En la actividad de recaudación de fondos. Foto: SdR / Natacha Cortabarría

Trajes y vestidos de lentejuelas llenan el salón del Club Congreso, en el marco de una recaudación de fondos para la competencia de baile de salón. Las sillas están dispuestas en semicírculo para que todos los presentes vean a las parejas que, con gracia y elegancia, bailan en la pista cinco ritmos diferentes.

El baile de salón, también llamado Ballroom por su nombre en inglés, es de origen europeo y cada vez más popular en Latinoamérica. La característica especial de esta danza, es que está considerada a nivel mundial como deporte y clasifica para los Juegos Olímpicos. Nuestro país fue reconocido por la Federación Internacional de Baile Deportivo (IDSF, por su sigla en inglés) al igual que los cerca de setenta países que lo practican. Sin embargo, no en todos es reconocido como deporte, como es el caso de Uruguay, ya que depende directamente de la Secretaría de Educación Física, Deporte y Recreación, ex Ministerio de Turismo y Deportes. Natalia Conde, ex presidenta de la Asociación Uruguaya de Baile Deportivo, explicó en diálogo con Sala de Redacción que para ser una federación deportiva le falta cumplir algunos requisitos, por ejemplo tener locales en los que se dé clase y que sean registrados como clubes deportivos; con dos clubes la federación ya podría comenzar a conformarse para que el baile de salón sea considerado un deporte en Uruguay. Explicó también que la respuesta del Ministerio en un inicio no fue del todo positiva, ya que es una disciplina con muy pocos adeptos: “vivimos en un país donde el fútbol es un gran negocio y tiene toda la importancia. Igual yo tengo esperanzas de que este año se puedan crear clubes y se pueda tener una respuesta positiva; por ahora no la hemos tenido”, dijo. De todas formas, pertenecer a la IDSF genera que las parejas uruguayas pueden clasificar y competir a nivel mundial.
Dejarse enamorar
El Baile de Salón es una disciplina que se divide en dos modalidades, compuestas por cinco ritmos respectivamente. La modalidad Estándar incluye los ritmos Vals inglés, Vals vienés, Quickstep, Slow fox y Tango Europeo, y la modalidad Latin, Rumba, Cha-cha-chá, Jive, Pasodoble y Samba. Esta modalidad tiene más fuerza en Latinoamérica, según indica Conde. Belén Silva, quien a sus 21 años ya es profesora de Jazz, lo define como la mezcla entre el baile técnico y estilizado, pero también muy latino y sentido. Me parece que es muy característico de los países de América Latina”.
Este baile deportivo, como todo deporte, exige disciplina. Se debe ensayar, tener una dieta saludable y entrenar la parte aeróbica y cardiovascular para tener un buen rendimiento en la pista. Es importante también tener un buen entrenamiento tanto a nivel físico como coreográfico, “hay que tener resistencia porque bailás muchos ritmos a la vez, muchos minutos en pista, entonces creo que es un desafío. Pero si un día lo conocés y te gusta, te gusta toda la vida”, dice Analia Chiffone, bailarina y competidora de baile de salón.
Todos aquellos que practican este baile, si lo desean, tienen la oportunidad de competir. En Uruguay se han realizado tres competencias y el 20 de junio tendrá lugar la cuarta, manteniendo el formato de las anteriores. Las parejas se dividen por categoría de edad y por categoría de nivel, principiantes, intermedios y avanzados, por lo tanto es muy inclusivo. “Todos pueden participar, desde parejas de 80 años hasta niños de 12 años, el requisito es tener ganas”, afirma Natalia Conde. Se compite en las dos modalidades, estándar y latino, y participa gente de la Escuela de Ballroom Dance y Sport Dance, que organiza las competencias, y la escuela de baile de salón Ímpetus. De distintas partes de Argentina vienen otras escuelas y ayudan,  así como un jurado que es internacional. Sin embargo en competencias pasadas también se contó con la presencia de parejas de Chile, Brasil y Perú.
Pablo Delgado, bailarín y competidor, y Chiffone, participan juntos en competencias desde hace cinco meses. Cuentan a Sala de Redacción que al momento de empezar a bailar hay una preparación constante para las competencias; existe un calendario que se publica a principio de año, a partir del que deciden en cuáles competencias pueden participar: “nos ponemos una meta por ejemplo dos o tres meses y ahí empezamos a practicar”, dice Chiffone. El tiempo de ensayo varía por ejemplo si la rutina es nueva, o si hay que pulir una que ya se tiene. Los entrenamientos son diarios, y se descansa un día a la semana. Cuando las competencias son acá, es más fácil para las parejas, porque cuando son en otro país los mismos bailarines deben cubrir los gastos del viaje, si bien en la competencia representan a Uruguay. “Lamentablemente es todo de nuestro bolsillo”, dice Delgado. Cuando varias parejas quieren ir a competir, organizan rifas o  eventos para recaudar dinero suficiente y así costear al menos la inscripción.
Para ayudar a los bailarines existe una Asociación Uruguaya de Baile Deportivo, la cual fue aprobada desde el Ministerio de Educación y Cultura en 2014. El fin de la Asociación es promover la disciplina, formar eventos, crear competencias, traer entrenadores de otros países para que capaciten a los bailarines uruguayos y que se genere un intercambio entre todos. Este objetivo es la base de todas las asociaciones de baile deportivo que hay en el mundo. Natalia Conde, como ex presidenta de esta asociación, informa que su función era básicamente tratar de juntar fondos, captar adeptos y que la gente se enamore de la disciplina; su rol era difundir y promover. Respecto al plano económico, Conde explica que la asociación está iniciándose y tiene muy pocos socios, por lo cual no cuenta con el respaldo necesario para dar un gran apoyo económico, si bien realizan eventos de recaudación. Cualquier persona que quiera que la disciplina crezca puede ser parte de la Asociación pagando una cuota mensual o anual, siendo bailarín o no.
El Baile de Salón es poco conocido en Uruguay. Silva opina que “es de las disciplinas más técnicas, junto con las disciplinas clásicas, y hoy en día creo que las personas van en busca de lugares donde divertirse más y desestresarse. Bailes como la salsa, el reggaetón. Los ritmos llegan más a las personas”. Pero todos concuerdan en que una vez que la persona lo prueba se enamora, “hay que vivir la competencia para entenderlo”, afirma Delgado, y ejemplifica que “si alguna vez vieron la película de Chayanne (Baila Conmigo) o la de Richard Gere (¿Bailamos?) y les gustó y dijeron: ´me gustaría estar ahí´, con este baile pueden vivirlo”.
Irene Núñez

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