Senado argentino al comienzo del debate por la ley del aborto. 8/8/18. AFP PHOTO / EITAN ABRAMOVICH.

Cual final de copa del mundo donde las hinchadas esperan el gol definitorio, dos grupos separados por vallados esperaban la votación por el sí o por no de la legalización del aborto. Unos, portando pañuelos verdes, tenían como consigna terminar con los abortos clandestinos y permitir que sean seguros para todas las mujeres por igual; los otros, con pañuelos celestes y el eslogan “Por las dos vidas” proclamaban la defensa a diestra y siniestra de la vida de los no nacidos.
Adentro del Congreso, senadores de todas las provincias se debatieron a duelo el miércoles 8 en una jornada maratónica de 16 horas, exponiendo su concepción sobre la importancia de la vida y el proyecto de ley proveniente de la Cámara de Diputados. No faltaron risas, bostezos, acusaciones y eufemismos que intentaban descalificar a los del otro bando.
Lo que se discute
No solo se discutió la aprobación o desaprobación del proyecto de ley que permitiría el aborto gratuito en cualquier instituto médico del país hasta las 14 semanas de embarazo, sino la concepción de dónde comienza la vida y cuál es más importante. Los partidarios del proyecto concebían que cualquiera fuera el caso, es más importante defender la salud de la mujer que está en situación de abortar; sus objetivos eran terminar con la clandestinidad y garantizar un aborto “seguro, legal y gratuito”. El Ministerio de Salud argentino estima que por año se practican alrededor de 350.000 abortos en el país y, según cifras expuestas por los senadores, cada año se producen entre 47 mil y 52 mil hospitalizaciones a causa de ellos. Según estadísticas oficiales respaldadas por el ministro de Salud argentino, Adolfo Rubinstein, quien está a favor del proyecto de ley, en 2016 murieron 43 mujeres por practicarse abortos en condiciones de riesgo.
Por su parte, la oposición defendía la vida del niño por nacer y pedían el respeto por “las dos vidas”. Desde las defensas claramente respaldadas por la creencias éticas y religiosas, hasta aquellas basadas en números y razonamientos lógicos, todos los senadores de la oposición estaban de acuerdo en que la solución estaba en el refuerzo de las políticas públicas de educación sexual y la asistencia a las madres embarazadas.
Manifestaciones de todos los colores
Agosto comenzó con la mayor manifestación contra el aborto en la historia de Argentina. “Se invita a todos los ciudadanos, independientemente de sus credos, a pronunciarse a favor de las dos vidas”, rezaba el comunicado de las iglesias evangélicas que llegó a convocar a unas 650 mil personas. Más de mil buses de todo el país arribaron al microcentro argentino superpoblando la avenida 9 de Julio y el Obelisco con pañuelos celestes y carteles que decían “Toda vida vale”, “Jesús es el camino”, y “Si votás por el aborto, yo no te voto”, entre otros.
En el resto del país la situación no era tan diferente. La discusión sobre la legalización del aborto generaba disputas a lo largo y ancho del país. Las redes sociales se vieron cargadas de argumentos y discusiones entre celebridades, médicos y políticos. Las marchas a lo largo del país no se veían exentas de figuras populares ondeando los colores que los representaban.
El periódico The New York Times no quedó afuera, el día previo a la votación publicó en su contratapa un aviso de Amnistía Internacional a favor de la legalización del aborto. Ciudadanos de muchos países occidentales fueron convocados a que se manifestasen a favor o en contra de dicha ley frente a las embajadas de Argentina, con los colores representativos del grupo al que apoyaban. Uruguay no fue la excepción.
Los expositores
Cerca de 700 expositores habían concurrido a la Cámara de Diputados para defender alguna de las dos posiciones sobre el aborto, y más de 100 dieron su punto de vista en el Senado. Uno de los invitados fue el diputado uruguayo Gerardo Amarilla (Partido Nacional), convidado por opositores a la ley del aborto. En su intervención, Amarilla mencionó similitudes del proyecto argentino con la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que aprobó el Parlamento uruguayo en 2012. El argumento de Amarilla que generó más polémica en las redes sociales fue el que decía que “el aborto legal se ha llevado más vidas que el nazismo”, en referencia al aborto legal en todo el mundo. Según el diputado uruguayo “está comprobada la presión internacional y el financiamiento para que se aprueben este tipo de leyes que promueven una cultura de la muerte”.
Presiones, personalidades y reacciones
La ex presidenta argentina, Cristina Fernández fue una de las pocas senadoras que tuvo en vilo a toda Argentina. Reconocida por ser opositora del aborto durante toda su carrera y por su adherencia a la religión católica, en los últimos meses levantó la sospecha de su cambio de postura a raíz de las fotos tomadas con jóvenes con pañuelos verdes y de sus comentarios indirectos a favor del aborto. Pocos días antes del inicio de la sesión parlamentaria, se confirmó su posición pro aborto. A la hora de exponer en el Congreso, acalló toda duda y expectativa, y aclaró que no fue su hija la que la convenció a cambiar de posición, como se había dicho, sino las miles de jóvenes con pañuelos verdes que se manifestaban en las calles.
Del lado contrario, no fue sorpresa la oposición del también ex presidente Carlos Menem, quien reclamó el “respeto por la vida de nacidos y no nacidos” y recordó que durante su gobierno apoyó “la defensa de la vida” desde el momento de la concepción “continuando con las enseñanzas de Eva Perón”.
Otra de las grandes sorpresas de la jornada fue el rápido cambio de posición de la senadora kirchnerista Silvina García, que terminó votando en contra del proyecto.
El cambio de postura del senador y tres veces gobernador de Tucumán, José Alperovich, previo a la sesión sumado al cambio del apoyo a la oposición por parte de la senadora Silvina García quitó toda esperanza de la aprobación de este proyecto de ley para las miles de personas que con pañuelos y vestiduras verdes arengaban fuera del Congreso a favor del aborto. Culminada la votación, muchos de ellos se marcharon tristes y con rabia. Algunos lanzaron piedras, otros quemaron basura. Mientras que la Policía intentaba disuadirlos, siete fueron los detenidos a causa de los disturbios.
Del lado de los pañuelos celestes, todo fue gran alegría. Exclamaciones de felicidad sumadas a fuegos artificiales hicieron del minuto cúlmine de la votación, las 2:44 de la madrugada, una fiesta en pleno Buenos Aires.
Los de pañuelos verdes tendrán que esperar por lo menos hasta el año que viene para poder promulgar una ley por el aborto seguro.
Ernesto Morales

Reseña del proyecto
A diferencia de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo uruguaya, el proyecto de ley argentino no permitía la objeción de conciencia por parte de los médicos, contemplaba sanciones a aquellos profesionales e instituciones que se negaran a practicar el aborto; no incluía consejerías y el límite para practicarse el aborto era de 14 semanas de gestación (en Uruguay es de 12). Algunos senadores, propusieron introducir esos cambios, para asegurar una mayor adhesión, pero no reunieron los votos necesarios.
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