Acoso callejero, una agresión naturtalizada. Foto: La mula, Perú

Bélgica aprobó una ley que penaliza el acoso callejero que incluye la insinuación sexual y el acoso a través de las redes sociales. Comenzó a regir a partir del mes de junio, abarcando una multa desde cincuenta a mil euros o hasta una sentencia de un año de cárcel como máximo. La ley fue impulsada por la viceprimera ministra, y además ministra de interior e igualdad de oportunidades, Joëlle Milquet . Según declaró, “es la primera vez en el mundo que una ley define legalmente el sexismo”.
En el año 2012 Sophie Peeters – una estudiante belga – realizó un documental titulado “Femme de la rue” (Mujer de la calle) que muestra piropos, insultos y hasta insinuaciones sexuales que recibe una mujer al caminar por las calles. Este fue el puntapié que dio inicio al debate en dicho país.
El acoso callejero en el mundo. Algunos movimientos y organizaciones en distintas partes del mundo buscan generar conciencia sobre esta situación, crean espacios para que cada persona comparta sus experiencias e idean campañas promoviendo respeto hacia las mujeres, entre otros fines.
En el año 2005 se inició en Estados Unidos el movimiento feminista  “Hollaback!” , al que adhieren actualmente diversos países.  Desde el año 2008 la organización norteamericana  “Stop Street Harassment”  organiza cada año la semana contra el acoso callejero en distintas ciudades del mundo. También está “la marcha de las putas”  que se originó en Canadá y se ha extendido por varios países, inclusive Uruguay.
En lo que respecta a America Latina, en Chile y Colombia existe el “Observatorio contra el acoso callejero”; en Perú “Paremos el acoso callejero”, en Argentina el movimiento “Acción Respeto”, en Ecuador la campaña “Quiero andar tranquila”, o el “Colectivo de mujeres Matagalpa” en Nicaragua.
Sin embargo, Paraguay fue el primer país latinoamericano que ideó un proyecto de ley -actualmente en debate en el parlamento- exigiendo una pena de hasta 180 días de cárcel a quien “intencionalmente dirija palabras o acciones con connotación sexual a una mujer con quien no mantiene relación de ninguna índole, en lugares o espacios públicos, o de acceso público, y con ello la perturbe, afecte su dignidad, o la ponga en una situación intimidante, hostil u ofensiva, será castigado con pena de hasta ciento ochenta días multa, o con pena alternativa de trabajo comunitario de hasta nueve meses”. (Este fragmento es parte del artículo 66 inciso 1°).
El “Proyecto de Ley Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, basado en “Asimetrías de Género” fue creado por la diputada y presidenta de la Comisión de Equidad Social y Género, Aida Robles. Cuenta con 203 artículos, entre ellos el artículo 81 titulado   “Publicidad lesiva” que castiga el uso de la figura de la mujer como objeto de consumo: “Quien produzca, emplee para fines comerciales, anuncie o publique por cualquier medio,incluidas la radiodifusión, la teletransmisión y las redes telemáticas, comunicación comercial o publicidad ilícitas en los términos de esta ley, y con ello vulnere la imagen de la mujer en su dignidad humana o la presente como objeto de consumo, utilizando particular y directamente el cuerpo de la mujer o partes del mismo como mero objeto desvinculado del producto que se pretende promocionar, empleando su imagen asociada a comportamientos estereotipados que vulneren la igualdad de derechos entre mujeres y varones, o coadyuvando a generar violencia de género, será sancionado con noventa a ciento ochenta días-multa, y con las penas adicionales de publicación de sentencia y publicación rectificatoria”.
En Argentina se generó una gran repercusión a raíz de los comentarios del jefe de gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, en referencia a los piropos. En una entrevista radial el dirigente manifestó: “No puede haber nada más lindo que te digan qué lindos ojos, por más que esté acompañado por una grosería como qué lindo culo que tenés”. Luego tuvo que pedir disculpas por sus desafortunados dichos.
¿Qué pasa en Uruguay?. Caminando por nuestras calles es frecuente que las mujeres escuchen frases de todo tipo. Una compulsa permitió identificar los más comunes: “Qué bombón”, “Qué hermosura”, “Quien pudiera ser pirata para robarse ese tesoro”, “Estás más fuerte que sudor de camionero”;  y otras más desagradables y repulsivas: “Te como en dos panes”; “Qué hermosas piernas mamita ¿A qué hora abren?”; “Decime quien es tu ginecólogo así le chupo los dedos” o “Con ese culo te invito a cagar en casa”. No importa el horario, la vestimenta, la edad, si van solas o acompañadas, inclusive una madre que camina junto a su hijo fue objeto de la siguiente agresión “Ay mamita, si te agarro te hago otro hijo”.
¿Qué hacer después de todo esto? Simplemente, seguir caminando porque hasta el momento Uruguay no cuenta con ninguna organización que se dedique específicamente a denunciar y tratar de corregir este tipo de situaciones.
En diciembre del año pasado se realizó por segunda vez la  “Marcha de las Putas”, el movimiento nacido en Canadá a raíz de los dichos de un policía que declaró: “Las mujeres deben evitar vestirse como putas para no ser violadas”. Es el único movimiento en Uruguay contra el acoso callejero.
Cecilia Lucas, especialista en género e integrante de Cotidiano Mujer, sostiene que es un debate que debe darse en la sociedad uruguaya ¿Qué se está diciendo en el piropo? El hombre siente que tiene el derecho de decir algo en la calle a una mujer por el simple hecho de serlo. Las mujeres tienen que debatirlo también, muchas dicen que les gusta, y es necesario ver qué es realmente lo que nos gusta. Sobre este tema el debate apenas comienza en Uruguay.
Un caso controversial. Un episodio muy polémico -que trascendió tanto en los medios como en las redes sociales- fue el fuerte cruce entre la cantautora Soledad Bauzá (*) y el comunicador Ignacio Alvarez. Ambos debatieron vía twitter sobre el acoso callejero. Todo comenzó con un tweet de Bauzá donde se mostraba totalmente en contra, a lo que el comunicador sugirió que se dejara piropear que le haría bien, añadiendo un “bomboncito”.
Finalmente cuando la artista le responde, las últimas palabras de Álvarez fueron “Me acabo de apropiar simbólicamente de tu espacio e identidad de mujer, y no soy tu novio. Relajate y gozá, linda”.
Para conocer más a fondo cada opinión, Sala de Redacción consultó ambas versiones del asunto.
Alvarez opinó que el piropo es algo lindo que se le dice a otra persona, es halagador. Y aparte estarían las ordinarieces que se digan. Quien lo dice puede creer que es un piropo y la persona que lo recibe puede interpretarlo como un insulto, una humillación. “No es difícil darse cuenta del límite, más allá que hay un terreno subjetivo que depende del receptor”, afirmó.
El acoso callejero tiene que ver con una ordinariez que a veces es dicha desde el machismo o desde la impotencia de querer algo que uno piensa que no va a poder tener, de la frustración. Va acompañado de agresividad o violencia hacia el otro.  Confiesa que cuando era adolescente, al ver en la calle a una chica linda le salían ganas de putearla, porque su belleza lo ofendía. “Lo inalcanzable, sé que no te voy a poder tener nunca, me genera toda una bronca. Tiene que ver con mambos de cada uno y del hombre que en esta sociedad tienen un lugar determinado bastante distinto al que tiene la mujer”.
Afirmó que el machismo hace creer que los hombres tienen derecho a decir cualquier cosa a las mujeres, cuando en realidad las están importunando, las están incomodando, insultando. Y eso le parece algo condenable.
Frente a estas situaciones comenta que muchas veces las mujeres les “paran el carro” y que el acoso callejero está sancionado en el código penal como “Galantería Ofensiva”. Y aclara: “La galantería ofensiva, no la galantería. Por eso al mismo tiempo yo reivindico el piropo, el piropo sano que es un halago a la otra persona o hasta un intento de seducción, si querés. Entonces nunca puede ser condenado. De hecho creo que es parte de la libertad de expresión”. Y añadió que “la mujer que se sienta víctima de este tipo de faltas lo tendría que denunciar en el Juzgado de Faltas. Tampoco van a meter en cana al que le diga un exabrupto a una mujer.  Pero para eso hay medidas alternativas como hacerlo limpiar una plaza por una semana, o algo por el estilo como se hace en todas las otras cosas”.
Refutando esta afirmación, la abogada Sandra Garín manifestó que la galantería ofensiva estaba prevista como falta en el artículo 361 numeral 5 del Código Penal, pero fue reformado por el artículo 3 de la Ley de faltas N°19.120 del 20 de agosto de 2013. En la reforma no se incluyó la falta denominada galantería ofensiva, por lo que quedó derogada.
También el juez Jorge Pirez Bello, del juzgado de faltas, explicó que se quitó del código por un tema de “aggiornamiento”, y que actualmente no hay ninguna falta similar. El Juzgado recibe denuncias -y aclaró que hay varias a nivel policial- como molestias en la vía pública o violencia privada, que luego se derivan y resuelven de forma penal.
Ignacio Alvarez comentó además sobre el cruce en twitter con Soledad Bauzá. Las cosas que escribió fueron con tono sarcástico. Cuando ella escribió que cualquier cosa que se le comente a una mujer es una apropiación simbólica de su espacio, al periodista Alvarez le pareció “demasiado retorcido y propio de algunas mentes feministas que por defender determinados derechos terminan coartando libertades fundamentales. Y es el riesgo de muchos movimientos, que empiezan con una buena y sana intención -porque está bárbaro defender los derechos de la mujer- pero se pasan de rosca y terminan siendo discriminadores”.
En cuanto a su comentario “relájate y gozá”, confirmó que iba con doble sentido, porque es la frase que siempre se utiliza para “Cuando la violación es inevitable, relájate y goza”. Pero que el concepto que quiso transmitir fue“Relájate. Todo bien con defender los derechos de la mujeres pero no podes estar de punta y con esa susceptibilidad extrema, disfrutá de la vida, reíte un poco, aceptá algo que es lindo. Porque si te hacen un piropo agradécelo en vez de ofenderte. Pero hay un problema psicológico que tendrá que tratar ella y tantas otras”.
En contraposición, Soledad Bauza opinó que nuestro país es machista y va a la cabeza en el ranking sobre violencia de género en América y el mundo, refiriéndose a feminicidios, asesinatos, maltrato a niñas y mujeres.
Afirmó que el acoso callejero es un tipo de violencia de género. No es una forma aislada de violencia que se ejerce sobre cualquier transeúnte, sino sobre las mujeres y niñas, específicamente. Le sorprendió que periodistas hombres y mujeres le discutieran, en el momento en que se habló del tema este año, diciendo: “ahh pero no es para tanto, no exageres”, o “a mí no me pasa”, o “no son todos los hombres”
En réplica a los dichos de Alvarez manifestó “¿Qué hay detrás de un “te chupo toda, me caso mamá, sos lo mejorcito del barrio, cómo estás, guacha, te parto en 8, etc” a cualquier hora, en cualquier parte de la ciudad, en cualquier contexto, cuando la mujer va al super en chancletas, o coqueta a una fiesta, a estudiar de uniforme, a buscar a su hijo a la guardería, al almacén con un jogging viejo con pelotillas, o cansada va a sacar una orden para el médico… ¿Acaso se puede llamar a eso “galantería” o “piropos”? Obviamente no. Cuando la mujer no busca ni necesita que absolutos extraños opinen sobre su físico, vestimenta, le expresen su voluntad de ir al altar o tener sexo casual del modo que sea, es acoso, es abuso y es violencia. Ni admiración, ni galantería. Es odio. Irrespeto. Y en el fondo, en la raíz del machismo, hay miedo”.
Para Bauzá en estos casos hay una reafirmación de la masculinidad en grupo, es como un intento de apropiación de la mujer. Un acto que para ella es de abuso y poder que empieza con un acto, con un abuso verbal en la calle, naturalizado, y termina en violación, golpes o asesinato.
Comentó que actualmente se discute si el tema del acoso callejero se ha acentuado en los últimos tiempos, o si siempre existió y ahora simplemente se ha visibilizado. Expresó que no ha cambiado la situación, que lo mismo que escuchaba ella de niña se asemeja mucho a los que narran mujeres de otras generaciones. Añadió que vive junto a un liceo y que son las mismas aberraciones que les gritan a las estudiantes de entre 12 y 14 años.
Planteó que hace falta construir sentido, conciencia y reflexión en la sociedad. Además se debe reafirmar el derecho de las mujeres a no ser importunadas en los espacios públicos para lograr circular libremente.
“En todo el país faltan campañas de sensibilización bien hechas, no como un protocolo que se quede en el 8 de marzo, Día de la Mujer, sino todo el año. Hay que luchar contra la naturalización del acoso callejero, contra la falsa creencia de que acosar en la vía pública es parte de la idiosincrasia o “costumbre del macho latino”.

Sostuvo que la educación debería ser un ámbito para generar valores. Según cree, la violencia de género debería ser un tramo específico en historia, sociología, psicología, antropología, semiótica y otras ciencias sociales.
En la perspectiva de Bauzá, el acoso callejero se esconde bajo la falaz categoría de piropo, que es algo diferente. Debe identificarse, penarse, condenarse y de alguna manera prevenirse y resarcirse. Sin embargo, “está impune, está invisibilizado desde la perspectiva de los acosadores y desde la complicidad de los testigos mudos. El espacio público es un espacio común de convivencia donde deberían primar la tolerancia y el respeto para transitar libremente”.
En cuanto a la inexistencia de un organismo plenamente establecido para manejar la problemática, reclamó que a nivel institucional y gubernamental se está más que en falta respecto al tema. “Uruguay se jacta de ser pionero en matrimonio igualitario, legalización de la marihuana y más, pero en algo tan básico como la violencia de género, está muy quieto”.
Los comentarios que realizó Bauzá sobre el cruce con Ignacio Alvarez tienen que ver con la banalización y reducción del tema de discusión. En sus propias palabras “es un eco difuso, vago, de la idea de que me “yo me pelée con el periodista de Santo y Seña”. El supuesto enfrentamiento público entre ambos, es menor. Yo misma, en la discusión pública, soy irrelevante. Utilizo las redes sociales como plataforma para comunicar, expresarme y debatir. Lo que importa es el mensaje, el discurso”.
Es decir, se priorizó la discusión dejando a un lado el contenido. Y continuó: “Al responder mi twitt, llamando a terminar con el acoso, este periodista contestó “piropeándome” desde la provocación. Lo que llamé, reprochándoselo, una “apropiación simbólica de mi espacio”. Su respuesta no me pareció graciosa, porque no hubo humor en ese “bomboncito”, ni mucho menos en el remate “relajate y gozá”, que es término asociado a violadores. No me pareció simpático, sino machista, descalificador y reivindicador de un poder masculino simbólico mal ejercido”.
Luego del famoso episodio declaró que tanto en twitter como en Facebook, recibió comentarios muy violentos, descalificándola e insultándola, en su mayoría de forma anónima. Muy pocos se centraron en el tema de debate: el acoso callejero.

(*) En rigor, debimos presentar a Soledad Bauzá como periodista de larga trayectoria e integrante de la Comisión de Género de la Asociación de la Prensa Uruguaya, además de cantautora. Salvamos así la omisión.

Carina Bóveda

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