La iniciativa #FridaysforFuture (“Viernes por el futuro”, en inglés) comenzó a extenderse a fines de 2018 y tiene como una de sus particularidades la forma de convocar: los asistentes se informan principalmente a través de la red social Instagram y Facebook. La otra es el perfil de los manifestantes: adolescentes y jóvenes en su mayoría de entre 15 y 20 años que transitan por el liceo o la universidad. Pese a que no se visualice una organización clara, existen algunos principios básicos tales como: protesta pacífica, sin violencia; no dañar la propiedad pública y privada, y la independencia total respecto a fines partidarios o de lucro, por lo que está prohibido mostrar símbolos de partidos políticos o marcas.

Sí se permite la presencia de colectivos que se solidaricen con la causa ambientalista. El viernes asistieron integrantes de Anonymous for the Voiceless, Montevideo Animal Save y Climate Save -todas versiones uruguayas de comunidades globales en pro de los derechos de los animales- y el colectivo anarquista Acción Directa, entre otros. Darío, militante de Acción Directa, conversó con Sala de Redacción acerca del perfil antiespecista de estos grupos: “la agricultura animal es uno de los factores más contaminantes del medio ambiente y generador del cambio climático”. Esta organización se había manifestado también el 17 de mayo frente a la Torre Ejecutiva por los acuerdos del gobierno que dieron “luz verde” a la instalación de UPM II.

La gran mayoría de los manifestantes, sin embargo, iba por su propia cuenta y muchos asistían a una protesta por primera vez. Este era el caso de Valentina, Lucía y Alison, que venían desde Las Piedras, y a las cinco de la tarde ya estaban con dos pancartas en la escalera próxima a la entrada trasera del Palacio Legislativo. “Me pongo a pensar en las generaciones que todavía no nacieron; cuando sean grandes merecen vivir bien como nosotros”, afirmó una de ellas. Se quejaron de que “somos muy egoístas, nos olvidamos de los otros seres que viven en la Tierra”, y señalaron que en Las Piedras no hay programas públicos de reciclaje de residuos más allá de los que implementan algunos supermercados.

A las 17:30 se inició el discurso de apertura, tal como estaba previsto en el cronograma difundido en el perfil de Instagram de Fridays for Future Uruguay. Manuela, Martín y Ariana, responsables de la convocatoria y la difusión, tomaron un megáfono y leyeron la proclama que habían preparado. Hasta hace un par de meses, los tres estudiantes de secundaria no se conocían, pero el viernes se estaban dirigiendo juntos a la multitud: “No venimos a hablar de política, ni de posturas, ni ideologías, pero sí a exigir un Estado presente, que actúe”, resaltaron. “No nos quedan 27 años, como cuando comenzaron las promesas de políticas ambientales”, dijeron, en referencia a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en 1992. “Admiramos el esfuerzo de cada uno como forma de contribuir al cuidado del medio ambiente, la sustentabilidad y el retroceso de las emisiones de gases de efecto invernadero”, continuaron.

Están en peligro 5.200 especies” puntualizaron, como uno de varios ejemplos mediante los que justificaron una serie de demandas. En primer lugar, exigieron que el gobierno declare el estado de emergencia climática, lo que habilitaría destinar más recursos a políticas medioambientales. Afirmaron que Uruguay no cumple con el Acuerdo de París, firmado en 2008 para reducir las emisiones de gases y limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados; y que deberían considerarse las conclusiones del último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (conocido por sus siglas en inglés IPCC), que asegura como último límite seguro un calentamiento de dos grados. “La Constitución no se cumple, respiramos aire contaminado”, afirmaron los oradores en referencia al artículo 47 – que afirma que la protección del medio ambiente es de interés general-, y acusaron al gobierno de dejar “de lado la justicia por dinero”. También mencionaron un estudio de Facultad de Química que halló partículas de agroquímicos en el agua de la lluvia. Otras exigencias abarcaron la alimentación sostenible -para lo que piden reducir la ganadería intensiva- y la matriz energética, y cuestionaron el consumo de plásticos de un solo uso.

La segunda parte de la manifestación consistió en marchar dando tres vueltas al Palacio Legislativo y entonaron cánticos que habían preparado los voceros: “Se siente, se siente / el cambio está presente” fue el más repetido, junto a “El clima no es tabú” y “Ni un grado más, ni una especie menos”. Más tarde, la multitud incorporó otros más desafiantes, como “Gobierno, gobierno, la Tierra está muriendo” y “Alerta, alerta / alerta el que camina / América Latina va a ser toda ecologista”. Al frente de la marcha dos jóvenes llevaban una pancarta que decía “No a Monsanto”, en referencia al conglomerado mundial líder en el mercado de productos transgénicos y agroquímicos.

Un vallado rodeaba la explanada, las escalinatas y el acceso trasero al Palacio. Consultado por Sala de Redacción, un funcionario policial explicó que este procedimiento siempre es accionado por la Jefatura de Policía -y no por las autoridades del Poder Legislativo- cuando el número de manifestantes esperados supera una determinada cantidad, que no especificó. Afirmó, además, que para esta ocasión se solicitó instalar el vallado porque algunos manifestantes en la edición anterior habían trancado las puertas del edificio y no permitían la salida de los funcionarios. La tercera vuelta de la marcha tuvo paradas en los tres accesos al edificio, pero todo transcurrió de forma pacífica.

Los miembros de Anonymous for the Voiceless esperaron a la multitud en el punto de partida con su intervención denominada “cubo de la verdad”, en la que mostraron en computadoras escenas explícitas de maltrato animal en la industria cárnica que conmovieron a los manifestantes. Una de ellas era la aplicación de choques eléctricos para matar a los cerdos, una práctica que siguen algunos mataderos y que es denunciada por el sufrimiento que genera a los animales.

Para finalizar, los organizadores dieron un breve discurso de cierre subrayando que la humanidad se encuentra en “la crisis más grave de la historia”, e invitaron a los presentes a expresarse a micrófono abierto. Un funcionario del Palacio Legislativo se acercó a los organizadores y les comentó que los viernes no era un día conveniente para manifestarse ya que no se encuentra casi ningún legislador, y les sugirió que enviaran propuestas a la comisión de Medio Ambiente del Senado.

Pese a que nadie salió a escucharlos, los manifestantes consiguieron que el eco de las protestas se propagara por los pasillos del Parlamento durante al menos dos horas.

Una iniciativa global

En agosto de 2018 en Suecia, una estudiante llamada Greta Thunberg -de 15 años- decidió faltar a clase durante tres semanas y protestar por el cambio climático frente al parlamento de su país. A partir de septiembre, Thunberg volvió a la escuela pero continuó protestando cada viernes exigiendo que el gobierno cumpliera con el Acuerdo de París. La iniciativa se divulgó a través del hashtag #FridaysforFuture. Según el mapa interactivo en el sitio web del movimiento, ya se han hecho manifestaciones en al menos 3.000 ciudades, en 110 países.

Además de Montevideo, la iniciativa también se ha replicado en Colonia, Salto y Paysandú. Martín, estudiante de 16 años y uno de los protagonistas de la movilización en Montevideo, fue quien conoció el movimiento a través de las redes sociales y pidió ayuda para replicarlo en Uruguay. La primera protesta, convocada para el 15 de marzo, y a la que asistieron al menos 400 personas, colmó sus expectativas. “Pensé que no seríamos ni diez“, recuerda. Este viernes, sin embargo, eran al menos 120 los convocados al momento de rodear el Palacio Legislativo; la baja en los asistentes fue una tendencia en todo el mundo, según los datos recogidos en el sitio web. Uno de los motivos que llevaron a elegir este lugar, además de ser análogo al de la protesta original en Suecia, era “el espacio grande que hay” y la visibilidad. Pese a esto, consideró la posibilidad de realizar futuras manifestaciones en otros puntos de la ciudad.

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