Los restos de Amelia Sanjurjo, militante comunista detenida y desaparecida en 1977, descansan hoy en el cementerio de La Teja, en Montevideo. Si bien los restos óseos fueron hallados el 6 de junio de 2023, su identificación se pudo confirmar casi un año después, tras un arduo trabajo entre el Grupo de Investigación de Antropología Forense de Uruguay (GIAF), la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y la Asociación de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos.
La antropóloga Alicia Lusiardo, coordinadora del GIAF, explicó a Sala de Redacción que lo primero fue descartar que los restos pertenecieran a María Claudia García, secuestrada en Buenos Aires, o a Elena Quinteros, secuestrada en Montevideo, ambas desaparecidas en el año 1976 y vistas por última vez en el centro de detención y tortura “La Tablada”. Concluida esa primera instancia, Lusiardo recordó haber recibido “como un balde de agua fría para toda la investigación’’ la noticia del EAAF respecto a que era imposible comprobar que los restos óseos hallados fueran de Amelia Sanjurjo: “No había una coincidencia estadísticamente significativa con ninguna de las mujeres de la base de datos genética que maneja el equipo argentino’”.
Por su parte, Walter Pernas, periodista e integrante del equipo de investigadores de la INDDHH, destacó que desde el comienzo de la investigación hubo una serie de indicios que señalaban la posibilidad de que los restos pertenecieran a una mujer y que, posiblemente, fuera Sanjurjo. El equipo científico se basó en el cruzamiento de datos, en el aspecto físico y medidas de los huesos, así como en la información obtenida en conversaciones con Madres y Familiares. Otro elemento que los investigadores consideraron fue quiénes habían sido secuestradas y torturadas en el Batallón 14, y entre ella se encontraba “La Pocha”, como le decían sus seres queridos.
Luego de una extensa labor para recomponer el material genético de la base de datos, el equipo de investigación cumplió con el objetivo de complementar la genealogía familiar de aquellas mujeres, poniendo especial atención en la línea de investigación de Amelia Sanjurjo. Pernas recordó que la mañana siguiente a la conferencia de prensa del 21 de julio de 2023, cuando se hizo pública la noticia de que el cuerpo hallado correspondía a una mujer, “su equipo le estaba enviando al fiscal un documento que confirmaba la existencia de sobrinos de Amelia para ir a tomar muestras de sangre”. El equipo había encontrado cinco sobrinos, una de ellas con residencia en Paysandú y otros cuatro, en Europa. El periodista indicó que la identificación de estos familiares implicó seguir diversos rastros en Internet, analizar y cruzar documentación judicial, realizar entrevistas y tareas de verificación de la información recabada. Esto condujo a la aprobación de la Fiscalía Especializada en Delitos de Lesa Humanidad para proceder a tomar muestras de sangre de los familiares.
En paralelo, la fiscalía estableció una mesa de trabajo, de la que resultó la decisión de hacer un análisis de ADN mitocondrial -información genética compartida por la rama materna- de los restos hallados, para abarcar la mayor cantidad de posibles parentescos. Lusiardo explicó que, como estos análisis tardan más tiempo en comparación con el análisis del ADN nuclear, durante ese tiempo el equipo nunca paró de trabajar y se dedicó a recabar información: “mientras tanto empezamos a atacar el problema de fondo, la falta de información”, subrayó.
En la misma línea, desde Argentina se solicitó exhumar los restos de la madre de Amelia Sanjurjo, quien según los archivos de la época, se ubicaban en el cementerio Parque del Norte. A pesar de la información recabada, el cuerpo no se localizó. Posteriormente, lograron hallar los restos de la tía de Sanjurjo, lo que permitió comparar su información genética. La de su hermana ya se encontraba en el banco de datos, y a eso se sumaba la información de los sobrinos encontrados. Se alcanzó así una confirmación de su identidad del 99,9%.
Carrera contra el tiempo
Para alimentar el banco de datos del GIAF con información genética, el equipo de la investigación busca localizar familiares vivos de detenidos-desaparecidos, con el objetivo de obtener una muestra de sangre. Por otro lado y de forma simultánea, bajo la orden de la fiscalía, se exhuman cadáveres de familiares de víctimas de desapariciones forzadas en la dictadura, cuya información genética en el banco sea insuficiente. ‘’Yo mismo entregué la semana pasada 19 muestras óseas en el GIAF’’, declaró Pernas.
Alicia Lusiardo explicó la metodología para la búsqueda de información genética, tanto para el caso de Amelia Sanjurjo, como para futuras investigaciones. El punto de inicio es el acceso a las partidas de nacimiento y defunción de familiares. Con esta documentación, el equipo acude al archivo de necrópolis para ubicar los cementerios donde yacen los parientes y así completar las genealogías familiares. Si el registro del cementerio confirma los nombres, se abren los nichos, sepulcros, cajones o urnas correspondientes. Entre los impedimentos encontrados, la antropóloga recordó que en más de una ocasión “en la búsqueda de trazabilidad de cadáveres” desembocaron en cremaciones o en osarios. Incluso se encontraron con nichos o sepulcros vacíos, que representaban “líneas de investigación que morían ahí”.
Gracias a su insistencia, en otros casos lograron hallar urnas y cajones y procedieron a abrirlos, tras cotejar que el número de identificación correspondiera con el registro. Así, se pudo verificar antropológicamente que los restos no tuvieran inconsistencias y que las características coincidieran con las de la persona buscada. Con las certezas del caso y la autorización de la fiscalía, los antropólogos eligen la pieza ósea a estudiar, para luego enviar el material al laboratorio, ubicado en la provincia argentina de Córdoba. “Salimos con una lista de personas que estábamos buscando”, comentó Lusiardo sobre la búsqueda de información para la identidad de Sanjurjo. “Era una carrera contra el tiempo, descorazonadora muchas veces”, agregó.
Sin embargo, a causa de la información recabada, el trabajo minucioso e incansable rindió sus frutos: se obtuvo el grado de certeza necesario para asegurar la identidad de Amelia Sanjurjo. Además, el resultado permitió aumentar la base de datos genéticos de las mujeres desaparecidas. “El próximo año seguramente vamos a estar trabajando para fortalecer la base de datos de varones porque no nos gustaría que vuelva a pasar que se ubiquen restos y que exista la posibilidad de que no se identifiquen”, explicó la antropóloga.
La investigación prevé incluir testimonios e interrogatorios a militares en actividad y fuera de ella. En este sentido, Pernas sostuvo que “en general no se consigue información valiosa desde ese testimonio”, aunque reconoció que muchas veces se corroboran datos que ya se tienen. También aclaró que han surgido ‘’algunas puntas de investigación’’, pero de forma excepcional.
Aparte de la cantidad de datos que falta recopilar, la situación se complejiza aún más frente a las nuevas denuncias que se han recibido. En este sentido, Wilder Tyler, director de la INDDHH, declaró en conferencia de prensa que no hay que “atarse a la cifra de 197″ detenidos-desaparecidos porque es un número que va a crecer. En la misma línea, Pernas afirmó que están “trabajando sobre eso y son muchos, muchos casos nuevos”, y especificó que estas denuncias tienen un tratamiento especial que requiere tiempo. El periodista aclaró que si bien a todos se les da la misma relevancia, “con algunos se puede avanzar más, porque las condiciones de la investigación te lo permiten, y con otros menos”.
En casa
El pasado 6 de junio de 2024, a un año de su hallazgo, Amelia “Pocha” Sanjurjo Casal fue despedida en la Universidad de la República, donde una multitud dijo ”presente”. Dirigentes políticos, sindicales, familiares de desaparecidos, estudiantes y la ciudadanía en general le dieron el último adiós a la Pocha. El homenaje representó un pequeño alivio en un inmenso dolor. “Amelia hoy vuelve a casa, a su familia y a su pueblo”, se escuchaba por los parlantes sobre una avenida 18 de Julio colmada. Es una carrera contra el tiempo, en la que tantos esperan encontrar una respuesta, descubrir la verdad y buscar justicia.
Belén Bentancor, Francois Buere y Nicolás Verga