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Según la quinta encuesta nacional de hogares sobre el consumo de drogas publicada por la Junta Nacional de Drogas en 2012, el consumo de pasta base (PBC) tiene una prevalencia anual de 0,4% en Uruguay. Este número aumenta de acuerdo a las distintas zonas geográficas: al norte y oeste de Montevideo alcanza  el 4%, según publicó el organismo en 2013.
Por su origen, la pasta base es un producto intermedio en el proceso de extracción del alcaloide cocaína a partir de las hojas de coca del arbusto Erythroxylum coca, hasta la obtención final del clorhidrato de cocaína. Dicho proceso implica la maceración de las hojas de coca en una solución con amoníaco u otra sustancia alcalina, solventes orgánicos como queroseno o gasoil, y ácido sulfúrico. Sus variaciones dependen de la pureza y por lo tanto de quién prepara la droga. Su potencia está determinada por la composición química inicial y muchas veces es adulterada y mezclada con cafeína, motivo por el que causa un estímulo aún más intenso que la cocaína.
Cecilia Scorza, Investigadora Jefa del Departamento de Neurofarmacología Experimental del área Neurociencias del Instituto Clemente Estable, habló con SDR sobre la investigación que viene realizando en nuestro país sobre los efectos de la pasta base, las consecuencias a largo plazo en los consumidores de esta droga y los objetivos actuales y a futuro de dicho estudio. Scorza remarcó que cuando se empezó a estudiar el fenómeno causado por el consumo de PBC en Uruguay se tuvo que empezar prácticamente de cero, ya que no existían trabajos publicados sobre la composición de la pasta base y sus efectos. Además, dijo que los resultados obtenidos por su equipo de investigación han despertado el interés de científicos de otros países de la región, quienes comenzaron a adentrarse en el tema y a colaborar con sus aportes.
“Analizamos el contenido químico de las muestras que llegarían al consumidor. A través de un mecanismo legal que hemos creado junto con el Instituto Técnico Forense (ITF) y la Junta Nacional de Drogas, logramos analizar muestras incautadas que llegan al ITF y nos envían una cantidad suficiente para ser estudiada”, explicó la investigadora.
Scorza indicó que en los efectos instantáneos del consumo de pasta base se observa una etapa inicial de euforia, que se caracteriza por alteraciones psicomotrices como hiperactividad motora, estereotipias, hiperexcitabilidad y aceleración de los procesos del pensamiento, junto con aumentos en la presión arterial, temperatura, frecuencia respiratoria y cardíaca. Este efecto estimulante desaparece casi a los dos o tres minutos y aparece una sensación de angustia, ansiedad, miedo, y apatía. Esta etapa se conoce como “disforia” y generalmente se acompaña de un deseo incontrolable de volver a consumir lo que desencadena recurrir nuevamente a la droga o la búsqueda de la misma.
“Al consumirse en forma crónica, los reportes médicos describen síntomas de una fuerte dependencia a la droga. También puede haber aparición de insomnio, anorexia, irritabilidad, alteraciones de memoria y concentración, pensamiento rígido, impulsividad y agresividad. En algunos casos también puede observarse psicosis paranoide y alucinaciones, así como conductas antisociales, dependiendo de la cantidad consumida,”, agregó.
La científica señaló que la dependencia hace que la persona destine todo su esfuerzo a conseguir dosis para consumir, independientemente de las consecuencias negativas que conoce perfectamente. Además, sostuvo que hay un problema en el auto-control de la persona y en la capacidad de decidir si consumir o no, porque no hay freno ni inhibición comportamental. Por lo tanto, es altamente probable que la persona vuelva a recaer frecuentemente y este ciclo vuelva a comenzar.
Consultada sobre cuán peligrosa es la paste base en comparación con otras drogas, Scorza señaló que “todo depende de lo que consideremos peligroso. Hay consumidores de drogas sociales o adictos que no generan peligro para la sociedad. Con esto no quiero decir que la pasta base sea la panacea. Es una droga muy adictiva. Una persona en abstinencia que sea adicta a la pasta base o a otra droga muy adictiva como heroína, cocaína, crack, metanfetamina o cualquier otra, puede padecer una sensación imposible de frenar y utilizar cualquier medio o estrategia para volver a consumir”.
La investigación que lleva a cabo en el Instituto Clemente Estable cuenta con modelos “in-vitro” -experimentos realizados en tubos de ensayo- y en animales, y sus resultados no pueden ser extrapolables cien por ciento al organismo humano. Sin embargo, en la mayoría de los hallazgos clínicos para definir causas en diferentes patologías y en su tratamiento, la evidencia ha surgido a través de estos modelos.
“Al ser el único grupo de investigación que empezó a encarar este tema en Uruguay y en la región, hemos aportado suficiente información clara y concisa que permitió avanzar en la definición de la pasta base, disminuir muchos mitos, conocer su composición y por lo tanto su mecanismo de acción. Esto no es poca cosa, si nos retrotraemos a principios de los años 2000, poco se sabía de la droga, de sus efectos y de cómo encarar a un paciente con esta adicción. Sin duda queda mucho por conocer, por saber, por aportar, pero se ha avanzando mucho si consideramos que partimos de cero”, destacó Scorza sobre el futuro cercano de su investigación sobre esta droga.
“Probablemente podamos llegar a proporcionarles más rápidamente alguna solución a los consumidores y sus familias. La investigación científica lleva mucho tiempo, es un proceso largo, y sus resultados muchas veces no se acompasan con la necesidad urgente que padecen las personas, de contar con soluciones. Pero no investigar en esto sería mucho peor”, concluyó.
Martín Blengio

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