El Estado uruguayo reconoció la responsabilidad por los asesinatos de Diana Maidanik, Silvia Reyes y Laura Raggio, así como también la desaparición de Luis Eduardo González y Óscar Tassino. El acto se dio en el marco del cumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2021. Su fin principal fue que el Estado reconociese los crímenes cometidos durante la dictadura.
La noche del 21 de abril de 1974, en el marco de un operativo de las Fuerzas Conjuntas, Silvia Reyes, Diana Maidanik y Laura Raggio fueron baleadas y murieron en el acto. Los efectivos irrumpieron a la fuerza en la casa de Reyes -quien tenía 19 años y estaba embarazada- buscando a su esposo, Washington Barrios, militante del Movimiento 26 de Marzo. Aunque ninguna de las chicas se resistió, no tuvieron reparos en quitarles la vida. En cuanto a los asesinos, Juan Rebollo fue procesado; José Gavazzo y Eduardo Klastornick fallecieron antes de que se diese a conocer el veredicto.
En diálogo con Sala de Redacción, Horacio Raggio, hermano de Laura, afirmó que es imposible no recordar todos los días el hecho de que un familiar te fue arrebatado a la fuerza. Aclaró que a él y las otras personas afectadas “no les importa que haya sucedido hace casi 50 años” porque “se siente como si hubiese sido ayer”.
Mónica Wodzislawski, prima de Diana Maidanik, señaló a Sala de Redacción que “es un acto de reconocimiento de la responsabilidad del Estado” a petición de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Tanto Wodzislawski como Raggio estuvieron de acuerdo en que hubo un avance -si bien queda mucho por recorrer- y dejaron en claro que la postura de los familiares y quienes acompañan la lucha no va a cambiar, y eso significa saber toda la verdad.
Raggio contó que ante la falta de respuestas tuvieron que viajar a Buenos Aires para conseguir testimonios y “hace muchos años que se sabe quienes son los asesinos”. Wodzislawski agregó que en la vuelta de la democracia se negaba algo tan básico como la existencia de los desaparecidos y que “tanto el pueblo como distintas organizaciones fueron clave en el reconocimiento de estos hechos”, dado que recién en 2007 se presentó una denuncia. Además, considera que la creación de la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad fue vital.
También agregó que el Estado se vio obligado a llevar a cabo el acto por exigencia de la Corte, pero se había decretado que la conmemoración se llevase a cabo en diciembre del pasado año y recién se realizó ahora. A su vez, consultados por la ausencia del presidente Luis Lacalle Pou, Wodzislawski dijo que “si bien desde el principio se dijo que no iba a asistir”, fueron flexibles con la fecha por si cambiaba de parecer, mientras que Raggio acotó que “al ser el máximo jerarca de la República Oriental del Uruguay, el acto tendría que haber sido importante en su agenda”.
Raggio remarcó que la lucha nunca va a cesar, pese a que la gente que vivía en aquella época va a fallecer en algún momento, porque el sentimiento de pertenencia pasa de padres a hijos. Afirmó que en el mes de abril “se te revuelve el estómago” al ver todos los preparativos, ya que “te llevan a refrescar la situación”. Wodzislawski cerró declarando que “la clave es quebrar la impunidad y encontrar a los desaparecidos que faltan” y que el apoyo de la gente externa es muy importante a la hora de redoblar esfuerzos.
El acto
Desde las 15.30 hubo movimiento en la zona y a medida de que se acercaba la hora, la entrada del Palacio Legislativo se llenaba de cientos que tenían la expectativa de entrar al recinto. El inicio del acto se aplazó por el gran caudal de gente que pretendía estar presente en el Salón de los Pasos Perdidos. Muchas personas quedaron del lado de afuera, donde había una pantalla gigante para seguir las palabras de la vicepresidenta Beatriz Argimón y Karina Tassino, en voz de los familiares de los desaparecidos. Junto a ellas estaba Nicolás Albertoni, canciller interino de la República.
Tras la bienvenida, se prosiguió con la entonación del Himno Nacional, durante el que algunos levantaron su mano izquierda al mismo tiempo que pronunciaban “tiranos temblad”. A continuación, Argimón agradeció a las diferentes autoridades y organismos presentes en el Palacio Legislativo, así como también a los familiares de las víctimas, presentes tanto físicamente como a través de los diferentes medios de comunicación. La vicepresidenta recordó que el 15 de noviembre del año 2001, la Corte Interamericana de Derechos Humanos decretó una sentencia internacional sobre la responsabilidad de la República Oriental del Uruguay por la violación a los derechos humanos “en prejuicio de Luis Eduardo González González y Óscar Tassino Asteazú, victimas de desaparición forzada durante la dictadura uruguaya, así como también de sus familiares”. La vicepresidenta agregó que la sentencia también señala la violación de los derechos humanos de los familiares de Diana Maidanik, Silvia Reyes y Laura Raggio.
Argimón mencionó que la Cancillería se reunió con los familiares con el fin de realizar las reparaciones correspondientes y señaló la “responsabilidad inmediata” del Estado en encontrar a Luis Eduardo González y Óscar Tassino, así como en el fortalecimiento de la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad y la “adopción de programas de formación, capacitación y sensibilización a integrantes de las Fuerzas Armadas en relación a los derechos humanos”.
Ante la ausencia del presidente, informó que Lacalle Pou le manifestó su interés en que ella fuera la encargada de representar al Estado durante esa instancia, e hizo énfasis en que durante la sentencia la Corte Interamericana exigió la presencia de altos cargos de los tres poderes, así como la presencia de altos cargos militares y de familiares de los afectados.
Acto seguido, Karina Tassino tomó la palabra. Antes de que pudiese comenzar a hablar, los presentes se pusieron de pie para aplaudir durante un minuto, y el sonido inundó el Salón de los Pasos Perdidos. Después del emotivo momento, inició su discurso repasando los elementos mencionados en la sentencia. Subrayó que lamentaba la ausencia del presidente de la República como supremo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Al mencionar al mandatario, hubo un gran abucheo en la sala, acompañado por un fuerte aplauso posterior.
Otro punto que tocó fueron los delitos de lesa humanidad cometidos hacia mujeres durante la dictadura por parte del Estado, quienes fueron particularmente afectadas “por su condición de ser mujer”. Karina Tassino cerró su discurso con la voz quebrada pero remarcando enfáticamente: “Con las tripas decimos que más tarde o más temprano los vamos a encontrar”.
Santiago Alza / Juan Cabrera