “Yo me posiciono como profesor y abordaría el tema, sobre todo con los de Ciclo Básico”, consideró, y agregó que si bien ello depende de cada educador, la gran mayoría evita el tema. “En general, no se educa para tener memoria”, evaluó el manifestante. Desde el año 2000 que asiste a esta marcha conmemorativa, y recordó que en aquel momento se exigía el boleto gratuito para los estudiantes terciarios, pero lamentó que se haya dejado de luchar por eso. “No se si nos resignamos o simplemente nos conformamos con lo conseguido y surgieron temas con más prioridad”, explicó.
Resignificar la consigna
Aunque es un hecho que en el actual quinquenio de gobierno no se logrará un monto equivalente al 6% del PIB para la educación, algunos consideran que seguir reclamándolo es una cuestión de “dignidad”, como afirman algunos miembros del Centro de Estudiantes de Magisterio (CEM). Desde el gremio consideran que “la única lucha que se pierde es la que no se abandona”.
Muchos estudiantes entienden que para que a futuro se alcance un presupuesto equivalente al 6% del PIB, se requeriría el apoyo y movilización de más gente. Según entendió Martina Rodríguez, integrante del CEM, ello quedó claro en movilizaciones anteriores por presupuesto, aunque la convocatoria mejoró en la marcha del 14 de agosto.
Por su parte, Rugnitz manifestó que el objetivo de la lucha debe profundizarse: “Necesitamos llenar de contenido la consigna del 6% y empezar a dar un debate más fino sobre qué educación queremos”, expresó. Para Rugnitz, es importante que los actores de la educación sean capaces no sólo de exigir más presupuesto, sino también de proponer de dónde sacarlo. En sus palabras, “lograr generar movilización profunda, propositiva y consciente de qué se puede ganar. Hay que evitar esconderse detrás de una consigna y repensar qué transformaciones generarían más allá de mejores sueldos y condiciones edilicias”.
No obstante, la marcha continúa siendo un medio vigente de protesta, en donde el movimiento estudiantil uruguayo realiza las reivindicaciones que considera necesarias, al mismo tiempo que recuerda episodios de la historia. “Es importante seguir marchando, porque marchando no se olvida, no pasa desapercibido, marchar genera conciencia”, aseguró Pedraja. La integrante del CEICO agregó que la movilización “nos da la oportunidad de reflexionar de todos los derechos que tenemos ahora, por ejemplo a marchar, a manifestarnos como estudiantes por un 6% sin represiones”.
Para Fernando Fuentes, también integrante del CEICO, siempre es importante asistir como estudiante a las marchas que año a año se realizan el 14 de agosto. Según evaluó, pregonan la unidad del movimiento estudiantil y los concientiza de la importancia de estar organizados para luchar por una educación más democratizadora, abierta a los hijos de los trabajadores.
El camino recorrido
“Este año, de gran lucha para nosotros, logramos crear la comisión para resolver las prácticas del año que viene y una nueva circular con las condiciones por las que luchamos. Sólo falta que sea apoyada presupuestalmente”, comentó Rodríguez, en referencia al conflicto que se vivió en el instituto de formación de maestros.
Por su parte, Fuentes comentó que se sorprenden año a año con el proceso de crecimiento del gremio con respecto a la participación de los estudiantes y eso se ha notado en la marcha. La Facultad de Información y Comunicación de la Udelar es joven y han pasado menos de tres años desde la fundación del CEICo. “Los que estamos hace más tiempo notamos un crecimiento sustancial de la participación, que repercute positivamente en la incidencia que tenemos como orden estudiantil en las instancias gremiales y de cogobierno”, aseguró el miembro del gremio.
La concurrencia a la marcha fue mayor que la esperada por Rugnitz, para quien la movilización fue un éxito y “volvió a demostrar que más allá de diversas dificultades, el movimiento estudiantil sigue siendo un motor de movilización”.
Otro 14 de Agosto quedó atrás y el recuerdo de los mártires está más que vivo en los estudiantes de hoy. Como reza una de las pancartas: “Quisieron callarlos, pero los ideales gritan”.
Facundo Verdún

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