
Un hombre prepara una boleta en una cabina de un colegio electoral en la ciudad ucraniana oriental de Dobropillya el 25 de mayo de 2014. La elección presidencial fue vista como la más importante en la historia del país, ya que se enfrenta a insurrección pro rusa en el este. AFP PHOTO / DIMITAR DILKOFF
El 22 de febrero pasado el Parlamento derrocó al presidente Yanukóvich, alteró la Constitución y ordenó las elecciones anticipadas realizadas el pasado fin de semana. En los comicios Piotr Poroshenko ganó con el 54,33% de los votos, seguido por Yulia Timoshenko con el 12,94% la ex primer ministra liberada de prisión en una revuelta popular. Con el 8,40% quedó en tercer lugar Oleg Liashkó, un candidato radical que busca cortar relaciones con Rusia y condenar con pena de muerte a las fuerzas rebeldes que actúan contra el gobierno en el sudeste del país.

El cuerpo de una mujer yace cerca de la estación de tren de la ciudad ucraniana oriental de Donetsk el 26 de mayo de 2014, después de que fuera asesinada por una bala proveniente de los combates entre tropas ucranianas y militantes pro rusos. El enfrentamiento feroz estalló después de que Petro Poroshenko, quien se adjudicó la victoria en las elecciones presidenciales, se comprometió a seguir adelante con una ofensiva contra los separatistas pro rusos que libran una sangrienta insurgencia en todo el este. AFP PHOTO / Janos Chiala
El trato con los grupos opositores durante el mandato de Yanukóvich nunca llevaron a la movilización de tropas. Sin embargo, desde el golpe de estado las fuerzas armadas han comenzado a combatir contra los grupos rebeldes. Esta es una clásica muestra del accionar de occidente cuando busca movilizar sus piezas en el tablero geopolítico.
Por otra parte, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dijo que su país respetará las elecciones y reconocerá a Poroshenko como presidente, sin antes dejar de solicitar que se retiren las tropas ucranianas de las zonas de conflicto. El Rey del Chocolate, como se lo conoce a Poroshenko por tener un imperio en la materia, ha dicho que apoyará la continuación de la operación militar y destacó que: “Los milicianos no tienen interés en hablar con nadie. Al igual que los milicianos somalís, quieren mantener la ilegalidad. Es inadmisible. Los terroristas no representan a nadie, quieren atemorizar a todo el mundo, pues es su única forma de sobrevivir”.
Guillermo Rodríguez