Un hombre prepara una boleta en una cabina de un colegio electoral en la ciudad ucraniana oriental de Dobropillya el 25 de mayo de 2014. La elección presidencial fue vista como la más importante en la historia del país, ya que se enfrenta a insurrección pro rusa en el este. AFP PHOTO / DIMITAR DILKOFF

Ucrania es el centro del conflicto ideológico que vuelve a poner sobre la mesa los límites de la antigua cortina de hierro. Los enfrentamientos, que no han cesado desde el pasado mes de noviembre, cuando el gobierno ucraniano se negó a firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (y por ello fue derrocado por la extrema cerecha) , cada vez se cobran más vidas. Luego de la elección anticipada, convocada por el gobierno de facto para el 25 de mayo, son claras las caras que han puesto las diferentes regiones frente al conflicto.
El 22 de febrero pasado el Parlamento derrocó al presidente Yanukóvich, alteró la Constitución y ordenó las elecciones anticipadas realizadas el pasado fin de semana. En los comicios Piotr Poroshenko ganó con el 54,33% de los votos, seguido por Yulia Timoshenko con el 12,94% la ex primer ministra liberada de prisión en una revuelta popular. Con el  8,40% quedó en tercer lugar Oleg Liashkó, un candidato radical que busca cortar relaciones con Rusia y condenar con pena de muerte a las fuerzas rebeldes que actúan contra el gobierno en el sudeste del país.

El cuerpo de una mujer yace cerca de la estación de tren de la ciudad ucraniana oriental de Donetsk el 26 de mayo de 2014, después de que fuera asesinada por una bala proveniente de los combates entre tropas ucranianas y militantes pro rusos. El enfrentamiento feroz estalló después de que Petro Poroshenko, quien se adjudicó la victoria en las elecciones presidenciales, se comprometió a seguir adelante con una ofensiva contra los separatistas pro rusos que libran una sangrienta insurgencia en todo el este. AFP PHOTO / Janos Chiala

Mientras que la votación pone como ganador a Poroshenko en Kiev algo muy diferente ocurre en las ciudades de Donetsk y Lugansk al este del país. Aquí las votaciones se vieron truncadas con varios colegios electorales cerrados y varios tiroteos en diferentes partes de la región. El gobierno que ascendió mediante golpe de estado el pasado mes de febrero, envió militares a controlar la situación y la temperatura del conflicto ya ha dejado decenas de muertos. Estas ciudades, conjuntamente con la ciudad sureña de Odesa no reconocen la autoridad de Kiev ni del gobierno. A través de las papeletas, en el este, y de la abstención al voto, en el sur, han proclamado querer ser libres. Donetsk, Luganks y Odesa buscan seguir el camino de Crimea y conseguir la independencia. Las fuerzas de occidente, que actuaron por medio del gobierno de facto, y ahora a través del gobierno de Poroshenko, conducen al ejército al frente de batalla mientras dicen querer detener los conflictos.
El trato con los grupos opositores durante el mandato de Yanukóvich nunca llevaron a la movilización de tropas. Sin embargo, desde el golpe de estado las fuerzas armadas han comenzado a combatir contra los grupos rebeldes. Esta es una clásica muestra del accionar de occidente cuando busca movilizar sus piezas en el tablero geopolítico.
Por otra parte, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dijo que su país respetará las elecciones y reconocerá a Poroshenko como presidente, sin antes dejar de solicitar que se retiren las tropas ucranianas de las zonas de conflicto. El Rey del Chocolate, como se lo conoce a Poroshenko por tener un imperio en la materia, ha dicho que apoyará la continuación de la operación militar y destacó que: “Los milicianos no tienen interés en hablar con nadie. Al igual que los milicianos somalís, quieren mantener la ilegalidad. Es inadmisible. Los terroristas no representan a nadie, quieren atemorizar a todo el mundo, pues es su única forma de sobrevivir”.
Guillermo Rodríguez
 

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