Laura Montero llegó a Uruguay desde España para un ciclo de conferencias, en el que dio a a conocer distintos autores del cine japonés. Es licenciada en comunicación audiovisual y recibió su doctorado en historia del cine por parte de la Universidad autónoma de Madrid. Su breve visita a nuestro país fue posible gracias a la Embajada de Japón junto a la Fundación Japón, una institución cuya labor es diseminar la cultura japonesa por todo el mundo. Es el tercer ciclo de conferencias que Montero realiza en Latinoamérica, pero es su primera vez en Uruguay. 

Dentro del cine japonés, Montero se especializa en las películas animadas y es una de las académicas pioneras en estudiar esta rama del cine nipón. El martes 10 de setiembre en la Escuela de Diseño de la Universidad ORT brindó la conferencia “De Hayao Miyazaki a Makoto Shinkai: estado del anime actual en Japón”, en la que realizó un análisis de los directores de las películas de animación más memorables. Además, expuso sobre la búsqueda de un posible sucesor de Hayao Miyazaki.

Miyazaki es un director de cine de animación, productor, animador, ilustrador, dibujante de mangas y productor de anime japonés, de renombre internacional y con una carrera de cinco décadas. Junto con Isao Takahata, fundó el Studio Ghibli en 1985 y se encargó de crear míticas películas como Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke o la ganadora del Óscar por mejor película de animación en 2002: El viaje de Chihiro.

El libro de Montero, El mundo invisible de Hayao Miyazaki (2014) ofrece un análisis muy detallado de la obra del autor japonés. Es una extensa monografía, acompañada por cuantiosas ilustraciones y datos únicos que logran desentrañar los secretos que entronan al universo de Myazaki como una de las producciones cinematográficas más representativas para la cultura japonesa.

Escena de la película El viaje de Chihiro. Ganó un Óscar en la categoría de mejor película de animación, es la única película de anime que ha recibido dicha condecoración hasta ahora.

Según comentó Montero a Sala de Redacción, la trascendencia de Miyazaki y del Studio Ghibli se debe a que “decidieron romper las reglas de lo que se hacía hasta el momento”. La industria estaba muy enfocada a reproducir el modelo de Disney, historias fijas con “malos muy malos y buenos muy buenos”. El estudio Ghibli apostó a complejizar la psicología de sus personajes, logrando un universo cinematográfico capaz de conectar con un público de todas las edades, tanto por la calidad de la animación tradicional, como por las tramas y personajes memorables. “Un niño de 5 años puede disfrutar de Mi vecino Totoro y yo, que tengo treinta y nueve, también quedó maravillada aunque mi perspectiva sea totalmente diferente” , argumentó Montero.

Por otra parte, el miércoles 11 de setiembre Montero dio su segunda conferencia, esta vez en la Facultad de Información y Comunicación de UdelaR, exhibiendo a esta vez a “Grandes maestros del cine japonés contemporáneo”. En esta oportunidad, la Dra. Montero se enfocó en el análisis de la obra de seis notables directores de cine de imagen real, entre ellos, Hirokazu Koreeda, Naomi Kawase y Takashi Miike.

Uno de los puntos de discusión fue la violencia explícita y sanguinolenta de algunas películas japonesas, la cual resulta muy impactante para el espectador occidental. Según explicó Montero en la conferencia, la violencia en el cine japonés se convierte en una vía de escape para los nipones; “la sociedad japonesa es muy organizada, pero esta alta organización que los hace funcionar como un reloj suizo, exige un sacrificio individual significativo”. Las ambiciones del sujeto quedan en segundo plano para asegurar el buen funcionamiento del sistema y “el cine es una válvula de escape que sirve para liberar frustraciones y sentimientos reprimidos”, explicaba Montero, compartiendo una de las teorías más plausibles sobre el asunto.

Pero la razón específica por la cual la violencia japonesa resulta tan cruda para el occidental se debe a que tiene características distintas a las que estamos acostumbrados. Para la doctora, el cine de Hollywood es muy violento, pero con menos sangre para que el rating no afecte la comercialización. En Japón, cuando hay violencia, hay violencia, sin puntos medios.

Escena icónica del Club de los suicidas, dirigida por Sion Sono, uno de los directores japoneses recomendados por Montero. 

Casi al final de la conferencia, Montero criticó firmemente las adaptaciones de las películas japonesas por parte de la industria americana, alegando a que Estados Unidos compra los derechos de las películas sin respetar los códigos visuales o culturales del país de origen; “pueden haber historias que funcionan perfectamente dentro de la cultura japonesa, pero si se adaptan a los parámetros americanos, los films pierden la gracia principalmente debido a la necesidad constante de sobreexplicar y masticar todo para que el espectador no se pierda ni en medio fotograma”, explicó la especialista. 

Montero continuará con su ciclo de conferencias en Perú, luego visitará Paraguay y terminará su recorrido en Argentina antes de volver a España.

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