Foto: AFP / YURI CORTEZ.

En cada una de las maniobras que realizó, utilizó su nombre de pila para identificarse con sus víctimas. Con su facilidad para persuadir, con su labia -como arma principal-, engañó a un buen número de personas en los departamentos de Montevideo y Maldonado. En su mayoría cayeron en la trampa, por pretender invertir los pocos ahorros que tenían en un proyecto aparentemente redituable a corto plazo.
Sorprende la poca difusión que los principales medios le otorgan a este tipo de pequeñas operaciones ya que, a pesar de su poca incidencia, son situaciones que suelen reiterarse en la sociedad uruguaya. También llama la atención cómo, a través de distintas modalidades de estafa, una sola persona logró construir farsas e historias con la que envolvió a varias otras para hacerse de su dinero.
Asombra que lo haya hecho tantas veces y que, aunque siempre fue procesada con prisión al momento en que fue descubierta, al salir de la cárcel volvió a incurrir en la estafa.
La cuarta
En pocas palabras: “mujer de 55 años detenida en Carmelo, Colonia, cuando pretendía viajar hacia Argentina, que realizó numerosas estafas en Maldonado, estimadas de US$ 65.220. Fue procesada con prisión el 2 de abril de 2015“. fueron los datos brindados por los medios de mayor tiraje respecto al asunto.
Después de que la implicada fue trasladada al lugar en donde se produjeron los hechos, allí la Policía fernandina recabó más datos y, luego de unas horas, fueron difundidos por los principales portales digitales de Maldonado. “La mujer decía que había ganado una licitación para la adquisición de insumos varios. Pedía dinero a distintas personas para la concreción del emprendimiento, del cual tendrían una ganancia“, fueron algunas de las aclaraciones. Era poseedora de varios antecedentes penales, y era requerida por la justicia uruguaya desde 2013; las denuncias fueron exactamente seis, y hechas por mujeres, además de que no se descartaba alguna otra en las horas siguientes.
Pasados unos días, se publicó en los mismos medios información más precisa sobre la mujer, su entorno, y su proceder. Entre otras cosas, que engañó a media docena de personas en el Balneario de los Cerros en Piriápolis, a las que invitó a participar “en una inversión que dejaría muy buenos dividendos, vinculada a la compra de tabletas para el Plan Ceibal, ya que tenía influencias al momento de las licitaciones“, aseguró el portal web Maldonado Noticias.
El semanario La Prensa, también del este, publicó el nombre completo: María Isabel Fernández Salvador, y añadió detalles de sus maniobras sobre una licitación de tablets para niños del Plan Ceibal, por su supuesto vínculo con el LATU. Agregó el dato de que era poseedora de tres antecedentes por estafa en Montevideo, en 1994, 1997 y 2012. “Desapareció de Piriápolis sin dejar rastro” afirmó el periódico.
Jóvenes emprendedores, las primeras presas
Con la finalidad de recabar mayor información sobre el asunto, una de las primeras víctimas de las ingeniosas maniobras de Isabel, Ana, le contó a SdR cómo cayó en el entramado de engaños que le expuso en su momento, y reveló algunos detalles de sus operaciones, en tiempos en los que recién empezaba a incursionar en el mundo de la estafa.
Por aquel entonces, transcurría 1994, y junto a su ex esposo, Ana decidió abrir un negocio de venta de comida en Ciudad Vieja. Días después de la apertura, “una señora rubia, llamativa y muy hábil para hablar”, como la describió, se presentó como gestora del Banco Previsión Social (BPS) y demás oficinas públicas.“Decía venir recomendada por mi suegra”, agregó Ana, y confesó que por inexperiencia propia como de su ex marido, confiaron en ella, y le dieron varias veces dinero para pagar los trámites pertinentes del BPS. “Parecía saber de lo que hablaba, y era muy convincente”, aseveró.
Cuando la pareja se dio cuenta de la estafa, hicieron la denuncia en la Comisaría 5° de Montevideo, pero “no pasó nada”. Ana María indicó que a lo máximo que llegaron fue a “dar con una pensión en la que había vivido”, pero ella ya no estaba allí, ni ninguna de sus pertenencias. “Perdimos el dinero, cerramos el negocio y se terminó. Caímos por inexperiencia”, se lamentó Ana, quien para finalizar aclaró que, a su juicio, Isabel “estaba vinculada a los milicos. Nos hizo el clásico cuento del tío. Fue una estafa pequeña que para uno fue muy grande y nos liquidó”.
El baile del billete
SdR accedió al auto de procesamiento emitido por el juez Gustavo Fogliaccio, del Juzgado Penal de 2° Turno de Maldonado . Del documento surge información más detallada de todos los movimientos de Isabel, ya con más experiencia en el rubro.
Según el expediente, la mujer dijo que intentó conseguir algún trabajo que no tuviera que ver con actos delictivos, y fracasó. Por eso, decidió comenzar a relacionarse con “vecinos del lugar donde vivía“, en el Balneario de los Cerros, Piriápolis, desde abril de 2013.
Las mujeres a las que estafó eran compañeras suyas de clases de Zumba -una danza similar a la salsa-, a las que les decía ser Ingeniera en informática, y encargada del LATU en Maldonado y otras sedes del interior. “Para mantener la apariencia de tener tal empleo, simulaba viajar a Montevideo a cumplir horario de trabajo“, indica el escrito.
Sobre la mentira con la que convenció a sus víctimas, se confirmó que Isabel decía haber ganado una licitación en el LATU, “para suplir insumos informáticos”, pero para ello, necesitaba dinero. Específicamente las engañó con el cuento de haber conseguido “una buena cotización para adquirir la mercadería a buen precio en el exterior, para armar las computadoras Ceibalitas“, que luego las revendería más caras al LATU.
Esta “estratagema“, como la definió el documento, indujo al error a seis personas por sumas de dinero, que se estimaron U$S43.000; cifra menor a la precisada en primera instancia. Se le añade el hecho de “que en algunos casos, la indagada entregó dinero a sus víctimas, el cual obtenía lícitamente (…) cuando nuevas víctimas le entregaban dinero con la misma promesa de ganancia”. Esta estrategia fue definida por Isabel en la indagatoria como “la calesita“. Al devolverles una parte del dinero, a cuenta, generó confianza y expectativa en las denunciantes, que nunca más verían el dinero invertido en su totalidad.
Con estas pruebas, el juez resolvió el procesamiento con prisión para Isabel, por violar los Artículos 58, 60 y 347 del Código Penal, que refieren al delito continuado de estafa, lo que supone un período de entre seis meses y cuatro años de prisión
Facundo Gómez
 

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