Al centro: Jorge Capitanich, jefe del Gabinete argentino, flanqueado Gerardo Zamora, presidente del Senado, y Julián Domínguez, presidente de la Cámara baja, durante una conferencia de prensa después de una reunión con el ministro de Economía, Axel Kicillof, en Buenos Aires, el 18 de junio de 2014. AFP PHOTO / CELESTE SALGUERO / PRENSA SENADO / HO

“Es un problema nuestro. Cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo”. Así explicó José Mujica la decisión del gobierno uruguayo de solidarizarse con la Argentina frente al fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos, que desestimó los reclamos del país vecino en el litigio que mantiene con fondos especulativos. El impacto de la medida judicial motivó el pronunciamiento de organismos regionales como la CELAC y el Mercosur, que manifestó su “más absoluto rechazo” a los llamados fondos buitre, que obstaculizan “el logro de acuerdos definitivos entre deudores y acreedores y pone en riesgo la estabilidad financiera de los países”.

El fallo estadounidense consolida la posición de instituciones financieras que violan las reglas del mercado financiero y son cuestionadas tanto por los gobiernos sudamericanos como por los organismos multilaterales de crédito. Distintos analistas económicos coinciden en que se abre un escenario complejo para el tratamiento de la deuda externa en la región, que debilita la capacidad soberana de los estados.

Cómo ganar dinero y hacer amigos. La decisión de la máxima instancia de la Justicia estadounidense es un capítulo más del largo conflicto que Argentina mantiene con los fondos buitre. Luego de salir del default de 2001, el gobierno de ese país consiguió rebajar su deuda en un 70 %, al negociar con el 92% de sus acreedores.

Sin embargo, el restante 8% se negó a entrar en la reestructuración y exige  ahora el pago de los montos de deuda originales más intereses. Una demanda ante la justicia estadounidense en ese sentido triunfó el año pasado; Argentina apeló y perdió en dos oportunidades, la última el 10 de junio de este año ante la Corte Suprema de los Estados Unidos.

Ya es un guión conocido en el mercado financiero internacional. Cuando un estado deudor entra en default, esa circunstancia es aprovechada por fondos de inversión que compran a los acreedores títulos de esa deuda a precios muy por debajo de su valor inicial. Luego, los fondos buitre se valen de diversos mecanismos jurídicos para obligar al deudor a pagar la deuda en sus valores originales. El truco es mantenerse por fuera de cualquier quita o reestructuración que pueda pactarse entre el deudor y otros acreedores, de allí el nombre de “holdouts” que reciben en la jerga financiera esos fondos especulativos .

En 2007 un fondo buitre logró una ganancia del 700% sobre su inversión original, en un caso ampliamente denunciado a nivel internacional. El holdout, con sede en las Islas Vírgenes británicas, compró por apenas 3 millones de dólares una acreencia de 15 millones que Rumania poseía desde los 70’ con Zambia y que no esperaba poder cobrar.

Con su nueva adquisición, el fondo buitre acudió a un tribunal de Londres donde pidió que el deudor africano le pagara la suma íntegra del pasivo original más intereses acumulados. A los jueces ingleses no les resultó relevante que de acuerdo a la ONU Zambia sea uno de los países más pobres del mundo, ni que esperara invertir ese dinero en la formación de maestros para sus escuelas: tuvo que entregar 17 millones de dólares para librarse del buitre y no entrar en default.

Hasta el Fondo Monetario Internacional se mostró preocupado por el accionar de los holdouts. Pero, a pesar de los ataques que reciben, los buitres vuelan alto. El fondo que llevó a juicio a la Argentina y que le reclama el pago de más de mil millones de dólares, NML Capital, pertenece a un grupo empresarial que habitualmente invierte en la campaña del Partido Republicano estadounidense, según dio a conocer Página/12.

¿Y a nosotros qué? Las opciones (que tiene el gobierno argentino) –pagarles a los holdouts, alcanzar un acuerdo con ellos, transferir deuda reestructurada a legislación doméstica y completo default– parecen costosas, humillantes, difíciles o perjudiciales. Pero peor son las consecuencias a largo plazo para las (futuras) reestructuraciones de deuda”. La afirmación pertenece a Martin Wolf, principal comentarista económico del periódico estadounidense Financial Times.

Uruguay reestructuró su deuda en 2002 con el canje de títulos a corto plazo por otros con mayores intereses y plazos más largos. Como no entró en default, no correría el peligro de un conflicto con fondos buitres, al menos mientras no modifique su status de buen pagador. Sin embargo, la mayor legitimidad que adquieren los holdouts con el caso argentino, es una mala señal de cara a contextos económicos menos favorables para cumplir a rajatabla con el pago de las obligaciones de deuda.

El economista uruguayo Jorge Notaro dijo que el fallo estadounidense favorable a los holdouts implica “un avasallamiento de la soberanía de la Argentina” y en ese sentido, “genera un antecedente muy peligroso”.

Según dijo Notaro a Sala de Redacción, el accionar de los holdouts viola “las leyes de los mercados por los cuales el tomador de deuda asume un riesgo que se corresponde con las tasas de interés que recibe”. Notaro señaló que durante la gestión de Domingo Cavallo al frente del Ministerio de Economía del país vecino se pagaba el 30% en dólares de intereses “una tasa sin igual en el mundo y por lo tanto con un alto riesgo”.

Cuando Argentina no pudo cumplir más con el pago de la deuda, el que tenía esa acreencia “apostó y perdió”, algo que es parte de las reglas del mercado, indicó Notaro. Sin embargo “los que la compraron en la bolsa de los EEUU al 25% de su valor nominal esperaban hacer una ganancia del 300% obligando al gobierno argentino a pagar el nominal”, afirmó en referencia a los fondos buitre.

Una de las posibilidades que existen es que Argentina decida no negociar con los fondos buitre y por lo tanto entrar en cesación de pagos. Eso afectaría sus posibilidades de acceder a inversiones extranjeras y al crédito internacional. Para el economista uruguayo Jorge Notaro, si el gobierno argentino toma esa decisión “caerían sus reservas, aumentaría la cotización del dólar en el mercado negro, Argentina sería más ‘barata’ con relación a Uruguay y el resto del mundo”.

Eso estimularía el ingreso de turistas al país vecino, pero “desestimula, porque lo encarece, el turismo de argentinos en el exterior”, lo que afectaría directamente nuestra economía. De acuerdo al Ministerio de Turismo, del total del gasto de turistas extranjeros en Uruguay, sólo a los argentinos les corresponde cerca del 45%.

Sin embargo, Notaro no cree que eso vaya a ocurrir: “Argentina no va rumbo al default, la estrategia del ministro Kicillof aceptada por la presidenta es resolver los problemas con los acreedores externos, negociando, con el objetivo de volver a los mercados financieros internacionales, mejorar el nivel de reservas, reducir el riesgo país y los intereses que habría que pagar por la nueva deuda. Así se hizo con Repsol y con el Club de Paris, así se hará con los fondos buitres”, agregó.

Francisco Claramunt.

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