El colectivo de Mujeres Audiovisuales Uruguay (MAU), conformado en 2019 por un grupo de trabajadoras y estudiantes del audiovisual en Uruguay, emitió el 5 de setiembre un comunicado en el que se expresaron disconformes con la eliminación de la categoría “operaprimista” del Fondo para el Fomento y Desarrollo de la Producción Audiovisual (FONA), que depende de la Intendencia de Montevideo (IM). Dicha categoría era destinada a directoras que realizaban su primera película. Fue implementada solamente durante 2022 y este año, según indica el comunicado, “estas sublíneas han sido eliminadas”, lo que generó indignación por parte de MAU al ser una política pública basada en género.
Esta situación derivó en una reunión, el 22 de setiembre, en la que participaron la Dirección del Departamento de Cultura de la Intendencia, la Secretaría de Género, Montevideo Audiovisual (MVD Audiovisual) y MAU. Consultada por Sala de Redacción (SdR), Soledad Quesada, directora de la Asesoría para la Igualdad de Género transmitió que fue una instancia positiva de intercambio y que van a seguir trabajando sobre el tema.
Gabriel Peveroni coordinador de MVD Audiovisual, amplió la información. Explicó a SdR que la comisión que administra el FONA incluye los votos de canales privados, la Agencia del Cine y el Audiovisual del Uruguay (ACAU) y la Asociación de Productores y Realizadores de Cine del Uruguay (ASOPROD). Por lo cual, no es una decisión “unilateral de la Intendencia de Montevideo ni de nadie en particular”, y agregó que la “preocupación” de MAU debe ser extendida a todas las partes y no solamente a la IM.
Aclaró que el retiro de la medida se dio por unanimidad por parte del FONA, dado que se comprobó el “cruce de dos cortes”, el de género y el de operaprimista, lo que provocaba que quedaran fuera de la elección: las mujeres con más de una película y los hombres operaprimistas. Agregó que todas las partes entienden que el retiro no fue la mejor herramienta, por lo que “habrá que buscar otra u otras alternativas”.
En referencia a las bases de 2023, manifestó que en lugar de poner una categoría especial, se obliga al jurado a que “al menos una de las obras premiadas (en ficción y en documental) sean para operaprimistas”. Destacó que esto puede entenderse como una “reparación” al error cometido en 2022 (sobre el cruce de cortes) y añadió, que la preocupación del colectivo MAU frente a esta situación es entendible y es tomado por la IM como un tema a “conversar y analizar para el futuro”.
Luego de la reunión, comentó Peveroni, se definió trabajar en conjunto para diseñar una serie de acciones que involucran otras preocupaciones del colectivo, entre las que “cuentan situaciones de abuso y de violencia laboral” en rodajes, por ejemplo. Adelantó, además, que se va a analizar el tema de los fondos de fomento desde una perspectiva de género, ya que han ocurrido “avances sustanciales” en los últimos años con la paridad de género, como es el caso de la formación de jurados en las votaciones, en donde antes predominaba una mayoría de varones y se buscó modificar esa estructura otorgándole lugar a las mujeres en la conformación.
La mirada del colectivo
Sol Infante, integrante de MAU, formada en el rubro de la fotografía y docente de audiovisual, comentó a SdR que las personas que las recibieron se mostraron “receptivas” a sus planteos, que se comprometieron a trabajar junto a ellas, y que esperan poder ver en un futuro próximo “materializados” los avances.
Explicó que desde MAU hace un tiempo trabajan en lo que denominan “medidas afirmativas”, y no solo al respecto del FONA, sino que viene desde antes. Destacó la importancia de “invertir” en políticas públicas que tengan esta perspectiva de género. Entre la gama de medidas que plantean, una es que haya por los premios de producción, “una línea para directoras mujeres”, dentro de otra batería de cosas que han pedido y que todavía no han sido gestionadas.
En relación a la medida tomada sobre las mujeres operaprimistas en el comienzo, explicó que “era una diferencia que nosotras no habíamos pedido, que había sido promovida por el FONA, y en su momento nos pareció como: bueno, vamos con esto”, indicó Infante.
En 2020 MAU elaboró un libro en el que se presenta la participación de las mujeres en el ámbito audiovisual desde 2008 a 2018 y mostró que de “diez películas, siete eran dirigidas por varones”, manifestó Infante. Además, añadió que hay una realidad que atraviesa al audiovisual y la sociedad en muchos aspectos de la cultura y cree que no es un pensamiento exclusivamente de ellas, por lo cual espera que alguien se encargue de “evaluar” los próximos diez años para ver si las cosas cambiaron y que se pueda “hacer un estudio nuevo, con estas medidas afirmativas”, dado que la formación audiovisual ha cambiado en nuestro país, y que hay “más educación pública y muchas otras variables para estudiar”, destacó.
Lucía Fernández también es integrante de MAU y cumple diferentes roles en el rubro audiovisual: directora, fotógrafa, editora y productora. Destacó a SdR la importancia de asumir que existen roles de cuidado en la sociedad, y se debe considerar que hay mujeres que tienen que cuidar niños, por lo que si eso no se contempla “entonces hay algo que no está cambiando”. En esta línea agregó que en general los “roles de cuidado todavía los tenemos las mujeres”, pero que va en una mejora de a poco. Mencionó que aunque hay universidades que tienen lugares con “espacios recreativos” y profesionales para el cuidado mientras que estudian o dan clase: ”eso en el cine olvídate, estamos a años luz de que pase algo así”, comparó.
Infante, comentó que no cree que haya roles masculinos y femeninos en el audiovisual y que la sociedad está en un proceso de cambio, lo cual se va a ir “espejando” en el audiovisual. Siente que a su alrededor tiene más mujeres que trabajan en este ámbito pero se pregunta qué sucederá con ellas cuando sean madres, porque es un rubro que si trabajás en rodaje “son 12 horas todos los días”. Añadió que tienen que pasar muchas cosas para que ese cambio que hoy puede ser perceptible en muchas mujeres perdure en el tiempo.
Reparó en las desigualdades de crecimiento profesional según el género, explicando que una mujer “que entra como asistente de cámara a un canal no puede quedar 25 años como asistente de cámara, mientras que al lado suyo todos los demás varones que eran asistentes de cámara pasen a ser cámara”, concluyó Infante.
En esta línea Fernández, indicó que es “fundamental” que existan políticas para que las guionistas puedan tener su lugar, que las películas “pensadas” por mujeres lleguen a realizarse, dado que esto va a generar un cine diverso.
Un camino que comienza
Julieta Smañko, estudiante de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) está en el cuarto año de la carrera en la orientación audiovisual, su trabajo final de grado está relacionado al boxeo y su equipo se encuentra conformado por cuatro mujeres.
Contó a SdR que su elección de formar parte del mundo audiovisual se dio por el taller del Laboratorio Audiovisual de Contenidos, una unidad curricular que tuvo en la facultad en la que realizaron La Madeja, un programa periodístico que se espera transmitir en TV Ciudad. En esa oportunidad se “enamoró completamente” del funcionamiento que se produce detrás de escena, en particular todo lo que tiene que ver con cámaras y equipos: “Lo que podés crear, que te pueda surgir en la cabeza y cómo termina el producto final”.
También destacó el trabajo colectivo detrás de lo que se ve en pantalla, lo ve como un “trabajo en cadena”, y eso le atrae porque pregona el trabajo en equipo. Actualmente cumple el rol de sonidista, donde se desempeñó en diferentes materias y en su trabajo final de grado. Además por medio de una beca que obtuvo, realizó un curso con el sonidista argentino Guido Berenblum. “El sonido también te da una libertad especial para trabajar porque, como no lo ves, da libertad para la imaginación”, resaltó.
Se refirió a lo complicado que resulta ingresar en el mercado laboral al ser estudiante y dijo que lo más valorado no es el título sino la experiencia. Su primera experiencia llegó luego de hacer el curso de sonidista, cuando la sumaron a un grupo de Whatsapp con sonidistas mujeres, en el cual Rocío, una chica que hace más de siete años que trabaja en el rubro, se comunicó con ella para comentarle acerca de una película que se iba a comenzar a grabar bajo la dirección de Lucía Garibaldi. La chica le dijo que ya tenían todos los puestos cubiertos, pero la invitaron a participar de las jornadas de rodaje para que observara cómo funcionaba. Luego de concurrir varios días, por medio de una charla con la producción de la película, Rocío le comunicó que le podían pagar dos jornadas como runner de sonido. “Básicamente cumplía el rol de asistente de sonido”, indicó la estudiante. “Me gustó un montón que saliera de ella el hecho de apoyarme”, destacó, porque la próxima vez que reciba un llamado va a poder contar con una experiencia para “poner en el currículum y sentirme más segura”.
Además, expresó que muchas veces nadie se preocupa por darte esa experiencia y que sintió que al ser ambas mujeres, se creó un cierto “vínculo”, en el hecho de que haya sonidistas y mujeres en el audiovisual. “Es lindo que se preocupen por gente nueva que está entrando”, concluyó Smañko.