El punk como género puede tener muchos estilos, pese a tener un mismo origen en los setenta. Desde ese entonces hasta hoy hay una premisa que lo rige, “hazlo tú mismo”. En base a una idea de autogestión, cuatro años más tarde y unas cuantas giras después, Antibanda es la muestra viva de este lema.
El arranque
Todo empezó en 2011, como una vía de entretenimiento. Al principio era una banda alterna a las que Camily y el Kbza (actuales integrantes) tenían por separado. Grabaron un LP (long play) para probar suerte y ¡funcionó! En Chile hubo alguien que los invitó a una gira. Así, sin mucho plan, se subieron a la camioneta y arrancaron.
En ese momento, llamándose Green Gay, las presentaciones llegaron a ser más de 20. Con ello la banda dejó de ser un proyecto para pasar a ser una realidad. Para lograr este cambio grabaron “Nada es casualidad”, un disco que los formaba como banda y definía su estilo, pasando del punk rock melódico a un ritmo un poco más rápido, enérgico,“street punk, barrabrava”, explica el Kbza. La gira duraba un mes, dos, cuatro, seis ¡hasta diez meses!, haciendo que la dinámica cambiara y se convirtieran en una Antibanda.
“Cada gira era un bajista nuevo, y llegó un momento en que se planteó la idea de buscar una fórmula para poder ser dos y prescindir de ese tercero que siempre estaba en rotación”, dice el Kbza.
Además cuenta que el cambio de integración fue “un despertar para la banda, era una cosa nueva y el nombre que teníamos antes (Green Gay) no nos representaba tanto con respecto a lo que queríamos transmitir”. Así que decidieron buscar un nombre que tuviera algo que ver con lo que eran: todo lo contrario a una banda tradicional, “somos dos haciendo una música que tal vez se hace de a cuatro personas, dijimos: ‘Somos una Antibanda’”.
Complemento perfecto
De a dos parece ser más fácil, explica Camily, pero dividieron el trabajo. El Kbza coordina la gira, mueve los contactos y Cami ultima los detalles para organizar. Además, organiza el merchandising y el diseño. “Buscamos el potencial de cada uno, dividimos el trabajo para hacer lo que a uno le gusta más”, asegura el Kbza.
“No es necesario que ayudes a tu novio a armar la batería. Las novias de los músicos no pueden estar en el escenario” dijo alguien, al ver a Camily sobre el escenario preparándose para tocar. “Ahora hay otra aceptación, al ir tocando por los diferentes países, ya no sucede eso”, agrega.
¿Qué tal es ser baterista siendo mujer?
Camily: Es divertido, lo importante es que siendo baterista y mujer tenés el plus de que la gente te mira con otros ojos, y esto puede ser muy bueno o muy malo. Estoy agradecida de la posibilidad de tocar la batería. Cuando hay una actitud de aceptación dentro de la banda de ir para adelante pese a todo, es más fácil plantarte frente a alguien que quizás piensa que una baterista mujer no puede tocar igual que un hombre o tener el mismo rendimiento que una banda de hombres. Desde el vamos tuve el apoyo dentro de la banda y eso lo hace más fácil.
Kbza: Gracias a la irrupción de Camily tocando la batería, se generan cosas en la gente y en la escena, una repercusión y cambiás el prejuicio que dice ‘yo soy una mujer, no puedo hacer todo lo que quiero’, nos sentimos orgullosos y felices de generar ese tipo de cosas.
¿Qué les parece que habría que cambiar en Montevideo para que mejore la situación de la escena?
Kbza: La base es la unidad, cuando hay unidad se acaban los problemas. Los uruguayos son muy inseguros, para sentirnos bien tenemos que aferrarnos a una bandera, me comparo con el otro, mi punto de referencia es el otro, no yo. Dependemos de lo que piensen los demás de nosotros, todo termina en esa inseguridad. Se genera una fricción, no se generan cosas nuevas porque hay división dentro de los grupos, dividiendo el público. Habría que cambiar la visión y decir ‘yo hago esto porque me divierto, no para impresionar’, tenés que hacer las cosas porque a vos te gustan, no para que te acepten.
¿Qué cambios aplicarían de otros modelos que han visto en Latinoamérica?
Kbza: El punk no es una ciencia cierta, es una semilla, según las condiciones es como germina. Tiene mucho que ver la situación económica y política del pais, lo que hace difícil extrapolar una situación a otra. Hemos resuelto problemas gracias a la gira, se resuelven de distinta manera pero la realidad se choca con esas soluciones nuevas. Uruguay es chico, tiene solo uruguayos, hay desconfianza hacia lo nuevo, resulta difícil cambiar la cabeza de la gente, es complicado.
Girando
Antibanda visitó en 2014 más de quince países en un período de nueve meses. “Hemos visto de todo, hemos vivido de todo”, cuenta Camily sobre la experiencia. Plantean que la situación de Latinoamérica es uniforme, “en Uruguay preguntás por una banda de Brasil o Ecuador y te quedan mirando, no tienen idea, lo que nos llamó la atención es que a Latinoamérica entera le pasa lo mismo”.
Al analizar las referencias del punk en Latinoamérica el Kbza establece que las bandas referentes son Dos Minutos, Flema, Attaque y La Polla Records, del País Vasco. Esa es la referencia de Latinoamérica, menos en Brasil, donde, quizás por el idioma, se generó una escena distinta, bandas más allegadas al trash hardcore que al punk rock que conocemos, hay mucha influencia de Inglaterra. “Tienen una idea diferente, porque su experiencia de vida es otra.”
En 2015 y 2016 planean visitar Brasil, México, Colombia, Centroamérica, Europa, entre otros destinos. Será el “Sin Fronteras Tour”.
Tanto Camily como el Kbza plantean que la gira no es fácil, implica acostumbrarse a dormir en la camioneta, tener frío, bañarse en estaciones de servicio, que los intenten matar a cuchillazos. Y con los shows pasa lo mismo. “Vas de un extremo a otro, te puede pasar que tocás en un show para diez mil personas, dormís en un hotel cinco estrellas, hacerte amigos, que te traten bien que te traten mal de todo, es increíble, es una anécdota que termina siendo graciosa aunque en el momento no haya sido así, es parte de la vida, capaz que si tenés una vida más rutinaria no resulta tan estrepitosa, pero a nosotros nos gusta esto, nos gusta el riesgo, nos gusta viajar y experimentar cosas nuevas”, concluyen.
Moriana Alberro