Un abogado de migración clasifica pasaportes válidos y vencidos de República Dominicana. Archivo 31/1/2013. Nueva York. John Moore / Getty Images / AFP



“La ecuación es sencilla: lo que vinieron a buscar no lo encontraron. Los trabajos a los que podían acceder no les otorgaron el nivel de vida que esperaban y tampoco les permitían enviar el dinero necesario para ayudar a sus familias” dijo a SdR el ministro consejero de la Embajada de República Dominicana en Uruguay, Fausto de León, quien informó que “desde 2013 hasta 2017 entraron al Uruguay 9.292 dominicanos por puertos y fronteras legales pero, de esos, se fueron 6.821.
El principal motivo por el que dominicanos llegan a Uruguay es porque es el único país sudamericano que no deporta a quienes ingresan de forma ilegal, tal como lo dispone la Ley 18.076 de Derecho al refugio y a los refugiados. Además, De León destacó que se promocionó muy bien a Uruguay en la isla, sobre todo en el gobierno de José Mujica. “Se vendió a Uruguay como un país con un gran nivel económico” dijo el ministro y acotó: “Todo el mundo quería venir porque había trabajo, porque era un país amable y se facilitaba el papeleo”. Según De León, los dominicanos de clase media no se van de la isla y, si lo hacen, van a Estados Unidos, en donde hay más de un millón y medio de dominicanos.
El mayor contingente de inmigrantes vino de regiones fronterizas dominicanas -principalmente de la provincia Pedernales, limítrofe con Haití-, de zonas que tienen escaso desarrollo económico. Según De León “en la actualidad hay 10 millones de personas en República Dominicana, entonces si hay 800 en Uruguay, no vino nadie”. Por más que los dominicanos que están en Uruguay sean pocos con respecto a la población de su país, no pasan desapercibidos en estas latitudes: “El dominicano habla distinto, se viste distinto y tiene cultura diferente”, completó el ministro.
Desde 2014 los dominicanos precisan visa para ingresar a Uruguay; antes de esa fecha no existía tal requerimiento y tampoco existía un interés tan marcado por venir. Hasta ahora, la Dirección Nacional de Migración otorgó 868 visas de diversa índole, dijo De León. Las residencias permanentes otorgadas hasta enero 2018 eran solamente 240.
Según el ministro, son muy pocos son los dominicanos que están ilegales. “Los que no tienen una visa tienen una cédula para poder acceder a un trabajo” expresó. Existen aproximadamente 100 visas de reunificación familiar, que es el nuevo proceso que se está dando con los niños de madres solteras, que son la mayoría que han obtenido este tipo documento. “Esa visa no cae en la categoría de residencia permanente. Hay una facilidad: les permiten entrar como turistas y luego cambian el estatus cuando están acá; la mayoría se está quedando bajo esa condición” enfatizó.
Desde 2013 hasta 2017 Uruguay otorgó 1.146 residencias temporales y definitivas a personas provenientes de República Dominicana. De esos, solo quedaron 868. ¿Qué pasó? Según De León “buscaron otro destino, por la razón que sea, pero no se quedaron en Uruguay”. Además dijo que el contingente de dominicanos está tabulado entre los 1.500 y 2.000, “muchos dicen que son 4.000, otros dicen que son más, yo puedo creer que pueden llegar a 3.000, pero como trabajadores zafreros, vinieron y se desaparecieron”, expresó.
De León describe al flujo migratorio de dominicanos que llega a Uruguay como un grupo que carece de preparación académica: “Los ves en servicios de limpieza y de guardias de seguridad. Los dominicanos no pueden competir en el mercado laboral con profesionales, uruguayos ni de otros continentes” dijo, e hizo énfasis en que “existen excepciones, como el médico especialista en neurocirugía en Tacuarembó que vino como pasante, pero se quedó”.
Dijeron que en Uruguay había de todo y no era así” acotó Joel Castillo, también ministro consejero. Inicialmente los dominicanos fueron una población prácticamente accidentada, los que se quedaron “están trayendo a sus hijos, están haciendo asentamientos, entonces ya es una migración que se comporta de otra manera, que se integra a la sociedad” agregó Castillo y explicó que “los hijos de esos inmigrantes se están educando en escuelas públicas uruguayas porque esa población sabe a qué viene; por ende, es una población más estable”.
Mirada propia
Nos dijeron que era un país que estaba bien económicamente, que había trabajo y brindaba seguridad. Entonces nos vinimos porque nos daban la visa y los trámites eran rápidos y fáciles” contó Elizabeth, dominicana de 32 años que se desempeña en el sector de servicios de una empresa privada y que está en Uruguay desde hace un año y medio. “Dejé parte de mi familia y vine con mi hermana y mis dos hijos” dijo, y agregó que en un principio “me albergaron mis amigos que ya estaban instalados en Uruguay”.
Los dominicanos consultados por SdR llegaron al país en los últimos dos años y rondan entre los 25 y 32 años. Todos tienen secundaria como nivel educativo máximo alcanzado y tardaron entre uno y tres meses en encontrar su primer trabajo. Se desempeñan principalmente en el sector de servicios.
Los núcleos familiares son numerosos, de cuatro o más integrantes; todos se encuentran alquilando o compartiendo alquiler, con ingresos no menores a 25 mil pesos uruguayos.
Elizabeth dijo que Uruguay es muy caro”, pero que “se vive con más comodidades” que en su país. Agregó que sus hijos se sienten a gusto viviendo en Montevideo, y ella también lo está: “Les puedo dar una mejor educación y las amistades que tienen me parecen más sanas. Debido a que la educación es pública y gratuita, al igual que la universidad, Elizabeth cree “que pueden tener un buen futuro aquí”. Hoy alquila una casa en el barrio La Unión, cerca del centro de Montevideo, y además de sus hijos y su hermana, la acompañan dos perros que rescató de la calle.
Noelia Benítez
Guillermo Corbo

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