COMUNISMO, REJAS Y OTRAS FORMAS DE ORGANIZARSE

Óscar Andrade en la Comunidad Educativa de la Unidad Nº4

Mientras en el Parlamento se discuten distintas modificaciones al recientemente aprobado Código del Proceso Penal -que entre otras cosas implica volver sobre la severidad de algunas penas para las personas en conflicto con la ley-, pocos le hincan el diente a algunas situaciones puertas adentro, como por ejemplo a las condiciones de trabajo en las cárceles y los derechos laborales vulnerados de las personas privadas de libertad.

Una de las novedades en este asunto es el convenio que el SUNCA y el Ministerio del Interior firmaron en mayo de 2017 para la reconstrucción de los módulos 1 y 2 de la Unidad Nº 4 (ex Comcar), donde trabajan 60 internos. Así comienza en vínculo entre este sindicato y algunos de los trabajadores de la unidad.

-¿Con qué objetivos se originó el convenio?

-Primero tenemos que intentar salir de la esquina del miedo. Muchas veces el prejuicio es muy fuerte y nos impide vincularnos con una tarea que está todavía pendiente: transformar los centros de reclusión en centros de rehabilitación. La construcción de este convenio tenía que ver con un aporte nuestro en esa dirección, el convenio es un esfuerzo más. Somos una organización que está en construcción siempre y que intenta aportar un granito de arena. Somos un poco testarudos en encarar las causas sabiendo que son múltiples y complejas.

-¿Se puede repetir esta experiencia en otras cárceles del Interior?

-Sí, claro, aunque nosotros pensamos que deberían haber menos cárceles. El problema es que muchas veces se mira a la cárcel como solución, cuando en realidad es parte del problema, porque termina reproduciendo situaciones que son complicadas. Algunas iniciativas que tomamos tienen que ver con pensar que la inclusión social es fundamental para construir una sociedad menos violenta.

-¿Cuál es un tu concepción del trabajo en cárceles?

-Creo que ayuda a construir una identidad. Hay una parte del “saber hacer” que se construye haciendo. Tuvimos experiencia de trabajo con lo que fue el Patronato (Nacional de Encarcelados y Liberados), también en convenios con el INISA (Instituto Nacional de Inserción Social Adolescente) que modificaban la percepción del trabajo de los compañeros. Pasaban de identificarse como “yo, el chorro” a “yo, el albañil”, “yo, el carpintero”, “yo, el compañero de trabajo”. Está claro que ser trabajador tiene una doble condición. Por un lado se está explotado, pero también permite construir una determinada dignidad, una relación con los compañeros que ayuda a construir solidaridades, identidades.

-¿Las personas que trabajan con el SUNCA en la Unidad Nº4 pueden afiliarse al sindicato?

-Creo que tienen que estar organizados. Tenés que tener derecho al trabajo, a la educación y a poder participar colectivamente, porque si no la condición de trabajo está en una circunstancia de mucha vulnerabilidad. Supongamos que cualquier empresa privada que inicia procesos acá (en la cárcel) pueda abusar de esa situación imponiendo condiciones penosas. Los trabajadores tienen que estar organizados, no hay duda. No sé si debe ser el sindicato filial de esa rama de actividad el que tiene que hacerlo o si es mejor una forma de organización propia del lugar. Fundamentalmente por la rotación que hay de trabajadores en distintas áreas. Pero para hacer respetar los derechos humanos tenés que estar organizado. Si no, la exposición a los abusos es mucho más elevada.

-En caso de que los trabajadores privados de libertad conformen un sindicato, ¿cuál sería el amparo del SUNCA?

-No tengo la más remota idea, no tenemos experiencias anteriores en construcciones de organizaciones sindicales con personas privadas de libertad. Si te digo que es un camino alegre, sería una demagogia de cuarta, trato de ser responsable en esto. Estoy convencido además de que si vos forjás una organización que tensiona determinadas relaciones de poder para construir otras, en general esas experiencias generan traumas, generan frustraciones. Pero, sin duda, ante determinadas situaciones de abusos, lo mejor es estar organizado. Ahí hay que pensar juntos.

-¿Lo ves viable entonces?

-Creo que es algo a construir y la forma de hacerlo hay que pensarla bien. Tenés que pensar una criatura que no la partan en pedazos todo el tiempo. Armemos colectivos que no solo permitan que tengamos derecho a trabajar sino que también sea en condiciones dignas, de respeto, para que las contrapartidas de trabajo sean justas. Tengo privada la libertad pero como trabajador no tendría que tener privada otra cosa.

Capaz que tenés que pensar en una forma de organización que incluya a los trabajadores que estén en el Polo Industrial (de la Unidad Nº4) y a los que no estén en el Polo. Que te permita tener un nivel de adhesión (de trabajadores) grande cuando se tomen medidas de reclamo. Implica un acuerdo tácito sabiendo que hay todo un camino que lo vas a recorrer paso a paso, golpeándote mucho la cabeza contra la pared.

-¿Cómo se construye una representatividad que rompa el miedo? Ese es un tema que no viene resuelto de afuera, y no hay un modelo que diga cómo debe ser la organización: por módulo, por sector de actividad o a nivel nacional.

-No es que no tengas posibilidades. Afuera también tenemos derrotas, medidas sindicales que terminan con gente despedida. Adentro es eso, pero con una condición mucho más vulnerable porque hay más elementos de presión que generan condiciones en contra. Ahí es correlación de fuerza: cómo hago para que el planteo se entienda adentro y afuera.


























Óscar Andrade en la Comunidad Educativa de la Unidad Nº4


























-¿Qué haría el SUNCA si detecta casos de persecución a los trabajadores organizados por parte de las autoridades del centro?

-En eso nosotros tenemos una posibilidad relativa, porque hay empresas constructoras que trabajan en las cárceles y el SUNCA tiene tres convenios, pero puede no tener ninguno en el futuro. No somos una parte permanente del proceso carcelario, es una experiencia que puede terminar, y por eso no tenemos la posibilidad de pensar a largo plazo. Nosotros podemos dar una mano en el sentido de plantear que es positivo que estén organizados. Pero no podemos dar garantías de que no va a haber ninguna medida contra nadie porque el SUNCA haría la revolución social. Siempre que te vas a organizar hay miedos que tenés que vencer, que existen.

-Siendo que es derecho de todos los trabajadores recibir un sueldo, ¿el peculio -esa remuneración que percibe la persona privada de libertad con dinero del establecimiento y se corresponde a medio salario mínimo nacional-, puede considerarse un salario?

-Creo que es sensato que se tengan condiciones similares a quienes no están privados de libertad. Se está privado de libertad, no de las otras cosas. Y se tienen que romper un montón de moldes, de perjuicios y de restricciones que puede haber desde el punto de vista económico. Ofrecer mejores condiciones para el estudio y el trabajo va de la mano con las mejoras en los componentes de inseguridad y violencia. Si ganamos esa discusión y fortalecemos la organización de las personas privadas de libertad para hacer valer esos derechos, tenemos la posibilidad de cambiar lo que está mal.

-Funcionan varias empresas privadas dentro del ex Comcar, como el supermercado y el aserradero. ¿Cuál pensás que es la primera motivación para que estas empresas se interesen por operar en la cárcel?

-No voy a hacer un juicio ligero en el sentido de decir que las empresas se instalaron para favorecerse de las condiciones de vulnerabilidad. Puede haber empresarios que efectivamente estén interesados en generar una posibilidad de trabajo, no voy a poder opinar a fondo porque sería medio atrevido. Sí tengo una opinión de cómo tendría que ser. Si efectivamente el centro es de rehabilitación y no una ventaja para el empresario, la mano de obra no puede estar en condiciones de vulnerabilidad. Uno de los factores para que no suceda eso es que tengas algún nivel de asociatividad que te permita defender los derechos laborales. No conozco asociaciones en las que no participen los protagonistas que son los que están ahí. Este no es sólo un debate con las autoridades, con las empresas o con los sindicatos, también es un debate en la cabeza de las personas privadas de libertad, en el sentido de entender que la asociatividad es un valor y que implica también elementos de solidaridad elementales.

-Son los propios presos quienes construyen las cárceles, ¿qué piensa de eso?

-No es fácil de responder. Estoy a favor de la posibilidad de trabajo pero he escuchado a los compañeros que están presos decir que es un disparate que te pongan a construir tu propia cárcel porque es un elemento que quita dignidad.

Alan Bustos / Adrián Bentancourt/ Juan Celestino / Carlos Fernández / Atahualpa Gallarza

*La entrevista fue realizada en el marco del proyecto de extensión Talleres​ ​de​ ​radio​ ​y​ ​prensa​ ​en​ ​la​ ​Unidad​ ​N°​4​ ​del​ ​Instituto​ ​Nacional​ ​de​ ​Rehabilitación, que funciona en la Comunidad Educativa de ese centro desde noviembre de 2017 y del que participa Sala de Redacción. Este espacio de la Facultad de Información y Comunicación, que cuenta con el apoyo de Radiodifusión Nacional del Uruguay, fue aprobado y financiado por la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio en su llamado a Derechos Humanos 2017.

Sobre los dichos del intendente de Canelones, Yamandú Orsi

“Te domina la cabeza”

Andrade fue consultado sobre los dichos de Yamandú Orsi, actual intendente de Canelones, quien luego de algunos incidentes en su departamento dijo que habría que cambiar la Constitución para “obligar a los presos para que trabajen y que en caso de que no acepten trabajar decirle ‘es esto’ (por el trabajo) o ‘esto otro’ (por la cadena perpetua)”. A esto el dirigente contestó, “recetas indoloras no hay. El miedo ha creado una forma de dominación muy salvaje. Ahora, que no sea un factor que nos paralice y no nos permita avanzar, a veces no nos permite avanzar”. “Yo no puedo organizar a nadie diciéndole: ‘usted organícese que no va a tener ningún problema’. No existe eso. Yo creo que vale la pena siempre intentar estar organizados, pero no es un camino indoloro, en general ha sido muy complicado”.

Orsi también declaró que la sociedad se volvería un “ellos y nosotros”, sobre lo que Andrade aclaró: “A mí nunca se me ocurriría decir que la sociedad se divide entre ellos y nosotros. Eso es un error que no se debe cometer porque se entra en una lógica que después termina avalando prácticas que son las peores”. “Existe una capacidad para transferir la culpa al trabajador, que en vez de tener rebeldía, se deprime. La gente que está desocupada, en vez de tener un pensamiento antisistema, tiene un pensamiento antipersonas. Esa forma de pensar te domina la cabeza”, concluyó.

Manuela Bonhomme

 

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