El rol de la analítica se ha consolidado en el básquet mundial desde hace algunos años. Actualmente, los mejores equipos del mundo cuentan con un departamento entero dedicado al análisis de estadística avanzada, estadística táctica, video y scouting de jugadores. En nuestro país recién está dando sus primeros pasos pero ya logra resultados.

En 2020, con el comienzo de la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus, la Liga Uruguaya de Básquetbol (LUB) suspendía su actividad en la última fecha de la liguilla. Sin saber cuándo volvería a picar la pelota, Nicolás Scarabino, actual asistente técnico en Peñarol, decidió utilizar el tiempo de inactividad oficial para adentrarse en el mundo del “análisis de datos y estadística avanzada aplicado al baloncesto” o “analítica”.

En diálogo con Sala de Redacción, Scarabino explicó que la analítica es “una herramienta que permite sacar una ventaja”. Para lograr eso se visualizan los datos en su contexto y se obtiene mediante el cruzamiento de los mismos, información útil que permite a jugadores y cuerpo técnico “tomar decisiones con un justificativo detrás”, agregó. El asistente técnico de Peñarol también explicó que “para poder sacar conclusiones” se necesita “una muestra significativa”, y con este fin es necesario recopilar una gran cantidad de datos en una base. Luego, mediante un software y de manera automática se obtienen las estadísticas avanzadas que resultan útiles para cada equipo.

Uno de los grandes problemas que enfrenta la analítica en nuestro país es la recopilación de los datos. Actualmente en cada partido de los torneos profesionales del básquet uruguayo (LUB, Liga Femenina y Metro) hay funcionarios de la Federación Uruguaya de Basketball (FUBB) que toman datos en vivo y los suben a la página de FIBA Live Stats. Los recolectores de datos anotan las llamadas “estadísticas clásicas” o “box score” donde se recopilan los puntos por cada jugador, las asistencias, rebotes, bloqueos, robos entre otras mediciones.

Sin embargo, según entiende Scarabino, los datos que brinda la FUBB “no llegan a ser ni básicos”, ya que “no permiten ver nada” porque se pierde de vista el contexto.

Nicolás también explicó que en el resto del mundo el analista accede a “una base de datos completa” que es brindada por la federación de cada país, algo muy diferente de lo que sucede en Uruguay, donde “no te recopilan la información en ningún lado”, más allá de los promedios de las estadísticas clásicas que aparecen en la página de la FUBB. Esta dificultad, según el joven entrenador, obliga a analistas a “hacer magia para obtener lo que en otros países se usa” y a buscar formación en aspectos de programación para armarse su propia base de datos.

Darse maña

Con esta realidad fue que en 2020 Scarabino y el actual asistente técnico de Urupan, Agustín Esteve, comenzaron a idear un programa que les permitiera sistematizar el acceso a las estadísticas avanzadas para poder aplicarlas en sus equipos. “La pandemia la aprovechamos mucho para informarnos” recuerda Agustín, quien ya conocía a Nicolás por un paso que tuvo en el equipo pandense. “Justo coincidió que los dos hicimos un curso en sportcoach; ahí empezamos a hablar y salieron varias ideas”. Entre dichas ideas nació el proyecto Basket Data UY, una plataforma de estadística avanzada que utiliza datos brindados por la FUBB y los combina para sacar patrones que sirven a los objetivos de cada uno.

Según detallaron a Sala de Redacción, el trabajo más arduo fue el de la construcción del programa pero una vez “automatizado” el funcionamiento pasó a ser más simple. Esteve contó que han logrado incorporar los datos de los últimos cuatro torneos de LUB y Metro, que incluyen a “todos los jugadores en las cinco posiciones básicas” reuniendo en total “más de 160 mil tiros”, lo que configura una muestra bastante significativa y por ende, muy útil.

Hilar fino

Una de las columnas del Box Score está etiquetada con el símbolo “+/-”. Este representa la diferencia de puntos que hubo en el marcador mientras un jugador estuvo en cancha. Un jugador puede tener un saldo negativo a pesar de que su equipo gane el partido (si, por ejemplo, entra con su equipo ganando por 10 y cuando sale su equipo gana por 8, su saldo será de -2). En este caso, cualquiera podría precipitarse a concluir que el jugador tuvo una influencia negativa para su equipo en el partido; sin embargo Esteve entiende que individualmente esta estadística no aporta demasiado. Como explica el asistente de Urupan, de esa falencia estadística se desprende la necesidad de llevar un registro de quiénes comparten la cancha. Al conocer eso se le puede brindar un contexto al dato de +/-, pero este registro no es de acceso público. “Es lo único que no se publica”, afirmó el pandense y contó que se enteró de la existencia de este registro previo al comienzo de los Playoff de la LUB.

Otro registro de gran utilidad es el de la estadística táctica, es decir, la evaluación de los sistemas y movimientos planificados que usan los equipos en el transcurso del juego. “En el Metro lo hacía a ojo” recordó Esteve, pero agregó que al llegar a primera división no pudo mantener el ritmo debido a la velocidad del juego. Fue entonces que tuvo que acudir a otra herramienta para poder evaluar el juego del equipo. Explicó que accedieron “a un programa de datos donde creas botones y te pasa toda la información a un excel”, y detalló que esto les permite visualizar la efectividad de situaciones concretas como pick and roll, cortinas indirectas y otros movimientos utilizados en los diferentes sistemas. Aún así, Esteve reflexionó que el análisis no siempre puede ser muy profundo, porque apenas un cuarto puede llevar “media hora o cuarenta minutos” de observación, y hasta “tres horas” para un partido entero.

Una gran ayuda

Con apenas dos años desde las primeras aplicaciones concretas y conscientes de esta práctica, las ventajas que otorga están a la vista. Scarabino la llevó por primera vez a Olivol Mundial en el Metro de 2020 donde el equipo logró el ascenso perdiendo el campeonato a manos del Urupan de Esteve. A su vez, el mismo Urupan sorprendió a gran parte del ambiente del básquet con su histórico debut en primera división, quedando en tercer lugar en fase regular, y un lugar por encima del equipo de Scarabino, Peñarol, que volvió a disputar una final después de 40 años.

Por otra parte, Diego Cal, entrenador de Bigúa (equipo que además de coronarse bicampeón de la Liga Uruguaya de Básquetbol fue la primera escuadra de nuestro país en acceder a la final de la Champions League Américas), comenzó a utilizar las estadísticas avanzadas desde su experiencia con Capitol en 2020 donde sorprendieron llegando hasta semifinales, dejando por el camino al entonces campeón Aguada. Según dijo Cal a Sala de Redacción, la analítica le permite “desarrollar estrategias e intentar llevar a los rivales a que tomen tiros menos eficientes” así como a “convencer a los jugadores con fundamentos y evidencia”. El entrenador del Pato subrayó que las estadísticas avanzadas son “números que te acercan más a la realidad”, que brindan “una ventaja” al utilizarlos y consideró que no tener esos datos es “una desventaja”.

Además, Cal recordó que a partir de esa liga corta donde dirigió a Capitol fue que su hermano desarrolló un software para recabar datos y debido a su gran resultado fue que decidieron quedarse con él y seguir retocándolo, organizando los datos que iban a buscar. Este software, según explicó, es de uso exclusivo para la familia Cal.

Si bien el entrenador campeón con Biguá consideró que “hay que ir dejando de lado el ojímetro por datos objetivos que están ahí y hay que utilizarlos”, aclaró que esta herramienta “no lo es todo” ni tampoco una búsqueda por predecir lo que va a suceder en un juego o de asegurar una victoria con bases matemáticas.

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